La visita papal a Canadá es un paso fundamental para la reconciliación

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LA VISITA DEL PAPA A CANADÁ ES VISTA POR MUCHOS COMO UN PASO FUNDAMENTAL EN EL PROCESO DE SANACIÓN iniciado hace más de tres décadas por las Naciones Indígenas de Canadá, un camino que ojalá conduzca a la reconciliación.

El Papa Francisco ha comenzado su visita pastoral a Canadá (del 24 al 29 de julio). Esta visita fue solicitada por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR), que recogió los testimonios de los supervivientes de los abusos cometidos en el Sistema de Escuelas Residenciales establecido por el gobierno canadiense a mediados del siglo XIX para “matar al indio que hay en el niño”, dando lugar a lo que muchos consideran un genocidio cultural. La Comisión solicitó que el Papa presentara “una disculpa a las víctimas… similar a la realizada en 2010 a los irlandeses que sufrieron abusos”, que debería ser entregada personalmente en Canadá.

Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) habló con el arzobispo de Regina, Saskatchewan, Donald Bolen, para entender mejor lo que representa esta visita. El arzobispo tiene una amplia experiencia en el diálogo con los pueblos originarios.

¿Cuál es la relación entre la Iglesia católica de Canadá y los pueblos originarios en la actualidad?

Las relaciones entre los pueblos de los pueblos originarios y la Iglesia católica de Canadá arrastran el peso de una historia complicada con la que todavía se está lidiando. La colonización y el sistema de escuelas residenciales financiado por el gobierno dejaron a los pueblos originarios [los primeros habitantes conocidos] con un legado de marginación, en el que se suprimieron sus lenguas, culturas, tradiciones y espiritualidad. La participación católica en este sistema, y las olas de sufrimiento que experimentaron tantos pueblos indígenas (incluyendo abusos físicos, culturales, espirituales y sexuales), han dejado profundas heridas y traumas. La Iglesia católica, el Gobierno canadiense y la sociedad son responsables de muchas cosas.

La realidad difiere significativamente en todo el país. En Saskatchewan, donde hubo muchas escuelas católicas, es necesario abordar esa historia de forma directa.

Nos han dicho que escuchemos lo que tienen que decir los pueblos originarios. ¿Qué debemos esperar?

Se nos pide que escuchemos el sufrimiento experimentado por los pueblos originarios, los inuit y los metis, y se nos pide que veamos la historia desde sus perspectivas. Se nos pide que examinemos las injusticias sistémicas que los pueblos indígenas siguen padeciendo, como lo son la pobreza, el limitado acceso a la salud y a la educación, y sus derechos territoriales. Se nos pide que observemos el impacto del trauma intergeneracional, evidenciado en las altas tasas de encarcelamiento, adicción y suicidio, y que apoyemos los esfuerzos para abordar los problemas subyacentes.

Arzobispo Bolen

Estamos llamados a apoyar los esfuerzos para fortalecer o recuperar la lengua, la cultura y la espiritualidad indígenas. Se nos invita a reconocer la belleza y la sabiduría de las formas indígenas de ver y cuidar la creación. Caminar juntos significa escuchar, para que podamos ser amigos y aliados en la creación de un futuro mejor para los pueblos originarios, los Inuit y los Metis, y para todos los que viven en esta tierra.

El año pasado, muchas iglesias y edificios católicos fueron incendiados o vandalizados. ¿Por qué ocurrió esto y por qué la Iglesia de Canadá no reaccionó con la firmeza que algunos hubieran querido al condenar estos crímenes?

El año pasado, un radar de penetración terrestre en los emplazamientos de las antiguas Escuelas Residenciales identificó lo que podrían ser tumbas sin marcar, desatando una respuesta de ira, frustración y trauma. En cierto modo, esto llamó la atención de forma dramática sobre todo lo que se había compartido a través del proceso de Verdad y Reconciliación. En algunos lugares, la ira llevó a la violencia y la destrucción, incluyendo la quema de iglesias. Muchas de ellas fueron construidas y atendidas por feligreses indígenas locales.

Aunque muchos hablaron con consternación sobre la quema de iglesias, también se reconoció que hay una razón para esa ira, y que tenemos que abordar las injusticias que los pueblos indígenas han experimentado y siguen experimentando.

¿Qué aprendió de su experiencia de reconciliación con los pueblos indígenas?
Como obispo, caminando con los pueblos indígenas, con los sobrevivientes de las escuelas residenciales, y con las víctimas de abuso sexual del clero, encuentro un eco más con lo que el Papa Francisco habla de “sanar las heridas”, que fue una parte central del ministerio de Jesús, y se ha convertido en una parte central del mío.

Ha sido un enorme privilegio trabajar con los sobrevivientes de los internados y con las víctimas de los abusos sexuales del clero. He tenido la oportunidad de caminar con personas maravillosas con muchos dones, que tienen mucha sabiduría sobre cómo debemos avanzar hacia la sanación y cómo debemos cambiar como comunidad cristiana. Creo que el Espíritu Santo está realmente involucrado en este trabajo.

¿Cuál debería ser el siguiente paso tras la visita?

El informe final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación dejó claro que las disculpas no son un fin, sino un punto de partida para nuevas acciones. Se han iniciado conversaciones sobre lo que ocurrirá “el día después de la disculpa” del Papa Francisco en suelo canadiense.

En primer lugar, existe el deseo de avanzar hacia una comprensión más profunda de la historia de los pueblos indígenas y su relación con la Iglesia. Esto implica apoyar a las comunidades para que cuenten su historia, incluida la experiencia de los internados; pedir disculpas cuando nos enteremos de los errores cometidos y acompañar a las comunidades de las primeras naciones en su recuperación.

En segundo lugar, se nos pide que apoyemos los derechos inherentes de los Pueblos Indígenas, otorgados por el Creador. El reconocimiento de estos derechos está en el espíritu de las enseñanzas sociales de la Iglesia.

En tercer lugar, se nos pide que apoyemos a los pueblos indígenas en sus esfuerzos por reclamar o fortalecer su lengua, su cultura y sus tradiciones.

En cuarto lugar —y esto es algo muy querido por el Papa Francisco— se nos pide que respetemos y apoyemos la sabiduría indígena con respecto a la creación y al mundo creado. Las tradiciones espirituales indígenas consideran que cada persona está conectada con la tierra, con todas las demás criaturas y con todas las demás personas, las que nos han precedido y las que están por venir. No debemos tomar decisiones sin tener en cuenta el impacto en las próximas siete generaciones. Esta comprensión de la creación tiene mucho que enseñarnos.

—Mario Bard