Nicaragua: “No hay salida de la crisis actual sin la Iglesia”

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DESDE LA PRIMAVERA HASTA EL VERANO DE 2019, hubo una serie de violentos enfrentamientos en Nicaragua entre las tropas del Gobierno y los manifestantes. Cientos de manifestantes fueron asesinados, la mayoría de ellos jóvenes. El Gobierno dice que han muerto 150 personas, pero estimaciones no oficiales dicen que son más de 500. La Iglesia católica del país, que aboga firmemente por el diálogo, ha desempeñado un papel crucial para frenar la violencia. Marco Mencaglia, responsable de Ayuda a la Iglesia que Sufre en Nicaragua, dio sus impresiones en una reciente visita al país.

¿Cuál es la situación actual en Nicaragua?

El clima político en el país sigue siendo extremadamente tenso. En este momento, el destino de muchos jóvenes aún no se ha decidido. Cientos de ellos siguen en prisión por razones políticas relacionadas con la represión de las protestas. Las formas menos evidentes de discriminación también tienen un impacto negativo en la vida del país.

Nicaragua

¿Qué papel jugó la Iglesia católica durante este tiempo?

La Iglesia católica está desempeñando un papel decisivo en la búsqueda de una solución pacífica al conflicto porque es una institución profundamente arraigada en la sociedad. Después de las primeras protestas, el Gobierno le pidió a la Iglesia que tuviera un papel mediador. Sin embargo, el Gobierno abortó el diálogo después de 8 reuniones. Luego, se inició una feroz campaña por los círculos gubernamentales para desacreditar a la Iglesia. Se hicieron fuertes acusaciones contra los líderes religiosos y los católicos fueron llamados “golpistas” y “terroristas”. Al mismo tiempo, se tomaron medidas para controlar todo lo que los sacerdotes decían y hacían. Así, por ejemplo, el contenido de los sermones de los domingos es monitoreado de cerca.

Además, se ha informado de que se han adoptado medidas violentas para acosar a las personas que sospechan que han prestado algún tipo de apoyo material a las protestas, aunque no hayan participado directamente en los enfrentamientos. En el curso de mi visita, una frase surgió una y otra vez: “Joven y católico es algo peligroso para estar en Nicaragua hoy en día”.

¿Qué fue lo que más le impresionó durante su viaje?

El coraje de la Iglesia al trabajar para prevenir aún más violencia durante los meses de conflicto. Los organizadores de la protesta cerraron las principales carreteras en muchas regiones del país, paralizando la vida durante varias semanas. Hay muchas fotos que muestran a sacerdotes en situaciones particularmente tensas, de pie con los brazos levantados entre las fuerzas armadas del Gobierno que estaban a punto de derribar los bloqueos por la fuerza, y los manifestantes que habían resuelto mostrar resistencia. Arriesgando sus propias vidas, estos sacerdotes, la mayoría de ellos jóvenes, salvaron las vidas de muchas personas de ambos lados del conflicto. Muchas iglesias acogieron a cientos de heridos, convirtiéndose en improvisados hospitales de campaña.

A pesar de la estrategia de descrédito hacia la Iglesia, recientes encuestas independientes han demostrado que esta institución sigue teniendo un muy alto nivel de credibilidad. El número de vocaciones al sacerdocio sigue aumentando prácticamente en todo el país. Cada año se crean nuevas parroquias. También aumenta el número de solicitudes recibidas de personas interesadas en participar en los cursos educativos ofrecidos por la Iglesia.

¿Hay una salida a la crisis?

La Iglesia nicaragüense ha dicho una y otra vez que la única salida a la crisis es el diálogo y el apoyo a un proceso que asegure el respeto por las reglas fundamentales de la democracia: elecciones libres y justas. Eso canalizará la energía de los jóvenes por el bien del país. Es importante evitar que se inicien nuevos conflictos con la ayuda de todos los sectores de la sociedad. Incluso diría que no hay una salida pacífica a la situación actual sin la participación de la Iglesia. A nivel espiritual y social, sigue desempeñando un papel decisivo y único en Nicaragua mientras avanza por el camino difícil de sanar las profundas heridas dejadas por los enfrentamientos mortales del año pasado.

¿Qué es lo que más necesita la Iglesia nicaragüense?

Es necesario rezar para que regresen las personas que se alejaron de la Iglesia por razones políticas. Son procesos difíciles que siguen avanzando silenciosamente a pesar de los problemas. En estos tiempos de precariedad, la Iglesia nicaragüense necesita sentir la solidaridad de la Iglesia mundial en la oración y su atención permanente.

Ayuda a la Iglesia que Sufre apoya a la Iglesia en Nicaragua mediante el respaldo a los seminaristas, la financiación de la creación de nuevas parroquias y con programas de formación de jóvenes.

 APOYAR A LA IGLESIA QUE SUFRE