Bosnia y Herzegovina: los obispos condenan la corrupción y el maltrato a los católicos
VEINTICINCO AÑOS después de que se concluyeran los Acuerdos de Dayton, que pusieron fin a la guerra de Bosnia tras 3 años de lucha, los obispos católicos de Bosnia y Herzegovina critican profundamente las condiciones políticas y sociales que prevalecen en el país. Como escribieron los obispos en una declaración conjunta publicada el 19 de noviembre y enviada a Ayuda a la Iglesia que Sufre, el acuerdo fue impuesto al pueblo de Bosnia y Herzegovina “por la comunidad internacional bajo el liderazgo de los Estados Unidos” y “puso fin a la guerra que había estado asolando durante muchos años, pero no logró una paz duradera”. Los obispos sostienen que el acuerdo no concedió a los diferentes pueblos y minorías los mismos derechos, ni garantizó el regreso de los desplazados y refugiados, ni ordenó la indemnización de las propiedades destruidas y saqueadas. En su lugar, escriben los prelados, el conflicto sigue ardiendo.
Los obispos afirman que en los últimos 25 años, se ha avanzado muy poco en Bosnia y Herzegovina para lograr una paz estable y el “objetivo deseable de la integración europea”. Por esta razón, los obispos llaman a los políticos nacionales e internacionales a “ser aún más decididos en sus esfuerzos por adoptar una Constitución equitativa […] para el país”. Bosnia y Herzegovina todavía no tiene una Constitución legalmente autónoma; un anexo de los Acuerdos de Paz de Dayton la sustituye. Los obispos escriben que se debe adoptar una nueva Constitución que considere por igual a los 3 pueblos (bosnio-croatas, bosnio-serbios y bosnios), los derechos de las minorías étnicas y los derechos civiles. “La Constitución debe ir acompañada de la adopción de leyes equitativas que garanticen que todos los derechos individuales y colectivos sean respetados, impidiendo al mismo tiempo la hegemonía de cualquier grupo más fuerte o más numeroso”, escriben los obispos.Los obispos ven las circunstancias de los católicos en el país como bastante dramáticas. “Para la Entidad República Srpska, la población católica […] ha sido completamente erradicada, mientras que para la Federación de Entidades de Bosnia y Herzegovina las cifras han disminuido constantemente”. Una de las principales preocupaciones de los obispos es la emigración de los jóvenes y de familias enteras, que atribuyen a la delincuencia, la corrupción, la falta de oportunidades de empleo y la mala gestión política del país. La mayoría de los católicos de Bosnia y Herzegovina son croatas. Según los obispos, habría sido deber de los “funcionarios nativos y extranjeros” crear un marco general “político, jurídico y material” que permitiera a la minoría católica permanecer en el país, pero no fue así.
Las partes negociadoras llegaron a un acuerdo el 21 de noviembre de 1995, y los Acuerdos de Dayton se firmaron formalmente en París el 14 de diciembre de ese mismo año. En ese momento, se celebró como un importante avance político para poner fin a la guerra de Bosnia, que había costado la vida a 100.000 personas. Los Estados Unidos desempeñaron un papel importante en esto como intermediario y la Unión Europea también participó en el proceso del acuerdo de paz. Los Acuerdos de Paz dividieron el territorio del Estado en 2 entidades, la Federación de Bosnia y Herzegovina y la República Srpska. Además, el poder se dividió por igual entre croatas, serbios y bosnios. Se nombró a un alto representante de las Naciones Unidas para Bosnia y Herzegovina para que ayudara a aplicar los Acuerdos de Dayton.
Alrededor de la mitad de los habitantes de Bosnia y Herzegovina son cristianos, la otra mitad, musulmanes. Los católicos constituyen entre el 12 y el 14 % de la población, pero esta cifra disminuye constantemente. Según informa la Iglesia local, cada año unos 10.000 católicos emigran a otros países. Los representantes de la Iglesia se han pronunciado con frecuencia contra la discriminación de los croatas predominantemente católicos.
—Tobias Lehner & Sebastian Moll