En Brasil, un barco acerca a Cristo a la gente en el Amazonas

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Situada en Brasil, a orillas del río Amazonas, a unos 160 kilómetros de la ciudad de Manaos, la prefectura de Itacoatiara tiene una superficie de unos 23 mil kilómetros cuadrados, casi el doble de Bélgica, pero con una población de apenas 200 mil personas.

A principios de este año —como si la pandemia no fuera suficiente— la región sufrió una inundación masiva nunca antes registrada en la región del Amazonas, sumiendo a los seis municipios de la prefectura en un estado de emergencia, y obligando a gran parte de la población urbana a abandonar sus hogares. Solo en la ciudad de Itacoatiara, sede de la prefectura, no menos de mil cuatrocientas familias se vieron directamente afectadas por las inundaciones, que dañaron viviendas y comercios y se produjeron muchas otras consecuencias imprevistas. Por ejemplo, se ha producido un incremento masivo de serpientes y escorpiones en la zona, lo que ha provocado más de cien casos de ataques de estas especies en la ciudad de Itacoatiara en los primeros seis meses del año.

Sin embargo, casi la mitad de la población de la zona sigue viviendo en más de 200 asentamientos ribereños diferentes. Para los 16 sacerdotes de la prefectura es una tarea enorme poder llegar a todos ellos. Esta era la situación del padre Bruno Nirmal, cuya labor misionera se veía aún más obstaculizada por el hecho de que su parroquia de Cristo Rey ni siquiera disponía de una embarcación propia. Así que las visitas a su comunidad —que pueden tardar hasta 10 horas cada trayecto— “se limitaban a los momentos en que teníamos fondos suficientes para alquilar un barco para poder realizar el viaje”, informa.

El nuevo barco financiado por ACN para la parroquia del Amazonas

Afortunadamente, y gracias a la generosidad de sus donantes, Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) ha podido contribuir, en respuesta al llamamiento del obispo José Ionilton de Itacoatiara. Se ha conseguido financiación, unos 35 mil dólares, para comprar un barco de aluminio para la parroquia de Cristo Rey.

El primer viaje del padre Bruno en el barco, a finales de julio, “fue maravilloso”, dice. “Esta embarcación nos ayuda a llegar a las comunidades ribereñas mucho más rápidamente, lo que nos permite hacer más visitas. Ya hemos estado en tres comunidades distintas, visitando a la gente en sus casas, formando a los líderes laicos locales, celebrando la misa y administrando bautismos.”

“La fe de la gente es muy fuerte; tienen sed de celebrar la Misa, de Eucaristía, de Dios. Cuando llega el sacerdote, lo dejan todo y se dedican todo el día a participar en la Misa, a rezar el rosario y a seguir las sesiones de formación catequética, uniéndose de todo corazón”.

El padre Bruno no oculta su gratitud. “En nombre de toda la parroquia, quiero expresar mi agradecimiento a los donantes de ACN por su generosidad. Solo juntos podemos construir el Reino de Dios. Estoy seguro de que la recompensa de Dios será muy grande. Y les garantizo mis oraciones por ustedes”.

El obispo Ionilton también está muy agradecido. Declara: “Pido a Cristo, el Rey del Universo, que derrame muchas bendiciones sobre los donantes de ACN y que sigan ayudando a la Iglesia de la Amazonia, que tanto lo necesita”.

ACN recibe muchas peticiones de ayuda de la Iglesia en la región amazónica. Este es un territorio de misión, que depende de la dedicación de los misioneros sobre el territorio, pero al mismo tiempo de la generosidad de todos los que les ayudan desde lejos, incluidos los donantes de ACN.

—Rodrigo Arantes