El obispo de Mozambique denuncia la “tragedia” de los persistentes ataques islámicos

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LOS CONTINUOS ATAQUES ISLÁMICOS en el norte de Mozambique ya se han cobrado 500 vidas y han dejado a miles de personas desplazadas, informó el obispo Luiz Fernando Lisboa de la Diócesis de Pemba, en una entrevista con Ayuda a la Iglesia que Sufre.

Desde octubre de 2017, la violencia ha afectado a la región más al norte de Mozambique  y no muestra signos de llegar a su fin. El obispo Lisboa confirmó que los días 29 y 30 de enero de este año se produjeron “6 ataques” en la provincia de Cabo Delgado, que provocaron un éxodo general de la población y dejaron una amplia franja de destrucción en los pueblos. El obispo describió los ataques como “una tragedia”. Uno de ellos “tuvo como objetivo la escuela agrícola de Bilibiza, una escuela de formación de profesores, con más de 500 alumnos”, añadió.

Obispo Luiz Fernando Lisboa

“La escuela fue incendiada, y luego [los atacantes] destrozaron otras tiendas y negocios cercanos”, dijo el obispo, y agregó: “Es un hecho triste que las fuerzas militares y de seguridad sean incapaces de contener estos ataques sin apoyo internacional”. Si el Gobierno hubiera hecho algo para mejorar las condiciones, tal vez este problema se hubiera resuelto, pero en cambio mucha gente está muriendo”.

No hay estadísticas oficiales, pero el obispo está seguro de que al menos 500 personas han sido asesinadas desde finales de octubre de 2017, cuando comenzaron los ataques a las aldeas, centros administrativos y personal del ejército. Los atacantes han dejado cuerpos decapitados para sembrar el terror.

“Las aldeas se están quedando vacías, y la gente no está plantando sus cultivos. Eso significa que habrá hambre, y tendremos miles de desplazados internos”, destacó. Según la ONU, hay unos 60.000 desplazados internos en el norte de Mozambique. El número total de desplazados internos “podría estar más cerca de 100.000”, dijo el obispo Lisboa, cuando se incluyen los que quedaron sin hogar por los devastadores ciclones del año pasado.

El obispo también manifestó que cuando comenzaron los ataques, los musulmanes locales se distanciaron claramente de la violencia y la condenaron. La intensificación de los ataques podría ser una amenaza a la seguridad regional, y las autoridades de la vecina Tanzania también están en alerta. Tanzania es considerada por los expertos en terrorismo como una especie de refugio seguro y un lugar de reclutamiento para los militantes extremistas, que pueden desplazarse fácilmente a través de la frontera entre los dos países. Si hay una red internacional o transnacional involucrada, significa que son mucho más fuertes y será mucho más difícil detenerlos.

La comunidad cristiana del norte de Mozambique se siente amenazada y el obispo sabe que él mismo podría ser un objetivo. “No tengo miedo. Simplemente intento cumplir mi propio papel, que es apoyar a los misioneros que están allí, en la línea de fuego directa. Son extremadamente valientes. Son el oasis que la gente necesita, [figuras de confianza] a las que pueden pedir ayuda. No han abandonado sus puestos y, por lo tanto no, tengo derecho a tener miedo.”

Ayuda a la Iglesia que Sufre está apoyando a la Iglesia en Mozambique de varias maneras, entre ellas proporcionando autos a los misioneros y financiando la formación de los seminaristas. Mons. Lisboa dijo: “Esta ayuda es importante, porque sin el apoyo de organizaciones internacionales como Ayuda a la Iglesia que Sufre sería muy difícil para las diócesis pobres como la nuestra como la mayoría de las diócesis africanas y muchas de Asia y América Latina cumplir la misión de la Iglesia”.

—Paulo Aido