Apoyar la formación de futuros sacerdotes en Cuba

Cuando el Papa San Juan Pablo II visitó Cuba en enero de 1998, hizo un llamamiento a los jóvenes, diciéndoles: “Cristo pasa por tu vida y te dice: ‘Sígueme’. No se cierren a su amor. No se limiten a pasar por el otro lado. Tomen su Palabra. Cada uno ha recibido una llamada de él, y él conoce a cada uno de ustedes por su nombre”.

Los diecisiete jóvenes que se forman actualmente en el seminario de la arquidiócesis de Santiago de Cuba no eran entonces más que niños. Sin embargo, esa fue exactamente su experiencia: Jesús les llamó por su nombre, y ellos siguieron su llamada. Lo hicieron a pesar de que la fe católica en Cuba sigue sufriendo la opresión tras casi medio siglo de gobierno comunista. Aunque en teoría la mayoría de los cubanos son católicos bautizados, solo un 2% asiste regularmente a la Santa Misa. Existe una piedad popular muy extendida entre el pueblo, y Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, el santuario nacional cubano, es querida por casi todos los cubanos, pero en el campo de la evangelización queda mucho por hacer.

“Necesitamos sacerdotes para atender a un pueblo herido en su alma”, dice el padre Martín Chevarría Vaca, rector del seminario de Santiago. “El objetivo de nuestro seminario es la evangelización del pueblo cubano a través de la formación de sacerdotes nativos de Cuba. El hecho de que se hayan presentado aún más jóvenes que en el año anterior es un motivo de gran alegría para nuestra Iglesia, que no deja de rezar por las vocaciones.”

Si bien cada nueva vocación trae consigo la alegría, también trae desafíos, dados los costos de la formación de los futuros sacerdotes. La comida, el agua, la electricidad, el material didáctico, la atención médica, la ropa y los sueldos del personal académico: todo ello debe financiarse, aunque los precios suban cada vez más en un país que lleva años sumido en una profunda crisis económica. Además, la pandemia ha provocado costos adicionales para las medidas de seguridad y los equipos de protección.

La Iglesia en Cuba es pobre, por lo que nos hemos comprometido a apoyar la formación de estos 17 futuros sacerdotes con una aportación de $9.800 dólares, para que no se pierda ninguna vocación por falta de dinero.

¿Nos ayudarás a cumplir esta promesa de apoyar la formación de los futuros sacerdotes en Cuba?

Ayuda a la Iglesia que Sufre se compromete a invertir sus fondos donde tengan el mayor impacto para la Iglesia a la que servimos. Los fondos donados a los proyectos de Ayuda a la Iglesia que Sufre se destinarán a las necesidades más urgentes de nuestros programas para ayudar a mantener viva la Fe.