Ayuda a la Iglesia que Sufre anuncia una ayuda de emergencia de 120.000 dólares para Mozambique, asolado por los yihadistas

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CABO DELGADO, la provincia más al norte de Mozambique, ha estado pasando por una gran agitación desde octubre de 2017. En una serie de más de 600 brutales ataques de insurgentes armados que se declaran leales al Estado Islámico en 9 distritos, así como en contraataques de las fuerzas de seguridad nacional, se estima que más de 2.000 personas han muerto mientras que otras 310.000 se han visto obligadas a huir de sus hogares.

Las masacres más recientes del grupo que se autodenomina “Estado Islámico del África Central” (ISCA) acaban de salir a la luz: el 8 de noviembre, presuntos yihadistas habrían atacado la pequeña ciudad de Muidumbe, decapitando y desmembrando los cuerpos de muchas personas en un estadio de fútbol local. También se ha informado de la masacre de más de 15 niños y jóvenes, junto con sus tutores adultos, que los preparaban para participar en los ritos de iniciación tradicionales de la tribu Makonde.

“Parece como si estuvieran tratando de desalojar a toda la población de la parte norte de la provincia de Cabo Delgado, expulsando a la gente común sin el más mínimo vestigio de compasión”, dijo la hermana Blanca Nubia Zapata a Ayuda a la Iglesia que Sufre. Hablaba desde Pemba, la capital de la provincia de Cabo Delgado.

En las últimas semanas, cientos de pequeñas embarcaciones han llegado por mar. Ya sea en botes o canoas, la gente está desesperada por escapar de las bárbaras matanzas. “Estamos haciendo todo lo que podemos. A menudo, no podemos hacer más que escuchar, preguntar cómo se sienten y escucharlos. Han dejado todo atrás, esperando escapar con vida”, dijo la hermana.

Desplazados en Cabo Delgado
Desplazados en Cabo Delgado

“Más de 12.000 personas han llegado aquí en las últimas 2 semanas. No podemos mantener el ritmo. Están llegando mujeres y niños, y personas mayores que llevan días caminando. Algunos han muerto en el camino, en las carreteras y en las pistas forestales. Son 115 millas, pero no puedes imaginarte cómo son nuestros caminos; es terriblemente difícil caminar por estos senderos, y a través del campo, 3 o 4 días seguidos sin comida, sin agua, llevando a sus hijos a la espalda. Hay mujeres que han dado a luz en el camino”, dijo Sor Blanca, miembro de las Carmelitas Teresianas de San José.

“Todo lo que quieren hacer es escapar de allí; simplemente están aterrorizados. Muchas de las familias han pedido nuestra ayuda, y hemos rescatado a las familias de los niños de la escuela, con inmensas dificultades, con vehículos privados y la ayuda de terceros”, relató la hermana.

Hace aproximadamente una semana, en un vídeo de Cáritas Mozambique enviado a Ayuda a la Iglesia que Sufre, el obispo Luiz Fernández Lisboa, obispo de Pemba, describió la situación vista desde Paquitequete, un suburbio de Pemba, en la costa: “Ya hay unos 12.000 refugiados que han llegado, y siguen llegando. Algunos vienen tras los ataques que han sufrido, mientras que otros han huido con antelación porque tienen miedo”.

“Cuando llegan aquí, no tienen donde dormir; solo hay mantas y refugios improvisados, y todavía no hay ningún lugar que haya sido designado para alojarlos. Algunas personas han sido acogidas por familias locales, ya sea porque tienen parientes aquí o simplemente porque la gente se ha conmovido por su situación y ha acogido a la gente en sus casas. Es una situación extremadamente difícil y cientos de personas están durmiendo en la playa. Lamentablemente, ha habido algunas personas que han muerto en el viaje, en algunos casos porque pasaron 2 o 3 días en botes, en el mar, y llegaron enfermos y deshidratados”.

“Esta es una situación humanitaria desesperante, por lo que pedimos, de hecho, la ayuda y la solidaridad de la comunidad internacional”, dijo el obispo Lisboa.

Obispo Lisboa
Obispo Lisboa

“A raíz de este pedido de los obispos, queremos colaborar con la Diócesis de Pemba y con las diócesis vecinas mediante ayudas de emergencia, por un total de 120.000 dólares para las víctimas de Cabo Delgado, además de los proyectos que ya estamos patrocinando en las diócesis, para sus sacerdotes y religiosos”. Pero, además de esta ayuda para mantas, ropa, alimentos, productos básicos de higiene, y también semillas y herramientas lo que sea necesario queremos ayudar a aliviar lo peor del sufrimiento y el trauma. Así que ya hemos creado un programa para que los equipos diocesanos proporcionen apoyo psicológico y asesoramiento a los refugiados traumatizados en las parroquias”, dijo Regina Lynch, jefa del departamento de proyectos de Ayuda a la Iglesia que Sufre Internacional.

“Parece que finalmente se está prestando cierta atención internacional a esta tragedia de larga duración y ampliamente olvidada durante muchos largos y dolorosos meses. Ya en febrero, Ayuda a la Iglesia que Sufre publicó una entrevista exclusiva con el obispo Fernández Lisboa sobre la crisis y el miedo que la gente estaba sufriendo. Han quemado iglesias y destruido conventos, y también han secuestrado a 2 hermanas. Pero casi nadie ha prestado atención a este nuevo foco de terror y violencia yihadista en África, que afecta a todo el mundo, tanto a cristianos como a musulmanes. Esperemos que, finalmente, haya una respuesta a esta crisis en el norte de Mozambique, por el bien de los más pobres y abandonados”, dijo la Sra. Lynch.

—Maria Lozano