En las Llanuras de Nínive, un pueblo cristiano está volviendo a la vida

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Por Daniele Piccini

Bartella, un pueblo cristiano en las Llanuras de Nínive, en Irak, fue la primera de las comunidades de la región en ser liberada de las garras de ISIS, en el otoño de 2016. Era el hogar de 3.400 familias cristianas antes de que fuera invadida. Recientemente, después de 3 años de exilio en Kurdistán, las primeras 6 familias sirio-ortodoxas volvieron a sus hogares recién restaurados.On the Nineveh Plains, a Christian village is coming back to life

ISIS causó estragos en Bartella. Más de 90 hogares fueron completamente destruidos, unos 360 fueron gravemente dañados por el fuego y otros más de 1.300 hogares sufrieron diversos grados de daño. Hasta la fecha, Ayuda a la Iglesia que Sufre, la caridad católica internacional, junto con el Comité de Reconstrucción de Nínive (NRC), ha restaurado 17 casas en el pueblo. Una vez que se asegure la financiación, se trabajará en otras 150 casas.

La infraestructura de la aldea también necesita ser reparada. Sin embargo, “la red de agua está siendo lentamente puesta en servicio nuevamente”, dijo Noor Sabah Dana, ingeniero del NRC. Y añadió: “No hay suficiente agua para satisfacer las necesidades de todos, y a veces la red se rompe por completo. Hay un tanque de agua municipal, que también sirve a otras aldeas, y la electricidad también está volviendo lentamente, aunque hay cortes de energía constantes, especialmente interrupciones causadas por los trabajos de reparación”.

La administración municipal está reparando las calles y un grupo de recolectores de basura está limpiando la basura y los escombros.

Estos son pequeños milagros para una aldea aún profundamente marcada por la ocupación yihadista. Aún así, muchos de los antiguos residentes de la comunidad, tras haber pasado 3 años como desplazados internos en Kurdistán, están ansiosos por volver a casa. “Al menos 200 familias vienen a Bartella desde Erbil todos los días para limpiar sus casas y tratar de hacerlas habitables de nuevo”, informó Noor Sabah Dana. “Las familias vienen aquí a limpiar sus pisos y a despejarlos; luego, llaman al Comité para que evalúen sus casas y les proporcionen una estimación de los daños. Entonces, la restauración puede comenzar”, explicó el ingeniero.

“Después de todo lo que pasó, volvimos a esta casa y pedimos ayuda a la Iglesia de Bartella”, explicó Mark Matti Ishaq Zora, hijo de Matti, un granjero local y propietario de la casa. “Un equipo de expertos vino y evaluó todo lo necesario: la pintura, las instalaciones eléctricas, las puertas y ventanas, las tuberías de agua”.

“Esta es nuestra ciudad, nuestra vida, nuestra historia. Además, en Kurdistán estamos viviendo en condiciones económicas precarias. La comida y el alquiler son caros, por eso me gustaría decirles a todas las familias de Bartella que vuelvan aquí. Hay agua y electricidad, y la Iglesia nos está ayudando. Es realmente maravilloso poder vivir aquí de nuevo”.

Al final de la cuadra, Nohe Ishaq Sliman, otro dueño de casa, dice: “Todos regresamos a Bartella porque esta es nuestra ciudad. He vivido aquí desde que era niño”.

“He bebido las aguas del río Tigris y trabajo aquí como granjero. Construí esta casa yo mismo. ¿Cómo puedo irme? Agradezco a nuestros benefactores la ayuda para las restauraraciones. Ya no podía pagar 600 o 700 dólares al mes de alquiler y dejar esta casa vacía. ¿Cómo podría no volver? Esta es mi ciudad. Quiero volver y vivir aquí.”

Los desafíos que enfrentan los cristianos en las Llanuras de Nínive son enormes. Actualmente, hay 14.000 familias que han huido de Mosul y de las Llanuras de Nínive para vivir en Erbil (aproximadamente 90.000 personas); casi 13.000 casas tienen que ser reparadas o reconstruidas; hay problemas de seguridad en las aldeas; hay maniobras políticas kurdas-iraquíes en el terreno; hay enormes problemas de infraestructura (agua, electricidad, carreteras, escuelas y clínicas); y, lo que es más urgente, los desplazados internos de Erbil seguirán necesitando ayuda alimentaria, así como ayuda para pagar el alquiler, en espera de su esperado retorno a sus hogares.

En el momento de escribir este informe, 342 propiedades están siendo renovadas, en parte gracias a la financiación de Ayuda a la Iglesia que Sufre. Desde el comienzo de la crisis, dicha organización ha proporcionado apoyo continuo a los refugiados cristianos en el norte de Irak. Hasta la fecha, se han donado cerca de 35 millones de dólares para ayuda de emergencia, incluyendo alimentos, educación, vivienda, ayuda pastoral y reconstrucción.