En Venezuela, la última petición de paz y justicia de un obispo

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“CON GRAN TRISTEZA hemos recibido la noticia del fallecimiento de Monseñor Cástor Oswaldo Azuaje Pérez, O.C.D., Obispo de Trujillo, Venezuela, el viernes 8 de enero de 2021, anunció esta semana Regina Lynch, responsable de proyectos de Ayuda a la Iglesia que Sufre. “Hemos trabajado junto a Monseñor Oswaldo desde que se convirtió en obispo auxiliar en Maracaibo, y nuestra relación con él se hizo aún más estrecha en los últimos años durante su etapa como obispo de Trujillo. Es una noticia muy triste, especialmente en estos momentos en que Venezuela tiene tanta necesidad de sus pastores”, concluyó la Sra. Lynch.

Monseñor Oswaldo Azuaje Pérez es el primer prelado venezolano de alto rango que ha fallecido como consecuencia de la pandemia, aunque son seis los obispos que se han contagiado del virus, según ha podido comprobar ACN de fuentes locales. Además de Monseñor Oswaldo, confirman estas fuentes, más de ocho sacerdotes y varias religiosas del país han fallecido igualmente a causa del virus. Según las estadísticas oficiales del gobierno, el número de fallecidos por coronavirus en Venezuela desde el inicio de la pandemia asciende a un total de 1061, hasta el 10 de enero de 2021. Sin embargo, estas cifras han sido cuestionadas por la oposición.

Monseñor Oswaldo Azuaje
Monseñor Oswaldo Azuaje

En esta homilía, que el religioso carmelita de 69 años y, desde hace ocho, obispo de la diócesis de Trujillo, pronunció poco antes de caer enfermo y ser hospitalizado el 4 de enero, habló de la “cercanía del cielo y la tierra”. Sus palabras suenan a legado espiritual: “Este año el abrazo de Dios es más fuerte que nunca para todos los hijos de esta tierra, huérfana de abrazos”. Su llanto fue el anuncio de la paz y el paso del sufrimiento a la gloria… Dios con nosotros y nosotros con Dios”.En uno de sus últimos discursos, Mons. Oswaldo expresó el dolor y el sufrimiento que sentía, junto con todos los obispos y sacerdotes de Venezuela, por la trágica situación que atraviesa el país. Resumió todos los anhelos y deseos que sentía por su pueblo: “Que ningún niño tenga que llorar por hambre, que ningún enfermo sufra por falta de medicinas, que ninguna persona muera por falta de atención médica, que ningún pecador se pierda por falta de perdón, que ningún inocente sufra prisión, que ninguna familia sea separada o desgarrada; porque Dios nació y sigue naciendo para ofrecernos la oportunidad de ser mejores personas. Que haya paz y justicia para Venezuela”.

Por otro lado, la Conferencia Episcopal Venezolana publicó el 11 de enero, con motivo de su 115ª Asamblea Plenaria Ordinaria, una exhortación pastoral conjunta titulada “Ante la gravísima situación del país”, en la que los obispos se refieren también a los “momentos de turbulencia, angustia y desasosiego por la actual emergencia sanitaria” que atraviesa Venezuela. Como consecuencia de la pandemia del COVID-19, “estamos experimentando el ‘poder’ de tantos que se creían invencibles, al hacerse evidente su incapacidad para actuar de manera coordinada”.

En el mismo documento, los obispos llaman la atención sobre “el deterioro de la calidad de vida, de la educación, de la salud y de los servicios básicos” y los daños causados por “una inflación y una devaluación imparables que han empobrecido a toda la población”.

Ante la profunda crisis social, política y económica que ha envuelto al país, y en la que la pandemia es sólo una de las muchas calamidades que le han sobrevenido, los obispos venezolanos han convocado una jornada nacional de oración el 2 de febrero, para que la nación pueda “resolver nuestros conflictos de manera pacífica.”

“ACN se une a estas oraciones por la paz y la justicia en Venezuela”, dijo la Sra. Lynch. “Desde hace muchos años, seguimos de cerca la difícil misión pastoral de la Iglesia allí. Los testimonios que hemos recibido de sus sacerdotes durante la pandemia del COVID-19 han incluido expresiones de gratitud por las intenciones de las misas que les hemos enviado, pero al mismo tiempo han sido realmente impresionantes”, continuó. “Estamos seguros de que Mons. Azuaje será un gran intercesor para nosotros en el cielo, mientras nosotros y la Iglesia en Venezuela nos esforzamos por continuar nuestra misión”, concluyó.

—Maria Lozano