Después de ocho años de guerra, ACN sigue apoyando a los cristianos de Siria con una ayuda vital
EL 15 DE MARZO de 2019 se cumplió el 8° aniversario del inicio de la guerra civil en Siria. Ayuda a la Iglesia que Sufre conmemora la ocasión destacando la situación de emergencia que atraviesa el país, especialmente la de las 127.185 familias cristianas registradas.
La guerra civil siria ha causado la mayor catástrofe humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial, con unos 12 millones de refugiados y desplazados internos. Actualmente, los cristianos del país constituyen solo el 3% de la población, mientras que antes de la guerra representaban el 10%. Además de todas las consecuencias de los combates y de los efectos del embargo económico sobre su país, los cristianos sirios también han sufrido persecución religiosa a manos de diversos grupos yihadistas implicados en el conflicto.
Durante estos 8 años de guerra, 1.707 cristianos fueron asesinados y 677 fueron secuestrados. En el mismo periodo, se destruyeron más de 1.250 iglesias cristianas y otras propiedades eclesiales y unas 9.800 casas y hogares cristianos fueron dañados o destruidos.
Desde el comienzo del conflicto, en marzo de 2011, hasta finales de 2018, Ayuda a la Iglesia que Sufre ha asignado más de 33 millones de dólares a 738 proyectos para cumplir su misión de apoyar a la Iglesia necesitada en todo el país. Los proyectos fueron desarrollados por las 9 diferentes Iglesias cristianas, y gestionados gracias a la cooperación de 130 socios de proyecto.
De los 738 proyectos financiados, alrededor del 80% fueron en forma de ayuda de emergencia, entre ellos unos 308 programas para atender las necesidades básicas de las familias cristianas que no han salido del país; el 10% de la ayuda se destinó a la reconstrucción de las casas de la gente y las propiedades de la Iglesia. Otro 6% se dio en forma de estipendios de misa y ayuda pastoral.
Los 13 principales proyectos de ayuda de emergencia financiados durante estos 8 años de guerra son los siguientes: ayuda directa para necesidades básicas, paquetes de alimentos, apoyo financiero para los estudiantes, ayuda médica, apoyo con el alquiler, la calefacción, la electricidad, el gas y el agua; leche y pañales para bebés y niños pequeños, medicamentos esenciales, regalos de Navidad para los niños, ropa de abrigo, material educativo y asesoramiento vocacional.
El proyecto “Una gota de leche”, para niños menores de 10 años, representó el 15% del total de la ayuda de emergencia prestada, mientras que más de 2 millones de dólares se dieron en forma de subsidios de alquiler para las familias sirias cristianas refugiadas, y 1 millón de dólares se destinaron a la reconstrucción de las casas de las familias que regresaban.
—Raquel Martin