Líbano: la Encarnación se muestra “con medios sencillos”

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Para las familias pobres que no pueden comprar regalos a sus hijos, la Navidad puede ser una época difícil. Pero en el Líbano, un proyecto financiado por ACN les proporcionó regalos, y sintieron la alegría y la esperanza de la época.

Para Farha y Nidaa, dos viudas del pueblo libanés de Qaa, en la frontera con Siria, la iniciativa de los regalos de Navidad es especialmente importante. En 2016, ambas perdieron a sus maridos en un atentado suicida del ISIS. Farha quedó al cuidado de sus tres hijos, y Nidaa tiene cuatro propios. Sus maridos eran el sostén de la familia, pero ahora sus viudas solo reciben $100 dólares al mes del ejército, una fracción de lo que necesitan para su vida diaria, por no hablar de la ayuda psicológica para sus traumatizados hijos.

En la destrozada economía libanesa, la lucha por la supervivencia diaria es normal desde hace mucho tiempo. Para muchos padres, eso significa renunciar a todo lo que no sea esencial. Muchas cosas se quedan en el camino, incluida la alimentación sana, pero también el dinero para los regalos, algo muy doloroso en Navidad.

A la hermana Raymonda le brillan los ojos. El año pasado, con la ayuda de más de 100 voluntarios y el apoyo financiero de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), la hermana pudo atender los deseos de muchos niños de recibir un regalo de Navidad y su urgente necesidad de ropa de invierno. El equipo recogió las peticiones de más de 10.000 niños, mandó confeccionar las prendas en Líbano y las distribuyó por todo el país.

Niños durante la distribución de los regalos de Navidad

“Sentíamos que este proyecto era una llamada de Dios”, dice la monja, que forma parte de la Congregación de las Hermanas de San José de Lyon. “Esto parecía una colmena; los ayudantes pululaban por todas partes. Venían incluso madres que no tenían mucho tiempo, para dedicar al menos una hora a envolver regalos. Estaban decididas a dar alegría a los niños en Navidad”.

En Qaa, el pueblo de Farha y Nidaa, las temperaturas pueden bajar hasta unos 35 grados incluso en otoño y primavera, por lo que la nueva ropa de invierno para sus hijos es un auténtico regalo del cielo. Tras la muerte de su marido, Nidaa se sintió abandonada por todos. Proyectos como la iniciativa navideña de ACN le demuestran que no está olvidada.

“Queremos apoyar a las familias necesitadas, especialmente a los niños”, dice la hermana Raymonda. Incluso en el sur del Líbano, a pesar de la guerra y la economía, unos 500 niños recibieron regalos. Comparado con sus necesidades diarias, una prenda de ropa nueva puede parecer poca cosa, pero significa mucho para ellos. “Con medios sencillos, podemos dar alegría y esperanza, testimoniar la Encarnación del Emmanuel, la presencia de Dios entre nosotros, y modelar un mundo nuevo”.

—Sina Hartert