Ampliación de un Centro Ortodoxo de Rehabilitación para Adictos en Rusia
Desde hace casi 30 años, a petición del Papa San Juan Pablo II, Ayuda a la Iglesia que Sufre se ha comprometido a apoyar y promover el diálogo con la Iglesia Ortodoxa en Rusia. A lo largo de estos años, se han desarrollado numerosas iniciativas conjuntas, en las que tanto católicos como cristianos ortodoxos han trabajado codo con codo, buscando soluciones comunes a los problemas del mundo moderno.
En un encuentro histórico entre el Papa Francisco y el Patriarca de Moscú Kirill en 2016, se dio un nuevo impulso a este esfuerzo. Y hoy, un grupo de trabajo ecuménico entre las dos Iglesias, iniciado por ACN, tiene como objetivo convertir la declaración conjunta de los dos líderes en proyectos concretos en Rusia.
Una de las cuestiones mencionadas en la declaración es el apoyo pastoral a los que sufren de adicción. La experiencia demuestra que los adictos suelen experimentar una gran necesidad de relación con Dios, y ambas Iglesias han descubierto que pueden ayudarse mutuamente mediante el intercambio de ideas y la formación de sacerdotes para atender esa necesidad.
Un pionero destacado de esta labor es el sacerdote ortodoxo Sergij Belkov, que en 1996 estableció un centro de rehabilitación a 65 millas de San Petersburgo. El padre Sergij tenía claro que la adicción no era solo un problema médico o sociológico, sino también una especie de enfermedad espiritual. Por eso, su centro pretendía curar a la persona en su totalidad.
Antes de ingresar en el sacerdocio, el padre Sergij era ya un comisario de policía de la unidad de homicidios. Era testigo habitual del mal que esclaviza a las personas y las hace capaces de cometer crímenes indecibles. Su experiencia también le había enseñado que todo tipo de mal comienza con algo pequeño. “Antes de que alguien cometa verdaderos crímenes e infrinja la ley, empieza por infringir las leyes morales”, explica. El consumo de drogas, por su parte, suele ser el comienzo de una implicación mucho más profunda en la delincuencia.
El padre Sergij se ordenó sacerdote en 1992, y cuando la gente que luchaba contra la adicción acudía a él para confesarse, se sintió llamado a hacer algo por ellos. Su Centro de Rehabilitación Ortodoxo fue el primero de este tipo en Rusia, y su notable tasa de éxito, de alrededor del 75 por ciento, fue una reivindicación de su enfoque, que luego se copió en todo el país.
Su centro está estructurado como una gran familia. La vida se organiza de forma semimonástica, con un ritmo estricto de oración y trabajo; se observan los días de ayuno y se reciben los sacramentos. Los jóvenes acuden al padre Sergij después de una desintoxicación física en un hospital, bajo supervisión médica, y a cada uno se le asigna un deber. De este modo, pueden recuperar su sentido de la dignidad y la responsabilidad. Muchos de ellos trabajan en la granja, criando cerdos y aves de corral, o en el huerto, mientras que otros aprenden un oficio, como la carpintería o la albañilería.
La iglesia que pertenece al Centro fue construida en 1999 por antiguos adictos. También hay un taller donde se fabrican velas y hostias (Prosphora) para la liturgia ortodoxa. Así, fortalecidos psicológica y físicamente, los jóvenes pueden recuperar su lugar en la sociedad, ejercer un oficio y formar su propia familia. Incluso hay algunas vocaciones espirituales entre los antiguos adictos.
Desde el principio, Ayuda a la Iglesia que Sufre ha apoyado esta iniciativa. Pero el número de jóvenes que acuden en busca de ayuda no deja de crecer, por lo que ahora hay que ampliar el edificio. ACN ha propuesto una contribución de 36 mil doscientos dólares para este proyecto de construcción.
¿Se unirá a nosotros para apoyar este exitoso Centro de Rehabilitación para adictos en recuperación en Rusia?
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