Resumen del año: el estado de la libertad religiosa en el mundo

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A FIN DE AÑO, el presidente ejecutivo de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), Dr. Thomas Heine-Geldern, llamó la atención sobre el aumento de la persecución religiosa en todo el mundo. También lamentó la creciente intolerancia hacia las creencias cristianas en el mundo occidental. Al mismo tiempo, el presidente de ACN señaló que se está prestando cada vez más atención a las víctimas de la persecución religiosa. El hizo pública la siguiente declaración:

En 2021, el trabajo de ACN estuvo marcado por la gratitud y la preocupación: estamos profundamente agradecidos por el hecho de que nuestro trabajo fue de nuevo visiblemente bendecido este año por Dios Nuestro Padre, y pudimos seguir cumpliendo nuestra misión.

También estamos agradecidos a nuestros numerosos benefactores, amigos y aliados en todo el mundo: sin ellos, no sería posible que aliviáramos las dificultades de los cristianos asediados por la necesidad y que llamáramos la atención sobre las víctimas de la persecución religiosa.

Nuestro especial agradecimiento a Nuestro Santo Padre el Papa Francisco. Su visita a Irak la pasada primavera dio consuelo y esperanza a la minoría cristiana local. Durante años, los cristianos de Irak han recorrido una ardua Vía Dolorosa y aún no han llegado a su final. Lo más importante es que el Santo Padre llamó la atención de la comunidad internacional sobre la situación de los cristianos en Irak y en todo Oriente Próximo.

Aunque los cristianos son parte constitutiva de sus países de origen, con demasiada frecuencia son tratados como ciudadanos de segunda clase. En Irak, Siria y Líbano también sufren las secuelas de la guerra y una situación económica desesperada. El éxodo de los cristianos continúa sin control. ACN colabora con benefactores y socios de proyectos para ofrecer a los cristianos de Oriente Medio perspectivas de futuro en sus países de origen, para que puedan llevar una vida digna y, sobre todo, para aliviar su situación.

Dr. Heine-Geldern

A principios de diciembre, el mundo se encontró con un rayo de esperanza en la coexistencia entre cristianos y musulmanes en el mundo árabe, en forma de la consagración de la Catedral Nuestra Señora de Arabia en Bahrein, cuya construcción fue copatrocinada por ACN.

Especialmente gratificante para el cumplimiento de nuestra misión es la abrumadora respuesta a nuestro informe Libertad Religiosa en el Mundo 2021, que publicamos en abril en colaboración con periodistas y expertos internacionales. El informe no solo cubre la persecución religiosa en muchos países del mundo, sino que también es un signo y una prueba de que todos nosotros —Iglesias y comunidades religiosas, ONG’s, políticos y figuras públicas— debemos defender juntos el derecho humano a la libertad religiosa, que está profundamente arraigado en la dignidad humana. La libertad de confesión religiosa es un indicador de nuestra humanidad.

La iniciativa “Red Wednesday/Red Week” se ha convertido en un símbolo mundial muy visible de la situación de los cristianos. La campaña fue lanzada por ACN en 2015, y hoy un número creciente de iglesias e instituciones de todo el mundo —actualmente decenas de miles— participan en la iniciativa que se celebra a finales de noviembre. Las iglesias y otros lugares emblemáticos se iluminan de rojo sangre y se celebran sesiones de oración y servicios divinos por los cristianos perseguidos. En nombre de nuestros asediados hermanos y hermanas, quiero agradecer a todos los participantes su solidaridad y sus oraciones.

Nos entristecen las noticias de persecución y violencia religiosa que nos llegan casi semanalmente. Sacerdotes, religiosos y laicos son asesinados, secuestrados o maltratados en el ejercicio de su servicio. En particular, la situación actual en la India y Nigeria nos llena de profunda preocupación y estamos a la espera por si se necesita nuestra ayuda.

La situación sigue siendo bastante dramática en los países de la región africana del Sahel y en Mozambique, donde el terrorismo se está extendiendo. Aunque la violencia afecta a todos, los cristianos son los más afectados. Es muy lamentable que en muchas zonas el terrorismo y la violencia impidan a la Iglesia llevar a cabo su labor pastoral y social. No solo las iglesias y las comunidades monásticas, sino también los hospitales, las escuelas y muchas otras instalaciones gestionadas por la Iglesia y de vital importancia para la población se han visto obligadas a cerrar. La Iglesia local se enfrenta ahora a otra tarea hercúlea: prestar atención y asistencia a los cientos de miles de refugiados y desplazados.

En los países occidentales, ACN también ha tomado nota del aumento del número de actos de violencia contra las organizaciones religiosas, así como del aumento de lo que el Papa Francisco llama “persecución educada”. Se trata de la erradicación gradual de las creencias religiosas de la vida pública bajo el manto de una supuesta “tolerancia”.

El ejemplo más reciente fue la publicación de un documento interno de la Comisión Europea sobre el lenguaje integrador, que recomendaba evitar el uso de la terminología y los nombres cristianos, por ejemplo sustituyendo la palabra “Navidad” por “fiestas”. El documento fue posteriormente retirado, decisión que apoyamos porque, aunque la inclusión es indiscutiblemente una preocupación justificada, en este caso habría supuesto la exclusión del mayor grupo religioso de la Unión Europea. Después de todo, casi dos tercios de los ciudadanos de la UE son cristianos.

A punto de terminar el año, queremos recordar especialmente a las víctimas de la pandemia del COVID-19: muchas hermanas, obispos, sacerdotes y catequistas han muerto a causa de la enfermedad mientras prestaban su servicio. Sacrificaron sus vidas para estar cerca de las personas que les habían sido confiadas, a pesar de los peligros para su propia salud. Es un testimonio notable de su devoción.

El año 2021 ha estado marcado por la gratitud y la preocupación. Ahora nos preparamos para afrontar los nuevos retos de 2022 armados con nuestra fe en Dios y la confianza, la cual entendemos como una virtud que no renuncia a estos temores y preocupaciones, sino que busca constantemente nuevos ámbitos para servir a nuestra misión.