Un sacerdote perseguido en Filipinas continúa luchando, al ser acusado de sedición

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EN 2020, VARIOS LÍDERES DE LA IGLESIA CATÓLICA DE FILIPINAS FUERON ACUSADOS DE SEDICIÓN por haber conspirado supuestamente con políticos de la oposición para socavar el gobierno del presidente Rodrigo Roa Duterte.

En febrero de 2020, los cargos presentados contra los políticos y cuatro obispos católicos —el arzobispo Sócrates Villegas, el obispo Pablo Virgilio David, el obispo Honesto Ongtioco y el obispo Teodoro Bacani— fueron retirados. El Departamento de Justicia de Filipinas declaró que no había pruebas que respaldaran las afirmaciones de la policía de que los obispos pretendían cometer actos sediciosos. También se retiraron los cargos contra otro sacerdote católico, Robert Reyes, y el Hermano de La Salle Armin Luistro.

El padre jesuita Alberto Alejo y el misionero del Verbo Divino, el padre Flaviano Villanueva, se declararon inocentes de los cargos de “conspiración para cometer sedición” ante un tribunal de Manila el 22 de octubre de 2020. Los dos siguen enfrentándose a lo que describieron como cargos “inventados”. Se declararon inocentes ante el tribunal, afirmando que “continuará nuestra búsqueda de la verdad y la justicia, y nuestro deber con Dios de luchar por los oprimidos”. Los dos se oponen firmemente a las ejecuciones extrajudiciales de traficantes y drogadictos sancionadas por el gobierno. El padre Villanueva habló con Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) sobre la “persecución” de quienes se atreven a desafiar al gobierno.

“La ‘persecución’, tanto en sentido amplio como en sentido estricto, está presente en el país, especialmente en los últimos cinco años. La realidad de la persecución en el país adopta muchas formas. La forma más destacada de persecución son los asesinatos, y cuando digo los asesinatos, me refiero a los constantes ataques del llamado poder a los marginados”.

“Otro grupo de personas que son perseguidas son las que dicen la verdad por su papel profético, su defensa de la justicia, principalmente porque siguen el Evangelio. Estas personas que defienden la justicia y la paz, los derechos humanos y, por supuesto, las enseñanzas de Jesús de estar con los pobres, son objeto de persecución debido a su compromiso con su fe. Puedo decir honestamente que los católicos y cristianos en Filipinas, incluyéndome a mí, están siendo perseguidos”.

“En 2015, (antes de que la administración del presidente Duterte asumiera el cargo), nosotros abrimos un centro para los sin techo, es decir, la Oficina de Justicia, Paz e Integridad de la Creación de la Provincia Central (Filipinas) de la Sociedad del Verbo Divino. Al tener esta misión, me encargué de dirigir la construcción de un centro que ofreciera una atención digna a las personas sin hogar. Todo iba bien hasta que llegó el régimen de Duterte. Fue entonces cuando vi la difícil situación de las viudas y los huérfanos, víctimas de la “guerra contra las drogas” del gobierno”.

“Cuando empecé a ocuparme de las viudas y los huérfanos, me di cuenta de que poco a poco me volvía impopular por mis opiniones sobre los asesinatos relacionados con las drogas. Los ataques y la persecución llegaron primero en las redes sociales y, por desgracia, incluso entre mis amigos y familiares”.

“También hubo ataques físicos, de personas que me seguían. Lo peor fue cuando descubrimos que había habido al menos tres personas en tres ocasiones diferentes que intentaron entrar en mi oficina. Ellas fueron grabadas y fue entonces cuando decidimos revelar esto a la luz pública el 11 de marzo de 2020”.

Padre Villaneuva (foto de Vincent Go)
Padre Villaneuva (foto de Vincent Go)

“¿Por qué tienen que recurrir a esto? Solo estamos aquí para decir la verdad, y en el fondo es nuestro deber sagrado como cristianos ayudar a los pobres. Sería incluso más escandaloso si nos quedáramos callados en medio de estos males de asesinatos y abusos de los Derechos Humanos”.

 

“La persecución no se detuvo con las amenazas físicas. Se intensificó hasta relacionarme con un grupo de personas a las que se calificó de ‘sediciosas’. Es uno de los cuatro procesos a los que me enfrento, y creo que esto se debe a que (yo y mis compañeros sacerdotes) decimos la verdad y damos refugio a los que dicen la verdad”. Los cuatro expedientes incluyen la incitación a la sedición, la acogida de delincuentes y la sedición propiamente dicha. Los que nos están persiguiendo son hermanos católicos, o al menos se declaran creyentes de nuestra fe, pero obviamente están creyendo en una fe diferente”.

“Tengo que admitir que me sentí perturbado y que incluso me provocó una crisis. ¿Debo seguir con esto? ¿Debo continuar con mis denuncias de los asesinatos? Basándome en esa realidad y comprendiéndola a través de la escucha de las voces de los que están a mi cargo, decidí continuar. No puedo dejar de seguir a pesar del peligro, sobre todo después de que mi madre aceptara el hecho de que soy sacerdote”.

—Joe Torres