Sospechosos islamistas fulanis secuestran a un misionero en Níger

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“FUE UN ATAQUE RÁPIDO y coordinado. Los secuestradores estaban familiarizados con los movimientos del padre Pierluigi y lo habían elegido como su víctima”. Este fue el relato del padre Mauro Armanino de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA) en Níger. Habló con la organización internacional de caridad pastoral católica Ayuda a la Iglesia que Sufre sobre su compañero de misión, el padre italiano Pierluigi Maccalli, que fue secuestrado el 17 de septiembre de 2018 en la estación de la misión en la que trabajaba, a unas 80 millas de la capital de Níger, en Niamey.

Fieles en Niger

Fue un ataque bien planeado que solo duró unos minutos, según el padre John, que es de la India y vive y trabaja en la misma estación de la misión donde el padre Maccalli tiene su base. “Ayer por la tarde, el padre John llegó aquí a nuestra sede regional de Niamey, visiblemente traumatizado”, dijo el padre Armanino a Ayuda a la Iglesia que Sufre.

“Él mismo vive en otra pequeña habitación, a pocos metros de la del padre Pierluigi, y nos contó cómo los secuestradores llamaron a la puerta, agarraron al sacerdote y se fueron, disparando al aire. Por la forma en que lo hicieron, estaba claro que su objetivo era el sacerdote europeo, ya que de lo contrario no habrían dejado atrás a su hermano indio”, añadió.

El padre Pierluigi acababa de regresar de un período de descanso en Italia. “Yo mismo fui a recibirlo al aeropuerto el sábado pasado. Los secuestradores debían saberlo, por eso actuaron en ese momento. Ciertamente, aunque esté al tanto de la presencia de estas bandas armadas en la zona, no ayuda que el Gobierno no haya hecho nada al respecto”, dijo el padre Armanino. De acuerdo a sus dichos, un motivo posible del secuestro, aparte de la probabilidad de que se pida un rescate que aún no se ha hecho y el intento de conseguir la atención de los medios de comunicación internacionales, es el deseo de asustar a la comunidad cristiana en una de las muy pequeñas zonas de Níger en las que el cristianismo es la fe con mayoría. “El hecho de que ahora hayan atacado a un sacerdote católico por primera vez, muestra que ya no hay límites a su violencia”, dijo el sacerdote.

La corroboración de la tesis de que el secuestro fue un ataque anticristiano ha venido del hecho de que otro pequeño grupo de criminales, poco después, atacó el convento de las Hermanas Franciscanas de María. Afortunadamente, las hermanas fueron capaces de eludirlo, algunas escapando del lugar y otras escondiéndose dentro de la casa. “De hecho, fueron ellas las que pudieron darnos información importante sobre los atacantes, que hablaban el idioma peul mientras saqueaban el convento”, explicó el padre Armanino. Peul es el término francés que se utiliza para describir a los miembros de la tribu fulani en Níger.

Por consiguiente, es probable que el padre Pierluigi esté secuestrado por los mismos pastores islamistas que han asesinado a miles de personas en la vecina Nigeria, donde han lanzado numerosos ataques contra aldeas cristianas, llegando incluso a asesinar a 2 sacerdotes en abril pasado.

El padre Armanino explicó que, por el momento, se cree que los secuestradores aún no han logrado trasladar a su rehén a Burkina Faso, dado que la frontera cercana está estrictamente patrullada. Se cree que el padre Pierluigi sigue en Níger, pero se teme que sus secuestradores puedan llegar a Mali, donde tienen más apoyo. “El grupo que secuestró a Pierluigi era pequeño, pero si llegaran a Mali, la situación sería mucho peor para nuestro hermano”, explicó el padre Armanino. En Mali, hay muchos otros miembros de la comunidad fulani que darían apoyo a sus secuestradores.

“En Mali, por supuesto, fue secuestrada en febrero de 2017 la hermana colombiana Gloria Cecilia Narváez Argoti, que todavía sigue prisionera. Por eso, tememos que el secuestro del padre Pierluigi se prolongue durante mucho tiempo”, dijo el misionero.

—Marta Petrosillo