Burkina Faso: “El 50% de nuestro territorio está ocupado”
BURKINA FASO HA VISTO UN INCREMENTO SIN PRECEDENTES DEL TERRORISMO DESDE 2015 y el 2 de enero, un sacerdote fue asesinado en el noroeste del país. Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) habló con Mons. Laurent Dabiré, obispo de Dori y presidente de la Conferencia Episcopal de Burkina Faso y Níger, sobre la situación en el país.
¿Cómo ha vivido la población la Navidad?
La población está agotada, y muchos lloran la pérdida de familiares. También ha habido mucha destrucción material, y eso deprime el ánimo de la gente. Sin embargo, la Navidad siempre ha sido un tiempo de alegría en nuestro país y normalmente ha sido un tiempo de tregua. La gente se reúne para ir a misa, aunque algunos no vienen porque tienen miedo. Lo comprendemos, y no pedimos a la gente que sea más valiente de lo que puede ser. La Navidad nos brinda la oportunidad de rendir homenaje a todas las víctimas de esta guerra y de rezar juntos por el retorno de la paz.
La mayor parte del país está ocupada por grupos terroristas. ¿Son todos de naturaleza islámica?
Así es, el 50% de nuestro territorio está ocupado. Algunos grupos han declarado explícitamente sus intenciones, pero con otros no hace falta ir más allá de sus nombres, como el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (JNIM), que pretende explícitamente imponer el Islam en todo el país, incluso con el terrorismo. Por supuesto, esto implica tener que suprimir la sociedad actual, que es multirreligiosa y está marcada por el diálogo y la convivencia. Los terroristas quieren erradicar esta sociedad y a todos los que no profesan el mismo islam que ellos, incluidos los musulmanes, lo que significa que el terrorismo se dirige ahora contra toda la sociedad.
¿Qué consecuencias tiene estos actos terroristas para la Iglesia?
Las consecuencias de esta oleada terrorista de los últimos siete años han sido terribles. Desde el punto de vista pastoral, ya no podemos movernos como antes. Nuestro campo de acción es mucho menor, porque los terroristas ocupan dos tercios del territorio del Sahel. Lo único que nos queda, prácticamente, son las capitales de provincia. La diócesis de Dori tiene seis parroquias, tres tuvieron que ser cerradas, y estuvimos a punto de cerrar otra este verano. Otra está bloqueada. En algunos lugares hay escasez de alimentos y las comunicaciones están cortadas, solo conseguimos hacer llegar algunos mensajes gracias a algunas organizaciones de la ONU que tienen medios para transmitirlos.
¿Cuándo se decide cerrar una parroquia?
Cuando una zona se vuelve peligrosa por la presencia de terroristas, a menudo son los propios feligreses los que piden que se envíe a sus sacerdotes a un lugar seguro, porque saben que correrán más peligro.
¿Cómo atienden a los fieles desplazados?
Hemos organizado la atención pastoral a los desplazados internos, que hasta la fecha son dos millones. Es un momento difícil, pero también veo algunas gracias en ello: ¡estamos unidos en esta difícil situación! La radio nos ha sido de gran ayuda para llegar a los desplazados, y cuando las comunicaciones se cortan por completo, intentamos utilizar los convoys humanitarios y militares para enviar breves mensajes escritos a los que están aislados, para darles información e intentar saber cómo están. En ocasiones hemos podido hacer llegar alimentos y suministros a zonas aisladas gracias a los convoys militares. Nos adaptamos a la situación lo mejor que podemos.
—Amélie Berthelin