Myanmar: “las matanzas deben cesar de inmediato”

Compartir esta noticia:

EN EL DÍA MÁS SANGRIENTO DESDE EL GOLPE DE ESTADO EN MYANMAR, el cardenal Charles Maung Bo, líder de los católicos del país, ha hecho un nuevo llamamiento a la paz en la asediada nación.

El domingo 14 de marzo se hizo pública una carta del cardenal Bo en la que pide el fin del derramamiento de sangre, el mismo día en que se informó que hasta 50 personas habían muerto cuando las fuerzas gubernamentales abrieron fuego contra los manifestantes. En su carta, cuya copia fue enviada a Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), el cardenal Bo escribió: “Instamos a todas las partes de Myanmar a buscar la paz. En las últimas semanas, hemos sufrido grandes desafíos como nación. Esta crisis no se resolverá con el derramamiento de sangre. Busquen la paz”.  El cardenal, que es arzobispo de Yangon (Rangún), añadió: “Las matanzas deben cesar de inmediato. Han perecido muchos”.

Cardenal Charles Maung Bo
Cardenal Charles Maung Bo

Según la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos de Birmania, al menos 126 han muerto desde que la junta militar tomó el control el 1 de febrero. El pasado fin de semana, se declaró la ley marcial en seis distritos de Yangon tras los incendios provocados en fábricas de propiedad china. Se cree que China ha proporcionado apoyo a los militares en el último golpe. La mayoría de las muertes del 14 de marzo se produjeron en los distritos de Hlaing Tharyar y Shwepyitha de Yangon, donde se encuentran las fábricas.

En un tuit, el Movimiento de Desobediencia Civil, que ha estado coordinando las protestas, negó la responsabilidad de los ataques a las fábricas, afirmando que la “junta terrorista es totalmente responsable del incendio de las fábricas chinas”. Llamando al cese de toda violencia, el cardenal Bo añadió: “La sangre derramada no es la sangre de un enemigo. Es la sangre de nuestros propios hermanos y hermanas, de nuestros propios ciudadanos”.

“Somos una nación de sueños. Nuestros jóvenes han vivido en la esperanza. No nos convirtamos en una nación de decepciones sin sentido. Dejen de matar. Dejen la violencia. Abandonen el camino de las atrocidades. Dejen que todos los inocentes sean liberados. Son nuestro propio pueblo”.

La carta también subrayaba la solidaridad del Papa con todo el pueblo de Myanmar, y añadía que el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, también animaba a la Iglesia a implicarse en la pacificación del país. El cardenal Bo concluyó: “Fortalecidos por el mandato y el estímulo del Vaticano, nosotros, la Iglesia católica, nos comprometemos, junto con todas las personas de buena voluntad, a la tarea de ver a esta nación levantarse de nuevo en la comprensión mutua y la paz.”

—John Newton