Siria: En Alepo vuelve a temblar, mientras la Iglesia redobla esfuerzos para ayudar a la población
“ESTAMOS BIEN, GRACIAS A DIOS, TODO BIEN. HA SIDO ATERRADOR, MUY FUERTE. Hay mucho miedo, esa es la sensación general, en algunos casos incluso pánico. Y hay buenas razones para tener miedo”. Así describe el padre Hugo Alaniz, socio de proyectos de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), la situación en Alepo, donde el lunes un nuevo terremoto sacudió Siria y Turquía. El sismo sacudió la misma región que había sido sacudida exactamente una semana antes, matando al menos a 47.000 personas hasta el momento y dejando a decenas de miles sin hogar.
El terremoto del 20 de febrero no causó graves daños físicos ni materiales en Siria, pero el saldo psicológico fue importante. Los socios del proyecto de ACN en Alepo y Lattakia, y los empleados en Homs y Damasco, confirman que cientos de personas pasaron la noche en la calle, en aparcamientos o en iglesias. Los franciscanos de Lattakia volvieron a acoger a 200 personas en su iglesia y el patio del colegio mekhitarista se convirtió en un gran campamento donde pasaron la noche otros cientos de personas.
“Estaba visitando a una familia cuando se produjo el terremoto. Ya había vivido un terremoto en mi Argentina natal, cuando era pequeño, pero es terrible, y da mucho miedo. Todo el mundo gritaba, deberían haber salido de la casa, pero todos se quedaron quietos, así que me quedé con ellos. Me agazapé bajo una viga y recé, suplicando a Dios que tuviera piedad”, cuenta el religioso argentino, que atiende una parroquia en uno de los barrios más pobres de Alepo, con una gran población de cristianos armenios.
“Finalmente, salí a la calle. Pasé tres horas caminando por las calles, consolando a la gente, a las familias, animándolas y rezando, hasta medianoche. Acabé en un hospital, rezando con los conocidos que estaban allí. También abrimos la residencia del obispo y acogimos a muchas familias”.
“Gracias a Dios, hoy las cosas están mucho mejor. Pero, por favor, rezen, rezen por nosotros. Que Dios les bendiga, y gracias por acordarse de nosotros”, dice el sacerdote.
Gracias a la generosidad de los benefactores de ACN, unas 450 familias de la parroquia del padre Hugo han recibido ayuda de emergencia en forma de mantas, linternas, medicinas, alimentos y leche para bebés y ancianos.
“Damos gracias a Dios por esta bendición. A la luz de las trágicas circunstancias actuales en Siria, causadas por el terremoto, particularmente en Alepo, que ha sido clasificada como ciudad devastada, estamos tratando de cubrir tantas necesidades como sea posible, gracias a su ayuda. También quiero agradecerles sus esfuerzos al servicio de la Palabra de Dios”, dice el padre Enrique González, que trabaja con el padre Hugo en la parroquia de Nuestra Señora de la Anunciación, en Alepo, en un mensaje de agradecimiento a ACN.
Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) está llevando a cabo actualmente una campaña de emergencia de $530.000 dólares para ayudar a las víctimas del terremoto en Alepo y Lattakia, a través de la Iglesia local. Con este primer paquete de ayuda, la organización benéfica ha estado apoyando proyectos que suministran alimentos, medicinas, productos de higiene y alojamiento, entre otras necesidades básicas. Cada vez son más las personas que se benefician de esta ayuda, según la información facilitada por los socios del proyecto de ACN sobre el terreno.
—Maria Lozano