En Afganistán, un futuro oscuro para la libertad religiosa

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EL 19 DE AGOSTO de 2021, en el 102º aniversario de la independencia del país del dominio británico, Zabihullah Mujahid, portavoz de los talibanes, declaró Afganistán como el “Emirato Islámico de Afganistán” en la cuenta oficial de Twitter de los talibanes.

Thomas Heine-Geldern, presidente ejecutivo de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), expresa su profunda preocupación por el futuro del país:

“Durante el gobierno del anterior Emirato de Afganistán (1996 a 2001), los talibanes impusieron una versión estricta de la sharia en todo el país. Podemos esperar que el Islam suní sea la religión oficial, que se vuelva a imponer la sharia y que se revoque el respeto a los derechos humanos que tanto costó conseguir, incluida una relativa cantidad de libertad religiosa durante los últimos 20 años.

“ACN predijo el deterioro de la situación en su reciente Informe sobre Libertad Religiosa en el Mundo. A lo largo de los 22 años de historia de este informe, Afganistán siempre ha estado entre los países que más violan este derecho fundamental. Especialmente en los últimos tres años, destaca el informe, se han producido repetidos y atroces ataques contra lugares de culto, líderes religiosos y fieles”.

“Nuestro análisis, por desgracia, no deja mucho espacio para la esperanza. Todos los que no adoptan los puntos de vista islamistas extremos de los talibanes están en peligro, incluso los suníes moderados. Los chiíes (10 por ciento de la población), la pequeña comunidad cristiana y todas las demás minorías religiosas, ya amenazadas, sufrirán una opresión aún mayor. Se trata de un enorme retroceso para todos los derechos humanos y especialmente para la libertad religiosa en el país”.

“Lamentablemente, varios países declararon rápidamente sus simpatías por el nuevo Emirato. Esto no solo contribuirá a legitimar a los talibanes, sino que también envalentonará a los regímenes autoritarios de todo el mundo, especialmente en esta región, estimulando las crecientes violaciones de las libertades religiosas en sus propios países. El reconocimiento internacional de los talibanes también actuará como un imán para grupos islámicos radicales más pequeños, creando una nueva constelación de facciones terroristas religiosas que podrían suplantar a Al Qaeda y al Estado Islámico. Entre otras, las áreas de preocupación son Pakistán, Palestina y la provincia de Idlib en Siria. La situación de los cristianos y otras comunidades religiosas minoritarias que ya sufren la opresión, se deteriorará aún más.

Niños en Afganistán (Max Pixel)

“El contenido de las conversaciones que tienen lugar en Doha desde 2020 entre los talibanes y Occidente, y entre los talibanes y el gobierno afgano, sigue siendo relativamente secreto. Por lo tanto, no podemos hacer una evaluación más precisa de lo que los acuerdos alcanzados supondrán para los afganos que no abrazan las opiniones islamistas extremas de los talibanes.

“Quedan innumerables cuestiones diplomáticas espinosas. La inesperada y voluntaria huida del poder del presidente Ashraf Ghani crea dificultades éticas y morales para Occidente, ya que los países que participan en las conversaciones con los talibanes expresaron hace semanas que nunca reconocerían un régimen que ha tomado el poder por la fuerza. ¿Habrá una respuesta de los talibanes sobre cualquier reclamación de derechos humanos sin canales formales? El hecho de que la mayoría de las embajadas occidentales estén cerrando, y los observadores internacionales se vayan, como hicieron en Siria en 2011, no es un buen augurio”.

“Ayuda a la Iglesia que Sufre anima a la comunidad internacional a alzar la voz en la protección de los derechos humanos de todos los ciudadanos de Afganistán, especialmente teniendo en cuenta que estimamos que la libertad religiosa estará especialmente amenazada. También hacemos un llamamiento a nuestros donantes y amigos para que sigan rezando durante este momento profundamente preocupante en la historia de Afganistán.”

Más del 99 por ciento de la población allí es musulmana; el grupo más numeroso es el de los suníes, y el 10 por ciento el de los chiíes. Entre los demás creyentes hay un número relativamente igual de hindúes, bahais, budistas y cristianos. Las estimaciones sobre el número de cristianos en Afganistán varían desde un máximo de 20 mil hasta posiblemente un mínimo de mil. Viven su fe en secreto, por lo que es imposible obtener cifras exactas. Solo ha habido una iglesia católica en el país, escondida en la embajada italiana que tuvo que cerrar a causa de la pandemia de COVID-19. En 2018, se calcula que había unos 200 católicos en Afganistán.

En 2010, en el territorio que controlaban los talibanes, mataron a 10 trabajadores humanitarios, que habían sido acusados de difundir el cristianismo y de ser espías extranjeros. Según se informa, algunos líderes de iglesias domésticas clandestinas han recibido cartas de los talibanes en las que se les informa de que están siendo vigilados. Se teme que los cristianos sean asesinados directamente y que las jóvenes cristianas sean entregadas en matrimonio a los combatientes talibanes. Incluso antes de que los talibanes tomaran el poder, los cristianos convertidos del Islam se enfrentaban al ostracismo e incluso a la violencia de sus familiares. El 16 de agosto, dos jesuitas indios y cuatro Misioneras de la Caridad estaban a la espera de ser evacuados. Apoyar a los cristianos de Afganistán de forma práctica será extremadamente difícil, y la oración será especialmente importante.

Para más información, consulte el Informe sobre Afganistán, en el Informe de Libertad Religiosa.