La invasión de Turquía al noreste de Siria es un golpe contra los cristianos: se avecina el éxodo
La orden del presidente Trump de retirar las tropas de EE. UU. del noreste de Siria dio luz verde a la invasión de Turquía en la región. Con este cambio en la política de EE. UU., Turquía recibió la oportunidad para reestructurar sus fronteras y comenzar a llevar a cabo una estrategia múltiple. A medida que la crisis se desarrolla, una cosa está clara: los cristianos y otras minorías están de nuevo en el ojo de la tormenta.
Se estima que en el noreste de Siria viven unos 40.000 cristianos, armenios, caldeos, asirios, así como católicos y ortodoxos sirios. Aunque sufren algunas restricciones, han estado viviendo bajo la protección de los kurdos en un área que se extiende 300 millas desde el río Éufrates hasta la frontera con Irak. Los kurdos formaban el grueso de las Fuerzas de Defensa Sirias que, junto con las tropas de EE. UU., luchaban contra ISIS.
Ahora que es probable que los kurdos se enfrenten a las fuerzas turcas en la batalla, los cristianos y otras minorías temen quedarse sin protección. Este enfrentamiento puede desencadenar un éxodo que disminuya aún más la población cristiana de Siria, que ya se ha reducido en un 80% desde el inicio de la guerra civil del país en 2011. Los kurdos han advertido que podrían abandonar la vigilancia de unos 11.000 prisioneros de ISIS que, de ser liberados, supondrían una enorme amenaza para toda la región.
Ya algunos refugiados del noreste de Siria han llegado a Kurdistán y al norte de Irak. Una nueva ola de refugiados superará la capacidad del Gobierno y la Iglesia local para cuidarlos. La arquidiócesis caldea de Erbil, Kurdistán, fue el hogar de 120.000 cristianos que huyeron de la invasión de ISIS del norte de Irak en 2014. La arquidiócesis aún provee a unos 40.000 desplazados internos y, en este contexto, carecería de los medios para hacer frente a una nueva afluencia de refugiados. Incluso huir al Líbano ya no es una opción. El Líbano, abrumado por más de 1 millón de refugiados sirios, ha iniciado una política de obligar a los refugiados a regresar a su patria.
¿Las naciones occidentales protegerán a los cristianos y otras minorías? Los agentes no estatales, como las organizaciones religiosas, tendrán que llenar el vacío lo mejor posible. Por su parte, “Ayuda a la Iglesia que Sufre continuará manteniéndose firme en su compromiso de proteger y servir a los cristianos perseguidos en Medio Oriente y más allá”, dijo George Marlin, presidente de ACN-USA.
El plan de Turquía de crear una zona segura de 20 millas de ancho en el noreste de Siria puede servir para múltiples propósitos, entre ellos, un posible reasentamiento forzoso de hasta 2 millones de refugiados sirios que actualmente se encuentran en Turquía; aislar a los refugiados del territorio turco —la puerta de entrada a Europa— le daría al presidente Erdogan influencia en las negociaciones con la UE en el pago de miles de millones de dólares para evitar que miles de personas emigren a Europa. Turquía también podría reclamar recursos importantes, como tierras agrícolas fértiles, abundante agua de los ríos Tigris y Éufrates y vastas reservas de gas natural.
Los planes de Turquía pueden, incluso, ir más allá. El presidente Erdogan bien podría querer ampliar el control de su nación sobre el territorio sirio para incluir también el noroeste de Siria. Eso elevaría la perspectiva del desplazamiento de los cristianos en todo el norte de Irak, incluyendo Alepo, donde la población cristiana es de más de 50.000 personas. Tal desarrollo podría ser “el principio del fin” para los cristianos en Siria, dijo el padre Mesrob Lahian, un sacerdote católico armenio de Alepo.
La muy criticada decisión del presidente Trump de retirar las tropas estadounidenses del noreste de Siria ha puesto en marcha una secuencia de acontecimientos altamente impredecibles que podría conducir a enfrentamientos militares masivos en los que participarían las principales potencias con intereses en la región: Rusia, Irán, Estados Unidos, Turquía y el régimen sirio. En última instancia, dijo el arzobispo Warda, una escalada tan importante podría lograr el objetivo de ISIS: “la erradicación del cristianismo de Medio Oriente”.
—Edward Clancy
(Esta historia fue publicada originalmente por Nuestro Visitante Dominical)