Obispo: “¡La Iglesia católica existe en Marruecos!”

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LOS CATÓLICOS EN MARRUECOS representan menos del 1% de la población de 37 millones. Pero la Iglesia, a pesar de su pequeño tamaño, desempeña un papel importante en la atención a los desfavorecidos de la sociedad y ofrece apoyo a los jóvenes migrantes que cruzan al país desde el África subsahariana en su esperado camino hacia Europa. 

El obispo Cristóbal López Romero, de Rabat, Marruecos

El 30 y 31 de marzo de 2019, el Papa Francisco visitará el país. En esta entrevista, el obispo Cristóbal López, de Rabat, habla del papel de la Iglesia en Marruecos.

“La Iglesia católica existe en Marruecos”, proclama el obispo, un salesiano de Don Bosco, y añade: “Es una Iglesia joven y vibrante, bendecida con la misericordia y con un fuerte deseo de dar testimonio”. El obispo continúa: “A nuestras iglesias vienen más jóvenes que viejos, más hombres que mujeres, más negros que blancos”.

Los miembros de la Iglesia en Marruecos son en su mayoría extranjeros, fieles de más de 100 países diferentes. Generalmente, trabajan en compañías subsidiarias que operan en el país. Además, muchos de ellos provienen de países del sur del Sahara, como Congo, Senegal o Costa de Marfil. Se trasladan a Marruecos para continuar sus estudios y encontrar un “sentimiento de seguridad” en la Iglesia local. Los misioneros que trabajan en el país provienen de más de 40 países diferentes.

La Iglesia marroquí y las organizaciones benéficas con las que trabaja ayudan a los más débiles, independientemente de su origen religioso o étnico. Principalmente, son activos dentro de la sociedad y para con los inmigrantes que intentan llegar a Europa o permanecer en el norte de África. “La Iglesia acoge y cuida a los necesitados, es decir, es una Iglesia samaritana”, dice el obispo.

A través de su organización Cáritas, Marruecos se ocupa de miles de migrantes que cruzan el Sahara y luego, después de haber completado esta difícil travesía, “permanecen atascados” en el país, sin poder continuar hacia Europa. “Estas personas necesitan atención y un oído comprensivo. La mayoría de ellos están enfermos cuando llegan, y muchas de las mujeres están embarazadas”, dicen los obispos. “La Iglesia los acoge, los protege, promueve e integra, tal como el Papa Francisco nos ha pedido que hagamos. El trabajo de la Iglesia en Marruecos es tan importante que incluso las autoridades musulmanas aprecian sus esfuerzos”.

El obispo López explicó que las razones económicas son el impulso clave para la mayoría de los jóvenes migrantes. Huyen de la pobreza y el desempleo, pero muchos de ellos también huyen de la guerra, las hostilidades, la persecución o los desastres naturales. Según el obispo de Rabat, el problema de la migración en África será imposible de resolver mientras “el 30% de los alimentos producidos en Europa sigan siendo desechados”, la gente siga viviendo “en el exceso y la grandeza” y al mismo tiempo esperando que aquellos “que viven en circunstancias miserables acepten pasivamente su destino”.

“Ciertamente, no es cristiano e incluso se puede decir que es inhumano que Europa proteja sus fronteras para no tener que compartir lo que pertenece a todos y de lo que Europa se ha apropiado”, acusa el obispo. Continúa: “En lugar de proporcionar ayuda, deberíamos pagar por las materias primas que explotamos. Deberíamos asegurarnos de que las corporaciones multinacionales paguen los impuestos que deben”. Insiste en que no se puede ayudar a África con “migajas, sino con justicia y planes de desarrollo. No somos nada sin amor, y menos aún sin justicia”.

De acuerdo con su Constitución, el Reino de Marruecos es un Estado musulmán. El artículo 3 dice: “El islam es la religión del Estado, que garantiza a todos el libre ejercicio de las creencias”. Sin embargo, la Constitución prohíbe a los partidos políticos, parlamentarios o enmiendas constitucionales infringir el islam. El Parlamento Europeo ha reconocido que la libertad religiosa está consagrada constitucionalmente en Marruecos, pero añade que “los cristianos y especialmente los musulmanes que se han convertido al cristianismo se enfrentan a numerosas formas de discriminación y no se les permite poner un pie en una iglesia”. Según el Código Penal de Marruecos, el proselitismo de los no musulmanes, es decir, “sacudir la fe” de la población musulmana, es ilegal. La distribución de materiales religiosos no islámicos también está restringida.

—Maria Lozano