Burkina Faso: el terrorismo islámico se ha convertido en algo habitual

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Más del 90% de las aldeas de la diócesis de Fada N’Gourma ya no cuentan con apoyo pastoral

TRAS EL ASESINATO DE MÁS DE 20 PERSONAS EN UN ATAQUE EN BOURASSO la noche del 3 al 4 de julio, en el noreste de Burkina Faso, Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) llama la atención sobre el grave deterioro de la situación en la Diócesis de Fada N’Gourma, en el este del país de África Occidental, durante los últimos seis meses. Cinco parroquias han tenido que ser cerradas por completo y, debido al peligro de ataques terroristas, los sacerdotes solo pueden atender al 5% de los pueblos en las parroquias que permanecen abiertas. El seminario menor de San Kisito tuvo que ser trasladado a Fada N’Gourma, la capital regional.

Según un informe elaborado por la diócesis a petición de ACN, el número de robos, secuestros y asesinatos ha aumentado considerablemente en Fada N’Gourma en 2022. Cinco de las 16 parroquias de la diócesis han sido objetivo directo de ataques violentos y han tenido que cerrar por motivos de seguridad.

En otras siete parroquias, los servicios se limitan a la iglesia principal, porque la mayoría de las carreteras están bloqueadas por los terroristas, que controlan la mayor parte de las rutas terrestres y han destruido las redes de comunicación telefónica, lo que hace imposible que los sacerdotes viajen o se pongan en contacto con la gente de los pueblos a los que sirven. En las cuatro parroquias restantes la libertad de movimiento es muy limitada.

Hasta septiembre de 2021 solo un tercio del territorio diocesano era accesible para el trabajo pastoral, es decir, 155 de los 532 pueblos. En abril de 2022, sin embargo, el número de pueblos accesibles había disminuido a sólo 29, es decir, solo un porcentaje del total.

La causa de este estado de cosas es la insurgencia islamista que arrasa el país desde 2015 y que sigue aumentando su alcance. Al principio los yihadistas no parecían preocupados por la presencia cristiana, pero eso cambió en 2019.

Desde que comenzó la crisis, las comunidades han sido objeto de violencia, asesinatos y todo tipo de abusos. Muchas personas han sido secuestradas. Algunas fueron liberadas tras ser interrogadas, otras permanecen en cautiverio y otras fueron asesinadas, dice el informe. El robo de ganado a gran escala se ha convertido en algo cotidiano. Todo esto provoca el pánico entre la población y lleva a muchos a huir, reduciendo las comunidades a pueblos fantasmas.

El informe cita a un sacerdote local que describe cómo actúan los terroristas. El 28 de febrero de 2022, el alcalde y la estación de policía de la ciudad de Tambaga, en la parte oriental de la diócesis, fueron quemados hasta los cimientos. Durante unos días los terroristas rodearon el mercado y tomaron las calles. Los habitantes del pueblo fueron llevados a la mezquita y se les pidió que se convirtieran al Islam: “Issa (Jesús) ha venido, pero su misión ha terminado. Prometió que le seguiría un sucesor, y ese sucesor es Mahoma”, anunciaron los terroristas. “Luego quemaron la escuela católica local, la escuela pública y una escuela privada”, cuenta el sacerdote, que logró escapar unos días después.

Crucifijo dañado en el seminario menor Sr. Kisito, diócesis de Fada N’Gourma

En muchas partes de la diócesis, los sermones islamistas se han convertido en habituales, y cualquier otra práctica religiosa está prohibida. En otras, las liturgias católicas siguen estando permitidas, pero los militantes suelen entrar en las capillas para asegurarse de que hombres y mujeres se sienten en bancos diferentes.

Cuando comenzó la crisis, parecía que la parte norte de la diócesis estaría a salvo. Sin embargo, los terroristas avanzaron muy rápidamente en la zona durante los últimos meses.

A pesar de la terrible situación en la que se encuentran los cristianos, su entusiasmo religioso sigue siendo fuerte. Muchas personas han huido de sus pueblos y se han refugiado en Matiakoali, donde se encuentran las tropas. Sin sacerdotes, los laicos han tomado las riendas. Todos los domingos la iglesia parroquial se llena de cristianos que han llegado a Matiakoali en busca de seguridad.

Los cristianos de los pueblos cercanos, donde es más peligroso reunirse, intentan hacer el viaje de vez en cuando, para participar en el culto común. Durante las celebraciones de Pascua, el canciller de la diócesis fue trasladado en helicóptero para bautizar a 32 adultos y confirmar a 34.

En 2021, ACN financió un total de 75 proyectos en el país. En la diócesis de Fada N’Gourma, ACN apoyó la construcción de una escuela y becas para niños desplazados, la formación de seminaristas, la ayuda de emergencia para agentes de pastoral y la construcción de una sala de reuniones para la formación catequética de los desplazados internos.

ACN sigue apoyando a la Iglesia local con diversos proyectos en todo el país. En las últimas semanas, la fundación envió una suma para estipendios de misa para los 58 sacerdotes de la diócesis de Fada N’Gourma, muchos de los cuales han perdido sus parroquias a causa del terror yihadista. La radio es ahora en muchos lugares el único medio que tienen los agentes de pastoral para mantenerse en contacto con los fieles católicos, y ACN está ayudando a reforzar urgentemente la red disponible.

—Maria Lozano