Ucrania: “La gente tiene miedo del invierno”

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“TENEMOS MIEDO DE QUE LA OLA DE MISILES RUSOS Y LA LLEGADA DEL INVIERNO a las regiones que no tienen infraestructura de calefacción provoquen un aumento del número de desplazados internos. Los niños y las mujeres cuyos maridos han muerto en el conflicto, o que luchan en el frente, serán los más afectados”, afirma Magda Kaczmarek, responsable de proyectos para Ucrania de la fundación internacional Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN).

Según el gobierno de Ucrania, el 50% de las plantas energéticas han sido destruidas. Kaczmarek cree que “los recientes ataques rusos con aviones no tripulados no apuntan a objetivos militares estratégicos”, sino que “dificultan la vida cotidiana de los ucranianos” y hacen “imposible sobrevivir al invierno en estos lugares”.

ACN ha respondido a estas necesidades aprobando un paquete de ayuda financiera para compensar la crisis energética en Ucrania. Los proyectos incluyen la compra de estufas de leña y generadores, incluyendo 40 pequeños generadores para el Exarcado de Donetsk, donde dos sacerdotes fueron recientemente detenidos por la milicia rusa. También está previsto cambiar los sistemas de calefacción de tres parroquias, dos conventos de religiosas, una residencia episcopal, una casa parroquial y el seminario de Ternopil.

Un ejemplo de esta ayuda es la compra de estufas de madera para la diócesis de Kharkiv-Zaporizhzhia, en el este de Ucrania, a solo 17 millas de la frontera rusa, donde los inviernos son especialmente duros. Kaczmarek no pudo viajar hasta allí, por razones de seguridad, pero se ha mantenido en contacto permanente con la Iglesia local.

Parte de la diócesis está ocupada por las fuerzas rusas, pero las casas del territorio liberado están casi todas parcial o totalmente destruidas. La guerra ha causado aquí muchas muertes, tanto de soldados como de civiles, y ha devastado lugares de trabajo y hogares.

“Mucha gente ha abandonado Kharkiv, pero los ancianos, los enfermos y muchos pobres se han quedado. Ahora, por supuesto, tienen miedo del invierno. Muchos se preguntan cómo podrán sobrevivir, teniendo en cuenta que los precios han subido tan drásticamente y la creciente dificultad para comprar agua, gas o electricidad”, explica Kaczmarek.

La preocupación por el intenso frío invernal llevó al obispo de la diócesis latina de Kharkiv-Zaporizhzhia a pedir ayuda a ACN para evitar las peores consecuencias. “El invierno está a la vuelta de la esquina. Va a ser un gran reto calentar los hogares y cocinar los alimentos, porque no todo el mundo tiene acceso a la electricidad o al gas. Muchas personas han acudido a nosotros pidiendo ayuda”, explica a ACN el obispo Pavlo Honcharuk, que ofreció ayuda en forma de las estufas de madera solicitadas.

Por supuesto, explica Kaczmarek, la crisis energética afecta a todo el país, y no solo a la zona de conflicto. Los seminarios, conventos y parroquias temen que lo peor esté por llegar. “Lo experimentamos de primera mano durante nuestra reciente visita. Las monjas de uno de los conventos a los que acudimos no tenían ni electricidad ni agua, y las temperaturas eran increíblemente bajas”, dice el jefe de proyectos de ACN.

Ante la escasez de electricidad y gas, muchas intentan cambiar a otros sistemas de calefacción. El rector del seminario de Ternopil, el padre Ivan Rymar, es uno de los muchos que han pedido ayuda para cambiar el gas natural por pellets combustibles, hechos de astillas de madera comprimida, una fuente de combustible más fiable. El seminario ya produce pellets, y gracias a la ayuda de ACN puede reducir considerablemente el coste de la calefacción del seminario.

“Estamos atravesando un periodo extremadamente difícil en Ucrania”, dice el obispo Pavlo Honcharuk. “Una vez más, estamos muy agradecidos por su ayuda. También agradecemos las oraciones y el apoyo que hemos recibido de tantas personas durante la guerra. Que Dios recompense abundantemente a todos los benefactores de su organización, cien veces más”.

—Maria Lozano