Burkina Faso: Primera Comunión en un contexto de terrorismo y COVID-19

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Sus rostros radiantes de alegría, los niños vestidos de blanco bailan y cantan, aplauden y rezan a Dios. En Kaya, Burkina Faso, nada puede ensombrecer la alegría de celebrar la Primera Comunión.

Por un breve momento, los niños pueden olvidar los horrores que han experimentado y las dificultades que enfrentan día tras día. “Los niños son originarios de Dablo. Vinieron aquí huyendo del terrorismo. Pero fue el COVID-19 el que nos obligó a posponer todas las celebraciones previstas para la recepción del Sacramento de la Primera Eucaristía”, dijo el sacerdote responsable, el padre Gabriel Bamogo, a Ayuda a la Iglesia que Sufre, que presta ayuda a los cristianos de Burkina Faso. “Ahora todos dan gracias al Señor por la alegría y la misericordia que les ha dado a través del Sacramento”.

Primera Comunión en la Diócesis de Kaya
Primera Comunión en la Diócesis de Kaya

Primero el terrorismo, luego el COVID-19: Burkina Faso, un país situado en la parte occidental de África, ha sido golpeado duramente. Alguna vez un oasis de estabilidad y paz interna, desde 2015 el país ha ido a la deriva, cada vez más en el caos. Los yihadistas y las bandas criminales están infligiendo violencia a grandes partes del país, predominantemente musulmán. Los motivos son múltiples: en el Estado multiétnico, el rencor que surge del abandono de regiones enteras por parte del Gobierno ha encajado con las rivalidades étnicas y el fanatismo islámico. A los yihadistas les gustaría establecer un nuevo califato; los criminales están aprovechando el caos para servir a sus propios propósitos; el comercio de drogas y armas está floreciendo.

A pesar del apoyo de Francia, la antigua potencia colonial, el Gobierno no ha logrado hasta ahora controlar la situación. Casi 1 millón de personas se han convertido en refugiados en su propio país, lo que supone unas perspectivas sombrías para los habitantes de uno de los países más pobres del mundo. Los cristianos, que constituyen alrededor del 30% de la población, también son blanco del terrorismo. Decenas de miles han huido de las regiones que están siendo atacadas por los terroristas y muchos han buscado refugio en la Diócesis de Kaya.

Un ejemplo de esto es la joven Elizabeth Bamogo. Nació en 2007 y llegó a Kaya en mayo de 2019. Ella y sus padres huyeron a un lugar seguro después de un ataque terrorista contra los cristianos en la aldea de Dablo. En mayo del año pasado, yihadistas en motocicletas con ametralladoras atacaron la iglesia católica durante la misa del domingo. El padre Simeon, sacerdote de la aldea, fue asesinado junto con 5 hombres de la congregación. Antes de huir e incendiar la iglesia, los asesinos amenazaron a la gente: “Conviértanse al islam”. Si no lo hacen, enfrentarán a la pena de muerte cuando regresemos”.

La chica recuerda estos hechos el día de su Primera Comunión. “Ya no podíamos quedarnos en nuestra casa. Era intolerable. Nos sentíamos amenazados allí todos los días. Los que nos buscan no tienen piedad. Puede que no maten a los niños, pero matarán a nuestros padres. Nos habríamos quedado huérfanos”.

Primera Comunión en la Diócesis de Nori
Primera Comunión en la Diócesis de Nori

Después de los horrores que experimentó en su pueblo, Elizabeth está aún más agradecida de haber podido recibir la Primera Comunión. “Hoy es un día especial para mí. Doy gracias a Dios por esto. Debido a que la situación es tan difícil, no creí que pudiera recibir el Sacramento”. Durante la catequesis de preparación para la Primera Comunión, aprendió que Jesús viene a ella en la Eucaristía. “Yo creo en esto”.

Etienne Sawadogo también está agradecido por el día de su Primera Comunión. Nacido en 2006, el chico creció en un pequeño pueblo cerca de Dablo, donde tuvo lugar el mortal ataque a la iglesia. Poco después, también huyó con sus padres a Kaya. “Tuve que huir para poder sobrevivir y poder ir a la escuela. Vimos lo despiadadamente que mataron. Eso podría habernos pasado a nosotros también. Por eso, huimos”. Etienne debió recibir el Sacramento de la Primera Eucaristía el año pasado en Dablo. Sin embargo, la precaria situación de seguridad lo hizo imposible y el chico es ahora más feliz. “He recibido el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Esto ha fortalecido mi fe”.

No se espera que el caos en el país termine pronto y nadie sabe cuándo podrán volver a sus pueblos. Al contrario. El Ministerio de Asuntos Exteriores francés evaluó recientemente la situación del país como crítica y declaró la mayor parte del territorio como zona de alto riesgo. Se aconseja a los ciudadanos franceses que eviten viajar a estas regiones, estas incluyen los pueblos de Elizabeth y Etienne, así como Kaya, donde se han refugiado. Sin embargo, al menos en el día de su primera comunión, Elizabeth todavía tiene esperanza. “En la difícil situación a la que nos enfrentamos mis padres y yo, cuento con Jesús. Tengo fe en Él”. Etienne siente lo mismo. “A pesar de todo, somos felices porque esperamos en Él a quien rezamos cada día”.

En 2019 y 2020, Ayuda a la Iglesia que Sufre aprobó casi 100 proyectos en Burkina Faso. En la Diócesis de Kaya, la caridad católica apoya a los sacerdotes a través de estipendios de misa y proporciona fondos para la formación de los seminaristas.

—Oliver Maksan