Arzobispo iraquí anhela tiempos mejores para su Iglesia y su pueblo

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El arzobispo Petros Mouche dirige la Arquidiócesis sirio-católica de Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, que fue capturada por ISIS en el verano de 2014. Actualmente, con ISIS expulsado de Mosul y de las Llanuras de Nínive, las comunidades cristianas están volviendo lentamente a la vida. Miles de fieles iraquíes, que han pasado más de 3 años en el exilio en Kurdistán, se han reasentado en sus antiguos hogares, pueblos y ciudades. En una entrevista con Ayuda a la Iglesia que Sufre, el arzobispo Mouche que también supervisa la Iglesia católica Siria en Kirkuk y en Kurdistán hace un balance de la situación:

Christians in the Middle East are under siege, including in Iraq, where Aid to the Church in Need is helping suffering Christian communities rebuild
Arzobispo Petros Mouche

“El cambio positivo que se ha producido en nuestra región nadie puede negarlo. Puede que las cosas no estén todavía al nivel requerido, pero hay signos muy claros y concretos de progreso. Pero el crédito no es del Estado: el crédito pertenece a las organizaciones religiosas y humanitarias que se apresuraron a apoyarnos.

Sin embargo, todavía nos faltan los fondos para completar la reconstrucción de todas las casas que quedaron muy dañadas o completamente destruidas; estamos esperando y confiando en que los Gobiernos, como los del Reino Unido y Hungría, intervengan y nos ayuden.

En cuanto a la creación de puestos de trabajo, hay muy pocas iniciativas; hemos hecho muchas peticiones a varias empresas estadounidenses, británicas, francesas e incluso de Arabia Saudita para que pongan en marcha algunos proyectos importantes en la región, y así nuestros pueblos puedan sobrevivir y, sobre todo, nuestros jóvenes puedan encontrar trabajo. Pero seguimos esperando. El Gobierno iraquí ha hecho muchas promesas, pero pocos proyectos se han llevado a cabo. Por eso, nuestra confianza en el Estado es baja. Estamos convencidos de que, si se les ofrecen las oportunidades adecuadas, muchos de nuestros pueblos volverían a Qaraqosh si pudieran vivir allí en paz y con estabilidad.

Los problemas no terminarán mientras prevalezca la avaricia, cuando solo imperen los fuertes y se aplasten los derechos de los pobres, mientras el Estado siga siendo débil y no se aplique la ley. Pero nuestra esperanza está en Dios y rezamos para que ISIS nunca regrese. Para su seguridad y bienestar general, los cristianos dependen del Estado de derecho y la integridad del Gobierno, que es lo que puede garantizar la seguridad del pueblo y la Iglesia.

No hay un partido específico y conocido con planes para atacar a los cristianos; sin embargo, quien tenga ambiciones de apoderarse de nuestra tierra pierde el sentido de la ciudadanía y no respeta los derechos de los demás. Tales partidos ni siquiera se sienten cómodos con nuestra supervivencia y presencia continua.

Hay muchas visitas de buena voluntad por parte de las delegaciones oficiales y se pronuncian muchas buenas palabras, pero no pasa nada. Las buenas intenciones no son suficientes. Por parte de algunos, no hay suficiente respeto por nuestros derechos; y los cristianos no usan la violencia para defenderse, sino que apelan al respeto mutuo. Pero si no se responde de la misma manera, cada vez más cristianos emigrarán. Esto nos perjudica a todos los que amamos esta tierra, nuestra historia, nuestra civilización y nuestra herencia.

La Iglesia en su conjunto sus obispos, pastores y laicos no escatima esfuerzos para reclamar los derechos de su pueblo y asegurar un área donde podamos vivir con dignidad y en paz. Los líderes de la Iglesia hacen todo lo posible para infundir confianza y esperanza a nuestro pueblo, pero sin forzar a nadie a regresar, quedarse o ser desplazado. Esa decisión la debe tomar cada familia por sí misma, la decisión que garantiza su dignidad, su futuro, especialmente el futuro de los niños.

Este es mi mensaje a los cristianos que han dejado Qaraqosh, dondequiera que estén todavía en Irak o en tierras extranjeras:

Qaraqosh es la madre que te ha alimentado con el amor de Dios, el amor de la Iglesia y el amor a la tierra; seguirá siendo tu madre a pesar de la tristeza por tu ausencia; la ciudad es el corazón que sigue unido a ti, y sus ojos observan todos los pasos que das. Es feliz cuando eres feliz, y se preocupa por tu destino cuando no lo eres. Sus puertas permanecen abiertas para ti. En cada momento, Qaraqosh está lista para abrazarte de nuevo… ¡Qaraqosh pide que permanezcas fiel a la leche pura que te dio!”.

Desde 2014, con proyectos por un total de más de 40 millones de dólares, Ayuda a la Iglesia que Sufre ha estado a la vanguardia del apoyo a los cristianos iraquíes, incluyendo la ayuda humanitaria para los fieles que huyeron a Kurdistán para escapar de ISIS, la reparación y reconstrucción de hogares cristianos en las Llanuras de Nínive y, actualmente, la reconstrucción y reparación de la infraestructura de la Iglesia en el norte de Irak.

—Ragheb Elias Karash

 AYUDA A LOS CRISTIANOS DE MEDIO oriente