Los cristianos iraquíes afrontan el nuevo año con esperanza y temor

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LA VIDA DE LOS CRISTIANOS EN LAS LLANURAS DE NÍNIVE EN IRAK sigue siendo precaria, a pesar de los grandes avances logrados tras la expulsión del ISIS de la región y la restauración y reconstrucción de los hogares cristianos, así como de las iglesias y los bienes de la Iglesia. Cuatro cristianos de Qaraqosh, que está recuperando su condición de ciudad cristiana más importante del país, comparten con Ayuda a la Iglesia que Sufre sus esperanzas y sueños para el nuevo año.

Primero llegó la derrota militar de ISIS, y los cristianos comenzaron a regresar a sus hogares. Luego llegó el Papa Francisco para bendecir al país que tanto ha sufrido en la última década, desafiando las amenazas del terrorismo y del Covid.

Durante su visita, Francisco se detuvo en Qaraqosh, la que fuera la ciudad cristiana más importante de Irak, que ahora está tratando de recuperar ese estatus, ya que muchos de sus residentes regresan para comenzar sus vidas de nuevo en su patria ancestral.

Al comenzar el nuevo año, los cristianos de Qaraqosh compartieron sus esperanzas y sueños, pero también sus temores y preocupaciones, con Ayuda a la Iglesia que Sufre, que ha apoyado muchos proyectos de reconstrucción de hogares e iglesias en la ciudad.

El Papa Francisco en la iglesia de Al-Tahira, Qaraqosh, marzo de 2021.

El poeta y periodista Namroud Kasha recuerda que, a pesar de todas las dificultades, las cosas han cambiado para bien: “El ambiente de Navidad y Año Nuevo ha cambiado mucho en comparación con la década pasada. Hace diez años, las celebraciones se cancelaban por la situación de seguridad en Irak, y en particular en la gobernación de Nínive, donde los grupos terroristas mataban y desplazaban a los cristianos”.

A pesar de los desafíos, dice, “volvimos a nuestras ciudades, que estaban destruidas y sin vida. La atención se centró en la reconstrucción de las infraestructuras y otros daños. En los últimos tres años, el polvo negro que cubría nuestras ciudades se ha borrado”.

Amer Shamoun es un funcionario jubilado que tiene cierta esperanza en la supervivencia del cristianismo en Irak en el ámbito político. “Al principio de cada año se renueva la esperanza en un futuro en el que superaremos los retos que amenazan nuestra identidad religiosa y nacional, así como la identidad de nuestra tierra. Así podremos asegurar la continuidad de la presencia cristiana en nuestro país”, afirma.

“Esa esperanza renovada busca fortalecer políticamente a los cristianos de acuerdo con nuestros derechos constitucionalmente establecidos y activarlos sobre el terreno. También debemos trabajar para legislar otros derechos no establecidos hasta ahora en la Constitución.”

Sin embargo, para que todo esto se haga realidad, es necesario que las “turbulentas condiciones políticas y de seguridad en Irak” comiencen a calmarse y, mediante un esfuerzo concertado, frenar la ola de emigración. “Muchos cristianos están abandonando Irak por la incertidumbre de la situación y la pérdida de confianza en el futuro. Las raíces y las semillas del cristianismo están en Oriente. Nuestras oraciones y nuestra esperanza son porque estas semillas se rieguen y se nutran”.

Padre Istephanos al-Katib
Namroud Kasha

El padre Istephanos al-Katib, párroco de la iglesia católica siríaca de San José en Qaraqosh, comparte esta preocupación por la estabilidad y señala la amenaza que suponen las milicias: “La presencia continua de milicias no estatales que están por encima de la ley y están socavando el Estado significa la continuación de los asesinatos, los secuestros, los saqueos, los robos y la corrupción; la continuación del deterioro de las condiciones económicas y la extensión del desempleo que está arrasando el país; la continuación de la inestabilidad del país —política, social y económica—; la continuación del fanatismo islámico, de las creencias puritanas que rechazan el desarrollo, la cultura y el progreso, la exclusión del “otro” y el retorno de la sociedad a épocas atrasadas, y finalmente la continua implicación inapropiada de la religión en cuestiones políticas y económicas”.

El defensor de los derechos humanos Amr Yalda hizo todo lo posible para preparar la última Navidad, y señala que toda la gente sentía lo mismo.

“Todo el mundo estaba preparado para recibir al niño Jesús, y el ambiente de celebración era maravilloso y hermoso. Los creyentes compartieron la alegría mediante la expresión de diversas tradiciones, como la decoración de las calles, las iglesias y los hogares, y la preparación de alimentos especiales. Repartieron regalos, sin olvidar los rituales religiosos y los himnos que llenan nuestros corazones de alegría y fe.”

Amer Shamoun

Sus deseos para el nuevo año son muchos, pero todos comienzan con la paz: “Con cada celebración del nacimiento de Cristo, esperamos que la paz prevalezca en nuestros pueblos. Con la paz, la mayoría de los deseos se hacen realidad, incluyendo la seguridad, el amor al prójimo y al amigo, y la justicia en todas sus formas”.

“Hay quienes están dispuestos a matar la alegría de nuestros mayores y jóvenes, con sus ideas extremistas e incendiarias. Sin embargo, nuestra creencia en Jesús y en su gracia ilimitada hace que los males de los extremistas que nos rodean se desvanezcan”, añade.

Por ahora, el hecho de que haya cristianos en Qaraqosh, y que hayan podido celebrar libremente la Navidad y el Año Nuevo, es algo que hay que valorar. Sin embargo, en el fondo de la mente de todos está el temor de que vuelvan el odio y la destrucción que dominaban hace solo unos años.

Amr Yalda

“Tengo miedo por el futuro próximo, sobre todo porque esta Navidad ha coincidido con los llamamientos a la retirada de las fuerzas estadounidenses de Irak, y hay indicios de una crisis económica”, dice Amr Yalda. “Esperamos en Dios que no haya tormentas demoledoras que destruyan lo que las buenas manos y los buscadores de la paz han contribuido en construir”.

“Solo puedo esperar que Dios proteja a nuestro país y a nuestro pueblo de todos los males, manteniendo los conflictos externos alejados de él, y concediéndonos fuerza y fe para afrontar todos los retos futuros”.

—Samuel David (editado por Filipe d’Avillez)