Apoyo en Brasil, uno de los países más afectado por el coronavirus, a los sacerdotes que ayudan a los más vulnerables

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COMO PARTE DE SU CAMPAÑA para apoyar a los sacerdotes y religiosos que trabajan con los débiles y vulnerables en las zonas afectadas por COVID-19, Ayuda a la Iglesia que Sufre ha aprobado 11 nuevos proyectos en Brasil, uno de los países más afectados por la pandemia. En conjunto, los proyectos beneficiarán a 169 sacerdotes, 31 seminaristas, 141 religiosas y 56 misioneros laicos que trabajan en sus comunidades locales.

El distanciamiento social en el Brasil
El distanciamiento social en el Brasil

Entre ellos, se encuentran sacerdotes del Estado de Ceará, en el noreste de Brasil, donde el coronavirus está muy presente en la ciudad de Itapipoca, a unas 50 millas de la capital del Estado, Fortaleza. La Iglesia está trabajando duro para mantener el espíritu de solidaridad y proporcionar apoyo a los cristianos locales que dependen de la ayuda.

La región está experimentando un constante aumento en el número de casos de coronavirus. Hasta el 5 de junio, hubo 4.258 casos confirmados y 203 muertes. Al 8 de junio, había más de 690.000 casos, con 36.455 muertes registradas en todo Brasil.  Como parte del aislamiento, las iglesias locales permanecen cerradas y las misas son transmitidas en vivo por los medios de comunicación. Con la ayuda de un puñado de personas, los sacerdotes siguen celebrando misa en iglesias vacías.

El padre Francisco Danízio Silva, director financiero de la Diócesis de Itapipoca, habló de la importancia de “mantener el contacto con nuestro pueblo. Nuestro pueblo nos necesita mucho, necesita nuestras oraciones, nuestro compañerismo, nuestros consejos; sin embargo, como resultado de la pandemia, es difícil mantener el contacto físico”. También dijo que los ingresos de la Iglesia local “se han reducido mucho, ya que las ofrendas de los fieles han disminuido alrededor del 60%. No hay colectas porque no hay misas públicas: los recursos que teníamos se están agotando”.

“En este momento, no es posible hablar cara a cara con nuestra gente, que está muy molesta y ansiosa. Estamos ayudándolos lo mejor que podemos a través de redes sociales como WhatsApp, Facebook y YouTube”, explicó el padre Francisco. Cuando tienen que proporcionar ayuda en situaciones de emergencia, los sacerdotes usan máscaras faciales de protección.

En algunas parroquias, los sacerdotes han logrado, desde el principio de la pandemia, organizar una campaña para recoger suministros y confeccionar cestas con artículos de primera necesidad para distribuirlos entre los más necesitados. “Recientemente, hemos hecho grandes esfuerzos para recaudar fondos, pero ahora se está haciendo muy difícil, ya que la propia gente no tiene casi nada”, dijo el padre Francisco. Algunas parroquias, como parte de su programa de ayuda familiar, distribuyen una cena diaria a los más necesitados. Sin embargo, el dinero se está acabando también para esta campaña.

El padre Francisco cuenta con la amabilidad de la gente común. Él dijo: “En estos tiempos que estamos atravesando, el apoyo de cada individuo es muy importante. Con lo poco que tenemos, todavía podemos ayudar a mucha gente. Nuestra Iglesia es pobre y necesitada, pero es rica en la gracia de Dios y en gente amable y generosa”.

El padre Francisco agradeció directamente a los donantes de Ayuda a la Iglesia que Sufre. Dijo: “Nos han ayudado mucho. Su apoyo está directamente relacionado con la ayuda que podemos dar a estos hermanos y hermanas que tanto necesitan de nosotros, que necesitan nuestra compasión, nuestra atención y nuestro apoyo amoroso. Ruego a Dios, por la intercesión de su santísima Madre María, que los bendiga a todos y cada uno de ustedes, y que su generosidad sea la fuente de su salvación. Que nunca olvidemos que ayudar al prójimo es una de las formas más efectivas de imitar a nuestro Señor Jesucristo, el Buen Pastor. Nuestro agradecimiento a todos los que nos ayudan a evangelizar por medio de la caridad, en todo el mundo”.

Desde el brote de la pandemia del coronavirus, Ayuda a la Iglesia que Sufre ha proporcionado apoyo financiero de emergencia a cientos de sacerdotes, religiosos y trabajadores pastorales laicos, para que puedan seguir ayudando a los más necesitados durante la crisis.

—Daniela Almeida