El prelado iraquí considera la amenaza a la comunidad cristiana sobre la confrontación entre EE.UU. e Irán
EL ARZOBISPO DE ERBIL, en Kurdistán, Irak (donde el 7 de enero de 2020 una base militar de EE.UU. fue alcanzada por un misil iraní), expresó su alivio ante la declaración del presidente Trump: “Irán parece estar retirándose”. Sin embargo, el arzobispo caldeo Bashar Warda expresó su preocupación sobre que Irak corre el riesgo de convertirse en el escenario de nuevos enfrentamientos entre las dos naciones. “No queremos vivir con miedo y ansiedad”, le comentó a Ayuda a la Iglesia que Sufre. “La paz y la armonía” en Irak, dijo, son claves para “la subsistencia del cristianismo en el país”.
El 7 de enero, Irán también disparó 15 misiles a una base aérea iraquí que alberga tropas estadounidenses. Los ataques se produjeron en represalia por el ataque con drones estadounidenses del 3 de enero, cerca del aeropuerto de Bagdad, que mató al principal líder militar iraní, Qasem Soleimani, jefe de la fuerza de élite de los Guardianes de la Revolución Iraní, la Fuerza Quds.
No hubo bajas en ninguna de las dos bases militares, informó el presidente Trump, quien anunció que se impondrán sanciones adicionales a Irán en respuesta a los ataques. Sin embargo, el presidente declaró que los Estados Unidos están preparados para “abrazar la paz”, incluso cuando la retórica acalorada de los dirigentes iraníes insinuara nuevos ataques.
En una declaración formal enviada a la Ayuda a la Iglesia que Sufre, el arzobispo Warda dijo que el enfrentamiento entre las dos potencias no debe escalar. Añadió que Irak ha estado sufriendo guerras por poderes durante décadas: “han desgarrado nuestro país”. Los conflictos en curso han tenido un impacto desproporcionado en los cristianos iraquíes y otras minorías, que a menudo se vieron atrapados entre las facciones en guerra o directamente en la mira, como en la campaña genocida de ISIS que mató a cristianos y yazidis.
El arzobispo dijo: “Las tensiones actuales amenazan la grave fragilidad de las comunidades, que están cansadas de la guerra y de sus trágicas consecuencias. Han sufrido demasiado y ya no pueden enfrentarse a un futuro desconocido”. Añadió que estas comunidades vulnerables, acosadas por temores y ansiedades, necesitan la certeza, el consuelo, la esperanza y la creencia de que Irak puede ser un país pacífico donde sea posible vivir en lugar de ser víctimas de un interminable daño colateral”.
“En la última década, en particular desde el comienzo de la guerra civil siria en 2011, el apoyo a las comunidades cristianas de Medio Oriente ha sido una de las principales preocupaciones de Ayuda a la Iglesia que Sufre“, dijo Edward Clancy, director de divulgación de ACN-USA. Durante este período, ACN-USA ha proporcionado más de 100 millones de dólares en ayuda humanitaria y otros apoyos esenciales a los cristianos solo en Irak y Siria. El apoyo continuo es de vital importancia para preservar la presencia cristiana en la región. “Solo en Irak, según estimaciones, el número de cristianos ha disminuido en un 90% desde 2003, cuando los Estados Unidos invadieron”, añadió Clancy. Quedan quizás tan pocos como 150.000 cristianos en el país.
“Esperamos que, pase lo que pase, las potencias occidentales hagan todo lo posible para asegurar la protección de los cristianos en Medio Oriente”, destacó Clancy. El arzobispo Warda concluyó su declaración pidiendo “la acción urgente de la comunidad internacional para usar su influencia y así atenuar las tensiones”. Nuestra oración es por la paz y el diálogo por un resultado justo”.
—Joop Koopman