Haití: el caos reina mientras las iglesias son atacadas
“LA IGLESIA SE HA CONVERTIDO EN VÍCTIMA DE LA VIOLENCIA”, afirma la hermana Marcela Catozza, misionera en Haití. La monja italiana afirma que la situación ha empeorado desde junio, y que las iglesias y las instituciones están siendo atacadas.
El pequeño estado caribeño de Haití atraviesa un periodo de terrible violencia. Con el cargo de presidente vacante desde el asesinato de Jovenal Moïse en julio de 2021, y sin fecha fijada para nuevas elecciones, la lucha por el poder y la falta de un liderazgo efectivo han provocado protestas, caos y violencia extrema en las calles, en un país ya acosado por la pobreza y los desastres naturales.
“Es horrible, y es la gente la que más sufre. La ciudad está en manos de las bandas criminales. La gente tiene hambre, las escuelas están cerradas. No hay trabajo, los hospitales están cerrados porque no tienen combustible para sus generadores. Es imposible vivir en estas circunstancias”, dijo la hermana Marcela a Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN).
Sin embargo, lo que es más difícil de aceptar, dice la monja que lleva en Haití desde 2006, es que el mundo no parece darse por enterado. “Lo peor es que nadie habla de nosotros. Nadie sabe lo que está pasando, no les importa nuestro sufrimiento en este país”.
“La Iglesia también está siendo atacada”, dice la misionera. El 25 de junio de 2022, la hermana Luisa del Orto, otra monja italiana que llevaba 20 años viviendo en Haití, fue asesinada a tiros. “Estábamos muy, muy unidos. La noticia me puso de rodillas, fue una pérdida tan terrible”, recuerda. “No sabemos por qué la mataron. Al principio nos dijeron que fue un intento de robo, pero estoy convencida de que alguien pagó para que la mataran en la calle. Fue realmente horrible”, dice, su compostura contrasta con la situación que describe.
Solo dos semanas después, la catedral de la capital de Haití también fue atacada. “Prendieron fuego a la catedral e intentaron matar a los bomberos que llegaron para apagar las llamas. Después intentaron destruir los muros de la catedral con un camión”, cuenta la monja, perteneciente a la Fraternidad Misionera Franciscana, durante su conversación con ACN.
Los ataques a edificios y organizaciones religiosas no se han limitado a la capital, Puerto Príncipe. “En Port-de-Paix y Les Cayes, y en otras ciudades, atacaron los edificios de Cáritas, llevándose todo, incluida toda la ayuda humanitaria, y destruyendo las oficinas del personal”, afirma.
Desde agosto la religiosa está en Italia, y el gran aumento de los ataques le ha impedido volver a Haití, hecho que la llena de dolor. “Me dijeron que era mejor esperar un poco antes de volver. En parte porque mataron a la hermana Luísa hace dos meses, y no quieren otra monja mártir en el país. Así que he estado esperando. Es muy difícil para un misionero estar lejos de su misión, es muy duro. Pero estoy segura de que esto es lo que Dios me pide ahora”.
Según la hermana, la situación es indescriptible, empeora cada día, y también ha afectado a su misión, un orfanato en uno de los barrios marginales más peligrosos del mundo. “Hace aproximadamente un mes prendieron fuego a nuestra capilla. Todo se quemó. El altar, los bancos… No quedó nada. El Santísimo Sacramento se salvó porque siempre lo llevo a un lugar seguro cuando me voy”.
Las condiciones en las que vive cuando está en Haití son increíblemente difíciles. La barriada comenzó a construirse hace 20 años en el emplazamiento del vertedero de la capital, y ahora alberga a más de 100.000 personas que viven en chozas cubiertas de zinc sin agua corriente ni electricidad. La hermana Marcela es ahora la única monja en la misión, ya que la otra hermana que la puso en marcha con ella tuvo que volver a Italia tras la fuerte conmoción que sufrió durante el terremoto de 2010, cuando lo perdieron todo.
“Desde hace un año no puedo salir para ir a misa por la mañana, porque las bandas cierran la barriada y no dejan entrar ni salir a nadie. Esto es muy difícil para mí, muy difícil”, explica.
“Parece que a nadie en el mundo le interesa lo que está viviendo Haití. Por supuesto, hay muchos otros problemas en el mundo, especialmente en Europa, que está centrada en lo que ocurre en Ucrania y Rusia y sumida en el miedo. Pero no hay que olvidar los otros lugares del mundo, como el pueblo de Haití, que lleva soportando conflictos no sólo desde hace unos años, sino toda su vida.”
La hermana Marcela termina su conversación con un llamamiento a los benefactores de ACN. “Por favor, recen por Haití. Pidamos al Señor que vele por todos los haitianos y que dé paz a su pueblo. Recen por mis hijos, los 150 que tengo. El más pequeño tiene dos meses y el mayor 18 años. Tal y como está Haití ahora, no hay futuro para estos niños. Recemos a Dios para que el bien que ha planeado para ellos se haga realidad, y para que los deseos que tienen en sus corazones se hagan realidad”, ruega.
—Maria Lozano