El futuro de los cristianos iraquíes está amenazado por la crisis del referéndum

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Por John Pontifex

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LOS LÍDERES de la iglesia en el norte de Irak han emitido una dura advertencia de que la crisis provocada por el referéndum de independencia de Kurdistán del 25 de septiembre de 2017 podría poner en peligro la presencia cristiana en la región.

Milicia cristiana protegiendo la procesión en Qaraqosh, Llanuras de Nínive; foto ACN.

Tras el referéndum, que obtuvo un abrumador voto a favor y que podría ser el preludio de la separación de la zona del KRG (Gobierno Regional de Kurdistán) de Irak, 5 obispos católicos y ortodoxos emitieron una declaración en la que apelan a la comunidad internacional para que proteja a los cristianos y los ayude a permanecer en sus tierras ancestrales, especialmente en las Llanuras de Nínive, que se encuentran a ambos lados de la frontera entre el propio Irak y el Kurdistán semiautónomo.

En la declaración, de la que nos enviaron una copia, escribieron: “No podemos ocultar nuestra preocupación de que la situación para los cristianos se ha vuelto muy difícil y conduce a la incertidumbre”. Añadieron: “Es un hecho evidente que esta situación ha creado en los cristianos un estado de temor y preocupación por la posibilidad de que la lucha se convierta en una crisis que tenga repercusiones de gran alcance para todos”.

La declaración fue firmada por el arzobispo católico caldeo Bashar Warda, de Erbil, Kurdistán; el arzobispo sirio ortodoxo Nicodemus Sharif, de Mosul; el arzobispo Apris Jounsen, de la Iglesia asiria; el obispo caldeo Rabban Al-Qas, de Amadiya y Zaku; y el arzobispo sirio ortodoxo Timotheos Mousa, de la Arquidiócesis de Mor Mattai.

El mensaje subrayó la precaria situación de los cristianos de Nínive, muchos de los cuales siguen desplazados en Erbil, la capital de Kurdistán, donde encontraron refugio después de que ISIS los expulsara de sus hogares en 2014.

Los obispos advirtieron que, dado que muchos asentamientos cristianos se encuentran en territorios en disputa: “Hay que tener cuidado de no involucrar a las últimas tierras cristianas que quedan en la negociación política, ya que nuestra vulnerable comunidad no puede soportar más cismas y divisiones, además de las continuas luchas políticas y sectarias”. En la declaración se remarcó que si surgen nuevos trastornos estos podrían desencadenar olas de emigración que amenazaran la propia supervivencia.

En particular, los obispos pidieron que las Llanuras de Nínive no se dividieran entre Irak y Kurdistán autónomo. “Las futuras Llanuras de Nínive deben mantenerse como un territorio unificado; es fundamental no dividirlo”, insistieron los líderes de la Iglesia.

Los obispos expresaron su temor de que la restauración de las ciudades y pueblos de las Llanuras de Nínive se paralice, ya que la zona se enfrenta ahora a un futuro político incierto.

“Mientras que tanto el Gobierno federal como el KRG están comprometidos en la lucha por la zona en disputa, incluyendo las zonas históricas de nuestro pueblo, las zonas liberadas del control de las bandas criminales de ISIS están en una condición terrible en términos de reconstrucción, servicios públicos y seguridad”.

“No hay ningún intento serio de reconstruir el área en absoluto por parte de los Gobiernos. Esto dificulta el regreso de los desplazados, prolongando así su difícil situación”.

Mientras tanto, en diferentes entrevistas, el arzobispo Warda, sus colegas obispos y los coordinadores de ayuda nos aseguraron su compromiso de permitir que el programa de reasentamiento continúe a pesar de los reveses posteriores al referéndum.

Expresando su preocupación por el hecho de que las zonas cristianas corrieran el riesgo de perder su identidad histórica, los obispos, en su declaración, pidieron diálogo entre el Gobierno Federal Iraquí y el Gobierno Regional de Kurdistán.  Escribieron: “En medio de la crisis que vive hoy el país tras el referéndum de la región de Kurdistán, pedimos a todas las partes implicadas que opten por el diálogo y la moderación y que detengan la escalada del conflicto a través de los medios de comunicación”.

Los obispos expresaron su esperanza de que ambas partes puedan trabajar en los temas en disputa “para alcanzar una solución adecuada, aparte de erradicar los sentimientos de odio que alimentan los conflictos”.

Temiendo que los cristianos pudieran verse atrapados en una lucha armada entre facciones que compiten por el poder, los obispos añadieron: “Exigimos que el uso de las armas se restrinja a las fuerzas de seguridad oficiales del Gobierno, y animamos a nuestros jóvenes a que se unan a ellas”.

Los obispos también rindieron homenaje al pueblo kurdo que había ayudado a la comunidad cristiana después de que fueran expulsados de sus hogares en las Llanuras de Nínive. “Sin duda, nosotros, los cristianos, no podemos olvidar nunca cómo nuestros hermanos de la región de Kurdistán, como pueblo y Gobierno, nos recibieron y apoyaron, no solo a los cristianos, sino también a muchas más personas del pueblo iraquí”.

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