En Nigeria, un obispo se enfrenta al mal

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EL OBISPO TIENE UNA RISA FÁCIL y contagiosa. Es amable y atento con la gente que conoce. Pero en una reciente misión para visitar los pasillos del gobierno de Estados Unidos, su propósito era muy serio.

El obispo Wilfred Anagbe, líder de la diócesis de Makurdi, en el estado nigeriano de Benue, en el llamado Cinturón Medio, llegó a Estados Unidos invitado por Ayuda a la Iglesia que Sufre – USA. Tuvo la oportunidad de contar la historia del sufrimiento de su pueblo a manos de los pastores islamistas fulani, que matan a los agricultores cristianos que han prosperado durante mucho tiempo gracias a las famosas tierras fértiles de la región. Pero para estos agricultores, la vida se ha convertido en una pesadilla, ahora casi en su segunda década, ya que los pastores llevan a cabo incesantemente ataques mortales que han matado a miles de personas desde 2014.

Los ataques suelen producirse en plena noche, y las víctimas son las más indefensas. El pasado Sábado Santo, un ataque de pastores fulani mató a casi 40 personas. Desde la primavera de 2022, se han producido 140 ataques en el estado de Benue y han muerto unas 590 personas. Este fue el angustioso mensaje que transmitió el obispo en su encuentro con líderes políticos y periodistas estadounidenses.

Lo que le enfada y entristece especialmente es el hecho flagrante de que el gobierno nigeriano no ha llevado ante la justicia ni a uno solo de los autores del terror, ni ningún alto cargo ha visitado nunca al obispo. El gobierno no ha prestado ninguna ayuda a los muchos miles de supervivientes, que como desplazados internos —entre 1,5 y 2 millones— viven en la miseria en campamentos, varios de los cuales están supervisados por la diócesis.

En cada reunión y en cada entrevista, el obispo destila indignación y rabia al relatar la historia del sufrimiento de su pueblo y la incapacidad del gobierno para protegerlo. También informa de la dolorosa realidad de que los pastores fulani se han apoderado del territorio, ocupando pueblos y tierras de labranza cuyos residentes han huido. En el proceso, la diócesis de Makurdi ha perdido 13 parroquias, cada una de las cuales incluye al menos una docena de puestos de salida, que abarcan áreas de hasta 16 kilómetros cuadrados.

El obispo Anagbe estuvo acompañado en su visita por el padre Remigius Ihyula, su mano derecha, que supervisa los esfuerzos humanitarios de la diócesis para ayudar a los desplazados internos. El obispo viste una túnica de color rojo púrpura y el padre Remy lleva una sotana negra de cuerpo entero. Caminando por los pasillos de los edificios que albergan las oficinas de los miembros del Congreso, la pareja llamó respetuosamente la atención. Era evidente que estaban allí por un asunto importante.

Llevaban consigo una prueba contundente, un vídeo producido por el padre Remy en el que se mostraban las desgarradoras emociones de mujeres que habían perdido a miembros de su familia, así como imágenes muy difíciles de ver de cadáveres maltratados en una morgue improvisada, a la intemperie. Ese vídeo demostró ser una poderosa herramienta para transmitir la angustia de la población del estado de Benue y la urgencia de que se haga algo.

Obispo Anagbe

Está claro que el gobierno estadounidense tiene un papel importante que desempeñar. Se están llevando a cabo esfuerzos para volver a designar a Nigeria como País de Especial Preocupación, dada la persecución islamista de los campesinos cristianos; y para nombrar un Enviado Especial a Nigeria o a la región del lago Chad, con el fin de llamar la atención sobre los horrores del terror mortal de los fulani y otras formas de violencia anticristiana.

Estas medidas obligarían al gobierno estadounidense a actuar y ejercerían presión sobre el gobierno nigeriano para frenar la violencia. Tal y como están las cosas, la embajada estadounidense en Nigeria no se ha hecho eco de la situación en Benue. Un enviado podría presionar al Departamento de Estado.

Cuatro congresistas que se reunieron con el obispo Anagbe y el padre Remy —y que se sintieron profundamente conmovidos por el vídeo— expresaron su compromiso de ayudar. El congresista Chris Smith (republicano de Nueva Jersey) está considerando la posibilidad de celebrar una audiencia sobre Nigeria en otoño. Si eso ocurre, el obispo Anagbe podría volver a Washington para dar testimonio.

La iniciativa de celebrar dicha audiencia contará con el apoyo del congresista Michael McCaul (R-TX), presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes. El congresista Andy Harris (R-MD) ofreció la idea de incluir medidas sobre Nigeria en un próximo proyecto de ley de asignaciones. Por último, el representante French Hill (R-AK) anunció que visitaría Makurdi en algún momento del otoño.

Agradecidos por estas importantes perspectivas, el obispo y el padre han regresado a casa para enfrentarse a la sombría realidad de la diócesis de Makurdi, ocupándose de la situación por su cuenta, lejos del Congreso estadounidense.

Sorprendentemente, el obispo Anagbe siguió insistiendo en que está convencido de que el poder de la fe acabará prevaleciendo. También insistió en que la sangre de los mártires es la semilla de la Iglesia. Es evidente que tanto el obispo como el padre Remy no caen en el pesimismo, ni siquiera ante dificultades tan graves.

No hay día en su compañía en el que no se expresen con fuerza su gratitud y se rían a carcajadas. Son dos notables hombres de Iglesia y dos notables representantes de su pueblo.