ACN convoca una jornada de oración por Myanmar el 1ro. de febrero, aniversario del golpe de Estado
El próximo 1ro. de febrero, Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) convoca a una jornada de oración para unirse al llamamiento de la Conferencia Episcopal de Myanmar emitido el 14 de enero, como signo de solidaridad y fraternidad con la Iglesia local.
Entre las regiones que más sufren este conflicto están los estados de Chin, Kayah y Karen, donde el ejército se ha enfrentado a las milicias, en zonas marcadas por una historia de conflictos de carácter étnico. Desde mediados de diciembre, cuando el final de la temporada de lluvias facilitó los desplazamientos, los ataques se han intensificado de nuevo, especialmente en el sureste. Estos estados incluyen importantes poblaciones cristianas.
Aunque la comunicación sigue siendo muy difícil, ACN ha sabido que al menos 14 parroquias del estado de Kayah han sido abandonadas. Muchos sacerdotes y miembros de órdenes religiosas han acompañado a su gente, refugiándose en la selva o en pueblos remotos. Otros permanecen en pueblos casi desiertos. En las últimas semanas, uno de los principales objetivos de los ataques del ejército ha sido Loikaw, la capital del estado de Kayah. Entre los miles de refugiados de los alrededores, hay también 300 desplazados internos que se han refugiado en el recinto de la catedral de la ciudad. La mayoría son ancianos, mujeres, discapacitados y niños que no tenían a dónde ir o carecían de medios para escapar.
La masacre de Navidad de al menos 35 civiles inocentes, asesinados, quemados y mutilados en el pueblo de Mo So, en el estado de Kayah, fue una atrocidad desgarradora. Los ataques aéreos en el estado de Karen han obligado a miles de personas a huir a través de la frontera con Tailandia. Myanmar es un país en guerra.
Con este día de oración, ACN quiere recordar a los muertos e interceder por la población civil inocente, especialmente por los desplazados internos, incluidos los niños, las mujeres, los ancianos y los enfermos de las zonas afectadas, independientemente de las etnias y las creencias. Recemos por todos estos miles de desplazados, muchos de los cuales corren el riesgo de morir de hambre.
A medida que se intensifican los combates, la Iglesia se enfrenta a una tarea con la que está tristemente familiarizada, debido a los conflictos que han asolado Myanmar en el pasado: atender a un número cada vez mayor de desplazados internos en los terrenos de la Iglesia, en la selva o en los campamentos. Como siempre, todas las víctimas reciben apoyo, independientemente de su fe. Los voluntarios distribuyen alimentos y otras ayudas de emergencia a los necesitados.
En situaciones como ésta, la gente tiene hambre y sed de algo más que comida y agua: también necesitan apoyo espiritual. A pesar de las dificultades, nuestros hermanos y hermanas de Myanmar no han dejado de practicar su fe, al contrario, sabemos que la misa y la comunión, a veces distribuidas puerta a puerta, siguen siendo un “gran consuelo” para los fieles. Uno solo puede imaginar el alivio que sienten las familias cuando, en lugar de militares armados, abren sus puertas para encontrar a un sacerdote que, como un Buen Pastor, arriesga su propia vida para visitar a sus fieles.
El 1ro. de febrero, ACN hace un llamamiento a la oración por todos los sacerdotes, religiosos y catequistas que acompañan a los fieles en su huida de los peligros que amenazan su vida para proporcionarles acompañamiento pastoral y apoyo sacramental. Pedimos a Dios que apoye a todos ellos para que continúen con su misión de amor y sacrificio por las personas, independientemente de su fe, raza y lugar.
Según el ACNUR, al 17 de enero de 2022, el número oficial de desplazados dentro de Myanmar era de 405.700 debido al conflicto armado y a los disturbios desde el 1ro. de febrero de 2021. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas estima que el número de birmanos en riesgo de pobreza aumentará a 25 millones durante 2022, de los cuales se espera que 14,4 millones necesiten ayuda humanitaria.
Un año después del golpe militar en Myanmar, pidamos a Dios que mueva los corazones de quienes pueden facilitar el acceso a las personas que sufren y a los desplazados internos, para que les proporcionen asistencia humanitaria básica. Recemos también por el respeto a la vida y por la inviolabilidad de los santuarios de culto, los hospitales y las escuelas.
Los obispos de Myanmar —ya sea individualmente, colectivamente o en unión con representantes de otras confesiones— han pedido repetidamente el fin de la violencia y la vuelta al diálogo. Han hecho un llamamiento especial a la oración. Desde el principio, el pueblo y la Iglesia de Myanmar han estado acompañados por la compasión y la oración de la Iglesia Universal. Durante su bendición Urbi et Orbi el día de Navidad, el Santo Padre volvió a pedir oraciones por Myanmar.
ACN se hace eco de esta petición y pide a sus donantes que unan sus voces a la oración por esta intención en el día del primer aniversario. La paz es lo que más necesita este país, que ha soportado tanto sufrimiento durante su historia. ACN agradece a todas las personas de buena voluntad, donantes y amigos por unirse a nuestro llamamiento.
—Maria Lozano