Para el exatleta cristiano iraquí, los deportes son parte esencial de la educación
EL EX-ATLETA y maestro Issa Habib Ibrahim Atallah nació en Qaraqosh, en las Llanuras de Nínive, en 1940. Terminó la escuela primaria en la Segunda Escuela de Al-Hamdania, y luego asistió a la escuela secundaria para niños en Mosul. En 1959, después de graduarse de un programa de formación educativa, fue contratado como profesor en la Escuela Primaria Tahrawa, en Qaraqosh. Se convirtió en el director de la escuela y estuvo en ese cargo durante 37 años. Issa, sirio-católico, huyó de su pueblo en 2014 cuando ISIS arrasó la región y recientemente regresó a Qaraqosh. Habló con Ayuda a la Iglesia que Sufre:
“Cuando era estudiante, era conocido por mi agilidad, velocidad y dominio de las tareas, por lo que participaba en eventos deportivos, incluida la revisión deportiva anual. La persona más influyente en mi carrera fue la Dr. Zia Al-Tulabi, que era profesora de educación física en Qaraqosh. Su trabajo ha mejorado el rendimiento atlético en general, pero especialmente en el baloncesto”.
“Me gustaría comentar sobre los clubes y equipos deportivos en las escuelas. En primer lugar, los deportes están actualmente desatendidos, a pesar de la disponibilidad de profesores especializados y de los requisitos de educación física. Los administradores han hecho caso omiso de su utilidad e importancia”.
“En segundo lugar, debo agradecer a todos los miembros del Club Deportivo Qaraqosh —el presidente del club, el personal administrativo y los entrenadores— por su apoyo a los jóvenes de ambos sexos, y por su distinguida condición, que refleja bien a Qaraqosh y a Irak en su conjunto”.
“Debemos dar prioridad a la educación deportiva, a través de la cual se cultiva al ciudadano, y a los clubes deportivos, que emplean a graduados del Colegio de Educación Física. Estoy satisfecho con el progreso de los deportes en Qaraqosh; la presencia de clubes y equipos populares apunta a un futuro brillante”.
“Aunque mi carrera ha terminado, todavía visito a los estudiantes de vez en cuando. No debo dejar que estos jóvenes pierdan su fe en Dios; deben recordar siempre que Dios lo es todo: con su gracia y bendición, la vida continúa”.
“Mientras tengamos fe, no hay necesidad de preocuparse o temer. Siempre que nos encontramos con un desastre, nos acercamos más a Dios, así que nunca debemos desesperar. Gracias por la oportunidad de hablar con ustedes y compartir lo que hay dentro de mí”.
Ayuda a la Iglesia que Sufre desempeñó un papel importante en el reasentamiento de 40.000 cristianos en las Llanuras de Nínive.
—Ragheb Elias Karash