Renovación de una casa para la obra de los Padres Salesianos de Don Bosco en la República Checa
“Un desierto en el paisaje religioso”. Así es como los líderes de la Iglesia local ven la región de Ustí, en el norte de Bohemia, en la República Checa. El país en su conjunto es profundamente ateo, pero en la región de Ustí, solo un 5% de la población se describe como perteneciente a alguna confesión cristiana. Hay razones históricas para ello, ya que después de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes que vivían en la zona fueron expulsados y sustituidos por personas que se instalaron allí desde otras regiones, pero que, bajo el régimen comunista imperante, no pudieron desarrollar ninguna nueva tradición religiosa. En consecuencia, no fue posible que la fe echara raíces.
Los Padres Salesianos están presentes en la región, en la ciudad de Teplice, desde 1990. Dirigen tres parroquias en la propia ciudad y otras cuatro en los pueblos de los alrededores, y ciertamente están muy ocupados. Se enfrentan a todo tipo de problemas sociales, como el elevado desempleo y la delincuencia, especialmente entre los jóvenes. Por término medio, los habitantes de esta región son más pobres y menos educados que en otras partes del país.
Los salesianos han creado un centro para trabajar con niños y jóvenes, especialmente los de las familias más desfavorecidas socialmente. No sólo imparten instrucción religiosa, sino que también organizan campamentos de verano y eventos de fin de semana basados en la fe. El centro también se dirige a los adultos, ofreciendo diversos cursos sobre la fe, seminarios para matrimonios, encuentros ecuménicos y mucho más. Al mismo tiempo, los salesianos trabajan en la pastoral penitenciaria y visitan a los enfermos y ancianos en hospitales y residencias de ancianos.
El centro que dirigen los salesianos se conoce como “casa de la vida” o “casa viviente”. Aquí, antes de la pandemia, podían atender anualmente a cerca de 1.500 niños pequeños, 400 adolescentes y 500 adultos. Tienen 30 empleados y 200 ayudantes voluntarios que apoyan a los seis sacerdotes en su trabajo aquí.
El edificio que utilizan actualmente es alquilado. A largo plazo, una casa propia les ofrecería mayor seguridad para la planificación futura, y ya han adquirido una casa adecuada, pero primero habrá que renovarla completamente. Les proponemos una ayuda de $33.000 dólares, porque ya sabemos lo importante que es la labor de los Padres Salesianos en esta difícil zona y los maravillosos frutos que da.
¿Darías tu ayuda para que estos Padres Salesianos puedan renovar esta casa y utilizarla para atender mejor a los fieles y a los necesitados en la República Checa?
Estamos seguros de que los Padres Salesianos te recordarán con gratitud en sus oraciones.
Ayuda a la Iglesia que Sufre se compromete a invertir sus fondos donde tengan el mayor impacto para la Iglesia a la que servimos. Los fondos donados a los proyectos de Ayuda a la Iglesia que Sufre se destinarán a las necesidades más urgentes de nuestros programas para ayudar a mantener viva la Fe.
