En Nicaragua, un incendio intencional tiene como objetivo una catedral

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UN HOMBRE NO IDENTIFICADO lanzó una bomba incendiaria en la Catedral de la Inmaculada Concepción de Managua, Nicaragua, el 31 de julio de 2020. La Arquidiócesis de Managua, encabezada por el cardenal Leopoldo Brenes, emitió un comunicado donde calificó el ataque como un “acto de sacrilegio y profanación”. Fue el 3° ataque a una iglesia en el país, en las últimas 3 semanas. Los líderes católicos ven la mano de las fuerzas que apoyan al presidente Daniel Ortega, con quien la Iglesia ha estado en conflicto desde la sangrienta represión de un levantamiento en abril de 2018 y sus secuelas en las que murieron cientos de personas. El presidente ejecutivo de Ayuda a la Iglesia que Sufre, Thomas Heine-Geldern, hace un balance:

“Queremos expresar nuestra cercanía a los católicos del país en estos momentos difíciles y asegurarles el apoyo de nuestras oraciones. Este es el incidente más reciente de una serie de ataques anticristianos, no solo contra edificios, sino también contra la fe católica. Esperamos que la persona o personas responsables de este ataque sean rápidamente llevadas a la justicia”.

Sangre de Cristo
Sangre de Cristo, dañada

Según una declaración de la Arquidiócesis de Managua, el 31 de julio, un hombre entró en la capilla de la Preciosa Sangre, en la catedral de Managua, y lanzó una bomba incendiaria, destruyendo parcialmente una imagen de madera del siglo XVII llamada la Sangre de Cristo, ante la cual el Papa Juan Pablo II había rezado durante su visita al país en 1996.

En la declaración, se identificó expresamente el ataque como un acto de terrorismo, contradiciendo un comentario anterior de la esposa del presidente Ortega, Rosario Murillo, que también es vicepresidenta, en el que se afirmaba que había sido un accidente causado por la quema de velas. Esto fue negado categóricamente por la arquidiócesis, que afirmó que precisamente por razones de seguridad contra incendios y debido a la gran importancia histórica y religiosa del crucifijo no se había permitido el uso de velas cerca de la imagen. En cambio, los testigos dijeron que fue un ataque cuidadosamente planeado y ejecutado, y que el atacante sabía claramente lo que estaba haciendo.

“Estos ataques contra la fe del pueblo católico deben ser cuidadosamente analizados, para exponer a los perpetradores ideológicos y físicos de este acto macabro y sacrílego”, continuó la declaración de la arquidiócesis.

El ataque no es más que el último de una serie de ataques contra las iglesias católicas en Nicaragua. Solo en las 2 últimas semanas se han producido 3 ataques de este tipo contra iglesias católicas, actos de destrucción deliberada y robo de objetos sagrados. La arquidiócesis lo describió nada menos que como una expresión de odio hacia la Iglesia católica y su misión de evangelización. El Vaticano también ha pedido una investigación del ataque incendiario.