Una enfermera cristiana paquistaní huye a Occidente

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UNA ENFERMERA CRISTIANA PAQUISTANÍ, QUE ESCAPÓ POR POCO DE UN LINCHAMIENTO TRAS SER ACUSADA DE BLASFEMIA, habla públicamente de la nueva vida de su familia en Norteamérica.

Un vídeo de Tabitha Nazir Gill, de 32 años, se hizo viral en 2021. En las imágenes, es golpeada por sus compañeros tras ser acusada de insultar al profeta del Islam, lo que viola el artículo 295C del Código Penal de Pakistán y se castiga con la pena de muerte.

La enfermera del hospital se vio obligada a esconderse fuera del país mientras continuaban las investigaciones policiales.

Ahora, más de dos años después, en una entrevista exclusiva con la oficina nacional de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) en el Reino Unido, Gill y su marido, Sohail Almas, han contado cómo huyeron de Pakistán.

Vista de una calle en un barrio cristiano de Pakistán

Dijeron que recibir un visado de inmigrante a un país occidental, que no puede revelarse por razones de seguridad, fue un “milagro”.

Ella y Almas viven bajo estrictas medidas de seguridad con sus dos hijos, cuyos nombres tampoco se han revelado.

Gill dijo: “Estoy agradecida a Jesucristo, mi Señor y mi Dios, por darme la libertad. Jesús es poderoso para salvarme”.

Sobre el asalto en sí, recordó: “La turba quería matarme, pero yo seguía rezando a Jesús. Abrí los ojos y sentí que veía ángeles, y desde ese momento supe que me salvaría”.

Trabajaba como jefa de enfermeras en el Hospital Materno Infantil Sobhraj de Karachi cuando sancionó a una compañera que aceptó un soborno de un paciente y, al hacerlo, infringió una de las normas del instituto. Gill declaró que su colega respondió acusándola de blasfemia.

Entonces, el personal del hospital la rodeó y la golpeó repetidamente, atándola con cuerdas y obligándola a disculparse.

Gill fue encerrada en una habitación hasta que llegó la policía para detenerla. Pero como no había pruebas creíbles contra ella, al final la soltaron, y cientos de extremistas se congregaron ante la comisaría, insistiendo en que presentaran un informe oficial.

Gill y su familia se escondieron, pero como el caso seguía pendiente, los sacaron del país a un lugar no revelado de Oriente Medio, donde recibieron tarjetas de residencia.

Pero ahora, una vez instalada en Occidente, Gill declaró a ACN que quiere dedicar su vida a defender a los cristianos perseguidos en Pakistán.

En un mensaje a sus compañeras enfermeras cristianas de Pakistán, Mariam Lal y Newosh Arooj, que también están escondidas tras ser acusadas de blasfemia, Gill dijo: “Quiero que sepan que rezamos por ellas y que estamos con ellas”.

“Trabajaré por los cristianos perseguidos hasta mi último aliento”.

Gill también expresó su gratitud a quienes consiguieron que saliera de Pakistán, entre ellos el líder cristiano reverendo Iftikhar Indryas, defensor de los fieles perseguidos. Almas añadió: “Estamos muy agradecidos por estar donde estamos ahora. Sabemos que nunca podremos volver a Pakistán”.

— John Pontifex