En Madagascar, “les están pagando a las mujeres para que usen el burka”

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EL OBISPO GEORGES VARKEY PUTHIYAKULANGARA de Port-Bergé, en Madagascar, habló con Ayuda a la Iglesia que Sufre sobre los desafíos que enfrenta la Iglesia local, incluyendo la islamización de la nación insular y la práctica de la brujería.

¿Es cierto que la población sigue estando fuertemente influenciada por la brujería?

Sí, ¡muy cierto! Hay algunos pueblos que tengo prohibido visitar debido a la creencia de la gente en la brujería. Por ejemplo, una mujer de mi diócesis fue a dar clases de catecismo en un pueblo en el que tengo prohibida la entrada, y su casa fue incendiada en dos ocasiones. Tuvo que mudarse. La creencia en la brujería está todavía muy presente en las aldeas del monte. Es por la falta de educación; la gente no sabe nada más.

¿Qué sucede con las relaciones entre los cristianos y el islam?

Las relaciones con los musulmanes solían ser buenas, pero desde hace algún tiempo hemos visto entrar a los islamistas, y ahora nos enfrentamos a la islamización del país. El número de musulmanes está aumentando rápidamente. Antes solo había comorenses, paquistaníes y unos pocos malgaches, pero ahora llega gente del extranjero y no sabemos cómo. Están construyendo mezquitas por todas partes. ¡De hecho, hay un acuerdo con el Gobierno para construir 2.400 mezquitas! En mi diócesis, por ejemplo, no hay musulmanes, y sin embargo se están construyendo muchas. También vienen a convertir a la gente, creando escuelas coránicas y dando becas a los estudiantes. Hemos advertido que en las universidades a las jóvenes estudiantes no musulmanas se les paga 3 euros al día por llevar el burka, el velo musulmán. ¡Se aprovechan de la pobreza de la gente, y especialmente de los estudiantes que necesitan dinero! Y el 85% de la gente aquí está viviendo por debajo del umbral de pobreza.

Vista de Madagascar

¿Cuál es el mayor desafío que enfrenta la Iglesia en Madagascar hoy en día?

Uno de los mayores desafíos para nosotros es la educación. En mi diócesis, alrededor del 70% de los jóvenes son analfabetos, porque no hay escuelas cerca y no hay medios de transporte o comunicación adecuados. Intento animar a las comunidades religiosas a venir a la diócesis, pero es difícil. Alrededor del 53% de la población es menor de 18 años. Queremos educar a los jóvenes, para devolverles el sentido de la dignidad humana, ayudarlos a encontrar trabajo, también para que puedan educar mejor a sus propios hijos; queremos poder hablarles de Dios y ayudarlos en su vocación. Pero es difícil encontrar maestros que vengan a regiones tan aisladas.

¿Qué hay de la corrupción y la anarquía?

Sí, la corrupción es terrible. El Gobierno está introduciendo planes para combatirla, pero es difícil porque está profundamente arraigada. También estamos tratando de luchar contra la “justicia popular”, cuando la gente toma la ley en sus propias manos. Y dada la pobreza en todas partes (que es menor en las grandes ciudades, pero peor en las aldeas) incluso una cosa tan simple como el robo de una gallina puede significar que una persona sea juzgada por la gente del pueblo y luego encontrada muerta. La Iglesia se esfuerza por educar al pueblo, a través de nuestras homilías, de la enseñanza del catecismo y del trabajo de las comisiones de justicia y paz que hemos establecido en todas las diócesis. También intentamos estar lo más cerca posible del pueblo malgache, sea cual sea su religión o creencias, y darles esperanza en la lucha contra esta corrupción.

—Amélie de la Hougue