Un nuevo centro pastoral en Irak es un signo de esperanza

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Casi exactamente nueve años después de que cientos de miles de cristianos se vieran obligados a huir de sus hogares debido a la ocupación de sus tierras por el ISIS, continúan los esfuerzos para reconstruir vidas e infraestructuras. Ayuda a la Iglesia que Sufre acaba de ayudar a completar uno de estos proyectos en la ciudad de Dohuk, Irak.

El 6 de agosto de 2014, el mundo vio con horror cómo los yihadistas del ISIS irrumpían en las llanuras iraquíes de Nínive, obligando a cientos de miles de cristianos a huir de su tierra ancestral para salvar sus vidas.

Muchos de los que lograron escapar se dirigieron a la relativa seguridad del Kurdistán, asentándose sobre todo en Erbil, pero también en otras grandes ciudades de Irak, como Sulaymaniyah, Kirkuk y Dohuk. Tras la derrota del ISIS, algunos regresaron a sus pueblos, pero un número considerable optó por quedarse donde ahora se considera su hogar.

En Dohuk viven actualmente unas 1.450 familias católicas, así como muchos cristianos ortodoxos. La mayoría de los católicos son caldeos, pero se calcula que un tercio son siriacos. Para atender mejor a esta comunidad, la diócesis inició la construcción de un gran centro pastoral en 2019. Sin embargo, la construcción ha sido lenta: a pesar de que Dohuk se encuentra en una mejor situación financiera que muchas de las ciudades de los alrededores, la diócesis tuvo problemas para recaudar fondos.

Tras una visita a Dohuk en marzo de 2022, y ver de primera mano las necesidades y los planes de la diócesis, Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) aprobó un paquete de ayudas que permitió a la Iglesia local seguir adelante con la construcción y completar el proyecto. El centro pastoral terminado fue finalmente inaugurado el 8 de julio por el actual obispo Azad Shaba, que dirige la diócesis desde 2021.

New pastoral center in Iraq is a sign of hope
El obispo Shaba inaugura oficialmente el centro pastoral

La planta baja de este nuevo edificio de tres pisos estará dedicada a las actividades diocesanas, como Radio María, un centro de escucha, la Fraternidad Madre Teresa para los Pobres y los Enfermos, un museo y archivos, así como una oficina para recibir a los invitados. La primera planta cuenta con salas para las actividades del Instituto de Educación Cristiana y la escuela diocesana, entre otras. Y la segunda planta será la residencia permanente del obispo y once sacerdotes.

En un discurso pronunciado en la ceremonia de inauguración, el obispo Azad Shaba dio las gracias a su predecesor y a todos los que han trabajado en el proyecto, así como a los donantes que han contribuido a hacerlo realidad. ACN fue destacada por el obispo por su contribución, que no es sino la última de una larga y fructífera historia de cooperación con las comunidades cristianas de Irak, y de Dohuk en particular.

ACN se ha comprometido a ayudar a los cristianos de Irak a permanecer en su patria y reconstruir sus vidas, devastadas por la ocupación del ISIS. Para muchos de los que se vieron obligados a huir a Dohuk hace nueve años, el nuevo centro pastoral es un signo de esperanza en un futuro mejor.

—Felipe d’Avillez