Sínodo del Amazonas: “los pueblos indígenas han tenido a Dios con ellos durante mucho tiempo”

Compartir esta noticia:

EL SÍNODO por la Amazonia se celebra en el Vaticano del 6 al 27 de octubre. El sínodo ha generado mucho interés dentro y fuera de la Iglesia. Ayuda a la Iglesia que Sufre habló con el obispo Neri José Tondello de la Diócesis de Juína, en el Estado de Mato Grosso, Brasil, uno de los 18 miembros del Consejo Presinodal.

¿A qué atribuye el gran interés por este sínodo en particular?

Lo que sucede en el Amazonas afecta al mundo entero. El sínodo está abordando el tema de una ecología integral. Esto incluye no solo a los habitantes originarios que viven allí, especialmente los pueblos indígenas, que son los primeros y legítimos propietarios de la región. También incluye a las comunidades que viven en las riberas de los ríos, los quilombolas (descendientes de los antiguos esclavos africanos) y a tantas otras personas que ahora viven en la región en busca de una vida mejor. El objetivo de una ecología integral es considerar nuestro “hogar común” en toda su complejidad, y la panamazonia es una región que sirve a todo el planeta. Esta región se enfrenta a problemas muy graves que tienen un impacto mundial.

Consideremos los incendios forestales que se han iniciado; estos llevan a la deforestación y a la tala ilegal, al envenenamiento de los ríos y a la matanza de peces. Las represas hidroeléctricas y la industria minera con sus subproductos tóxicos, como el mercurio también están acabando con las poblaciones de peces. Está en juego el suministro de alimentos básicos para nuestros pueblos indígenas. Todas estas cosas están dañando gravemente la región panamazónica en toda su biodiversidad. Y todo está interconectado, todo está interrelacionado, y es por eso que la región es de crucial importancia para el mundo.

Obispo Tondello

¿Qué significa el sínodo por la Amazonia para usted?

Vamos a tener que pedir muchas oraciones para poder tener el don del discernimiento. Hemos considerado la realidad de la situación en la Amazonia y hemos escuchado el clamor de sus pueblos, que están expresando su infelicidad. Durante el curso del sínodo, estaremos escuchando a los científicos, y sobre todo escucharemos lo que el Espíritu Santo quiere decir a las Iglesias de la región amazónica.

Es importante tener en cuenta que el sínodo no es un cuerpo deliberativo; según sus directrices, es un cuerpo consultivo. Pero no carecemos de valor para proponer nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral. Que este gran evento ayude al Papa Francisco a tomar las decisiones necesarias y nos dé una guía segura que sea apropiada para este bendito lugar que es nuestra amada Amazonia.

¿Qué se necesita si la Iglesia no va a ser solo una “Iglesia visitante” en toda la Amazonia?

La evangelización fue traída a nosotros por hombres y mujeres que vinieron del extranjero, que dieron sus vidas, muchos de los cuales son mártires de la Amazonia. Pero muchas de las cosas que se importaron no siempre fueron las mejores; a menudo fueron esquemas de colonización, de dominación, que ignoraron el potencial ya presente allí. Es decir, no tuvieron en cuenta el verdadero rostro de la Amazonia, que tiene la capacidad de convertirse en protagonista de su propia forma de evangelización, a través de la inculturación del Evangelio, que se encarna en la realidad de las “semillas del Verbo” ya presentes entre los pueblos indígenas, los ribereños, los colonos y todos los demás pueblos que habitan esta región. Para que la Iglesia sea más eficaz y esté más presente y más cerca de la gente, se necesita tanto la formación religiosa como la organización de la comunidad. Debemos profundizar en los dones y carismas del pueblo. Por supuesto, tenemos que reconocer el bautismo como el punto de partida de todo, es una Iglesia bautismal y colegial, que es diferente de una Iglesia clerical.

Sin embargo, el celibato nunca desaparecerá, porque siempre será un regalo para la Iglesia. Pero también creo que la Iglesia puede reflexionar, desde el punto de vista de la teología, la espiritualidad y las consideraciones pastorales, sobre la necesidad de nuevas formas que ayuden a asegurar una presencia permanente al lado del Pueblo de Dios, para que podamos ir más allá de esta idea de una “Iglesia visitante”. Necesitamos estar más cerca, más presentes con la gente, y por esta razón necesitamos explorar las ideas en las que la gente ha estado trabajando durante tanto tiempo, por ejemplo, la de un sacerdote de la comunidad, alguien con un rostro amazónico, alguien que viva en el lugar y conozca a todas las personas y que pueda ayudar a hacer el proceso de evangelización mucho más efectivo. No olvidemos que los pueblos indígenas han tenido a Dios con ellos durante mucho tiempo.

—Rodrigo Arantes