Estipendios masivos para 18 sacerdotes del Instituto del Verbo Encarnado en Perú

No es de extrañar que, durante la pandemia, estas ofrendas de misa fueran más necesarias que nunca. Como consecuencia de los cierres, muchos sacerdotes de estos países se vieron privados incluso de las escasas colectas dominicales que, de otro modo, habrían recibido y que ya estaban compartiendo con quienes eran aún más pobres que ellos.

Nuestros benefactores pueden solicitar misas individuales, un triduo o novena de misas, o una serie gregoriana de misas, cuando un sacerdote se compromete a celebrar la Santa Misa cada día durante 30 días en sucesión ininterrumpida por el eterno descanso de un alma difunta. En muchos países occidentales, es difícil encontrar un sacerdote que pueda comprometerse a celebrar la Santa Misa durante 30 días consecutivos, pero en muchos países más pobres, los sacerdotes siguen estando encantados de realizar este servicio por los difuntos.

Entre los muchos sacerdotes que dependen de sus ofrendas de misa se encuentran los 18 miembros del Instituto del Verbo Encarnado que trabajan en Perú, como en el pueblo de Chipaya, en la diócesis de Oruro, en lo alto de los Andes, a unos 4.000 metros de altitud. El clima es duro y la suya es una misión difícil, pero aunque la gente es pobre, está feliz de compartir lo poco que tiene con sus sacerdotes.

El superior provincial, el padre Raúl Harriague, nos ha pedido ayuda para sus sacerdotes en la diócesis de Oruro y en otras diócesis del país. Son 18 en total, y les proponemos enviarles 720 intenciones de misas individuales y otras 18 misas gregorianas (30 días consecutivos cada una), junto con un aporte total de 12.300 dólares para su sostenimiento.

¿Te unirás para ayudar con los estipendios a estos sacerdotes del Perú?

El Padre Raúl nos ha escrito para darnos las gracias: “Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecerles una vez más la ayuda que ya nos han prestado en el pasado y prometerles nuestras oraciones, tanto por ustedes en su trabajo como por sus benefactores también.”

Ayuda a la Iglesia que Sufre se compromete a invertir sus fondos donde tengan el mayor impacto para la Iglesia a la que servimos. Los fondos donados a los proyectos de Ayuda a la Iglesia que Sufre se destinarán a las necesidades más urgentes de nuestros programas para ayudar a mantener viva la Fe.

DONAR PARA ESTIPENDIOS DE MISA