Inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra traumatizan a los católicos en Indonesia
EL DOMINGO DE PASCUA, las inundaciones repentinas y los deslizamientos de tierra, provocados por dos días de fuertes lluvias debidas al ciclón tropical Seroja, afectaron a la provincia indonesia de Nusa Tenggara Oriental, de mayoría católica. Las catástrofes causaron la muerte de al menos 178 personas y dañaron 271 viviendas y 99 instalaciones públicas. Más de 8.000 personas fueron evacuadas y 45 están desaparecidas. Los desastres han dejado a muchas personas traumatizadas, como Michael Ola Ladopurab, un católico de 51 años que perdió a un hijo y dos nietos. Él habló con Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN):
“Estaba visitando a un pariente cuando ocurrieron los desastres. Su casa se encuentra a unos 30 metros de la mía. Me apresuré a volver a casa. Pero cuando llegué, mi casa ya estaba totalmente dañada”.
“Corrí para salvar a mi mujer y a mis tres hijos, así como a dos nietos, pero la corriente era demasiado fuerte y no pude salvarlos. Afortunadamente, mis vecinos pudieron salvar a mi mujer y a mi primer hijo, un chico de 17 años. Al día siguiente encontré a mi tercera hija, una niña de 8 años.
“Fue muy triste que mi segundo hijo y mis nietos no pudieran salvarse. Sin embargo, estaba agradecido de que los cuerpos pudieran ser encontrados por los rescatistas. Ellos encontraron los cuerpos de mis nietos tres días después de los desastres. El cuerpo de mi segundo hijo lo encontré un día después. Los he enterrado a todos”.
“Mi mujer está ahora en tratamiento en un hospital. La operaron de la columna vertebral a causa de los desastres. Mi primer hijo y mi tercera hija también reciben tratamiento en un hospital. La pierna derecha de mi tercera hija tuvo que ser amputada”.
“Estoy completamente traumatizado por lo que ocurrió aquella noche. Les dije a los médicos que no podía pensar en nada. Solo tenía la mente en blanco. Ni siquiera podía pensar en mi esposa y mis dos hijos que se encontraban hospitalizados. No sabía qué hacer”.
“He recibido ropa de los donantes y también del Ministerio de Asuntos Sociales. Gracias por ello. También doy las gracias a los médicos que hasta ahora han ayudado a mi mujer y a mis dos hijos. Los gastos del tratamiento los cubre el gobierno”.
“Ahora necesito la ayuda de mucha gente para seguir viviendo mi vida. Necesito un lugar donde vivir en este momento. Mi casa, que estaba situada a solo tres metros de la orilla del río, ha desaparecido. Solo soy un agricultor. Lo que tengo en mente ahora es construir una pequeña cabaña donde podamos vivir mientras esperamos que el gobierno construya casas para las víctimas que perdieron sus hogares”.
“Espero que tanto el gobierno central como el local, así como la sociedad en general, puedan ayudarnos a superar este traumático incidente. Todavía no hay ayuda psicológica. Lo único que puedo hacer es rezar a Dios para que me cure y me despeje la mente”. El padre Arnoldus ‘Noldy’ Guna Koten está siempre con nosotros. Espero que la Iglesia católica pueda llenar el vacío”.
El padre Noldy, párroco de la iglesia de Santa María Estrella del Mar en Waipukang, en el distrito de Lembata, ha estado visitando a las víctimas. También habló con ACN:
“Me encuentro cerca de las víctimas. Tomé la iniciativa, en coordinación con la Iglesia católica local. Los visito y les distribuyo ayuda material. Invito a mis feligreses a dar lo que puedan para ayudar a las víctimas. También pido ayuda a mis compañeros sacerdotes y misioneros”.
“Lo que más necesita la gente son productos de primera necesidad, como el arroz. Donantes de diferentes zonas han distribuido artículos de primera necesidad a las víctimas. Ahora estamos pensando en construir casas. En este caso, ha habido una coordinación con el Ministerio de Asuntos Sociales. Según nuestros datos, hay que construir al menos 500 casas”.
—Roselina Karel