En Burkina Faso, el obispo pide apoyo contra los yihadistas
“SI EL MUNDO sigue sin hacer nada, el resultado será la eliminación de la presencia cristiana en esta zona y muy posiblemente, en el futuro, de todo el país.” Estas fueron las palabras del obispo Laurent Birfuoré Dabiré, de la Diócesis de Dori, en el noreste de Burkina Faso, quien habló con Ayuda a la Iglesia que Sufre, tras el último ataque a los cristianos en el país.
Los últimos asesinatos tuvieron lugar el 27 de junio de 2019. “Ocurrió en la vecina Diócesis de Ouahigouya, dijo el obispo, “cuando se reunieron los residentes de la aldea de Bani. Los islamistas llegaron y obligaron a todos a acostarse boca abajo en el suelo. Luego, los registraron. 4 personas llevaban crucifijos, así que los mataron porque eran cristianos. Después de asesinarlos, los islamistas advirtieron a todos los demás aldeanos que si no se convertían al islam, ellos también serían asesinados.”
Este fue el quinto ataque contra los cristianos, desde el comienzo del año, en el noreste del país, elevando a 20 el número de cristianos asesinados. Los ataques han afectado a las diócesis de Dori, Kaya y Ouahigouya. Según el obispo Dabiré, los fundamentalistas han intensificado sus actividades desde 2015. “Al principio, solo actuaban en la región fronteriza entre Mali y Níger. Pero poco a poco se han desplazado hacia el interior del país, atacando al ejército, a las estructuras civiles y al pueblo. Actualmente, su principal objetivo parecen ser los cristianos y creo que están tratando de desencadenar un conflicto interreligioso”, dijo el obispo.
Los musulmanes constituyen alrededor del 60% de la población del país de 20 millones; los cristianos, en su mayoría católicos, constituyen el 30%. Aunque al principio se pensó que los extremistas eran todos extranjeros, con el tiempo se ha descubierto que también hay algunos burkineses entre ellos. El obispo dijo: “Incluyen jóvenes que se han unido a los yihadistas porque no tienen dinero, ni trabajo, ni perspectivas, pero también hay elementos radicalizados que están involucrados en estos movimientos, que ven como la expresión de su fe islámica”.
“Es desde 2015 que hemos estado sujetos a esta oleada de violencia”, dijo el obispo Dabiré, en cuya propia diócesis un sacerdote fue secuestrado el 17 de marzo de este año, el padre Joël Yougbaré. “Hasta el día de hoy no tenemos noticias de él”, añadió el obispo; “el grado de inseguridad crece constantemente y nos ha obligado incluso a reducir nuestras actividades pastorales”. Explicó que hay algunas zonas a las que ahora es demasiado peligroso ir y que se ha visto obligado a cerrar 2 parroquias para proteger a sus sacerdotes, religiosos y fieles.
“Lo que duele aún más, en medio de tanto sufrimiento —dijo el obispo— es la falta de acción por parte de la comunidad internacional para defender a las comunidades cristianas de Burkina Faso, mientras que los yihadistas reciben apoyo del exterior del país”. El obispo añadió: “Las armas que están usando no fueron hechas aquí en África. Tienen fusiles, ametralladoras y mucha munición, más de la que tiene el ejército de Burkina Faso. Cuando llegan a las aldeas disparan durante horas. ¿Quién les suministra estos recursos? Si no recibieran este apoyo del exterior, tendrían que dejar de hacerlo. Por eso hago un llamado a las autoridades internacionales. ¡Quien tenga el poder de hacerlo, que ponga fin a toda esta violencia!”.
—Marta Petrosillo