Mozambique: Los insurgentes atacan comunidades e iglesias

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Misioneros, sacerdotes y religiosas de Mozambique han tenido que huir de sus pueblos y aldeas y buscar seguridad en las ciudades, actualmente desbordadas por los desplazados.

Según la información facilitada por los misioneros sobre el terreno, los ataques de insurgentes armados siguen azotando la provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique. Las actividades de los grupos insurgentes islámicos se han intensificado en la región, creando una atmósfera de miedo e inseguridad.

La insurgencia en el norte de Mozambique comenzó en 2017, pero los ataques han aumentado este año. Solo en los últimos días se han producido varios asaltos a ciudades y pueblos, y se ha secuestrado y asesinado a personas.

El 9 de febrero, los terroristas, que reivindican su lealtad al Estado Islámico, atacaron tres comunidades cerca de Mazeze, a 100 kilómetros al sur de Pemba, la capital de Cabo Delgado. “Quemaron iglesias y las casas de la población”, afirma un misionero local, que pidió no ser identificado por razones de seguridad. Los ataques, junto con rumores de otros en localidades vecinas, provocaron el desplazamiento de cientos de personas que, en muchos casos, recorrieron a pie largas distancias por el monte para encontrar refugio en Pemba o en la cercana ciudad de Chiúre, lo que provocó hacinamiento.

Una misionera, que también pidió no ser identificada, dijo que los terroristas destruyeron casas e iglesias en varias aldeas y ahora están “repartidos por los distritos del sur y el centro” de Cabo Delgado, aunque “el objetivo final de los movimientos o ataques aún no está claro”. La situación es muy, muy complicada”.

“Muchos misioneros también han sido desplazados”, dijo a ACN un sacerdote local. Este sacerdote se trasladó a Pemba, el centro de la diócesis, al igual que las hermanas que vivían en la zona. Otros misioneros están siguiendo su ejemplo para protegerse a sí mismos, pero también para proteger a la población, confirmó el sacerdote. Cuando los sacerdotes o las hermanas permanecen en un pueblo, la gente suele sentirse segura y decide quedarse, lo que puede dejarlos expuestos en los ataques.Perse

Desplazados internos en Cabo Delgado

Métodos más audaces

Al principio, los insurgentes atacaban sobre todo estructuras militares o gubernamentales, así como aldeas y comunidades civiles, y no discriminaban entre musulmanes, que son mayoría en esta parte de Mozambique, y cristianos. Sin embargo, en los dos últimos años se han denunciado ataques y casos de yihadistas que separaban a cristianos para ejecutarlos.

“El pueblo que fue atacado en la región de Chiúre ya lo había sido hace unos dos años, pero la cuestión religiosa no solo afecta a los católicos”, afirma el sacerdote local que habló con ACN. “No han limitado sus ataques a los pueblos con iglesias cristianas. Como siempre, atacan absolutamente todo, incluidas las iglesias, pero también las mezquitas, y atacan especialmente a la población y sus casas”.

Además de un aumento en el número de ataques, los terroristas también parecen ser más audaces en sus métodos. En un ataque perpetrado en enero en la ciudad de Mucojo, en lugar de destruir casas y huir de nuevo a la selva, los yihadistas permanecieron al menos dos días, a pesar de la presencia cercana de las fuerzas armadas de Mozambique y de otros países aliados que intentan ayudar a frenar la violencia. Poco más de una semana después, el 31 de enero, los terroristas tendieron una emboscada a un convoy militar, matando a dos soldados mozambiqueños.

La insurgencia en Mozambique ha causado ya al menos cinco mil muertos y el desplazamiento de más de un millón de personas, aunque estas cifras están fechadas, y las actuales son probablemente superiores.

La Iglesia católica está muy implicada en el apoyo a los desplazados del norte de Mozambique y en tratar de encontrar una solución pacífica al conflicto, habiendo sido crítica tanto con los terroristas como con la respuesta de mano dura del gobierno.

Mozambique, especialmente la región de Cabo Delgado, es un país prioritario para ACN en el continente africano. La organización benéfica internacional ha apoyado varios proyectos allí, incluyendo asistencia pastoral y apoyo psicosocial a las víctimas del terrorismo, así como el suministro de materiales para la construcción de centros comunitarios y la adquisición de vehículos para los misioneros que trabajan con familias que huyen de la violencia.