Nigeria: “Nuestra tierra, ahora, es un charco de sangre”

Compartir esta noticia:

En un mensaje con fecha 1 de octubre, en el marco del 60º aniversario de la independencia de Nigeria del dominio británico, el obispo Matthew Kukah de Sokoto criticó duramente al presidente del país, Mohammadu Buhari, culpándolo por no haber frenado la violencia contínua, gran parte de ella dirigida contra los cristianos.

Obispo Matthew Kukah
Obispo Matthew Kukah (J. Nicholls/ACN)

“¿Dónde están las hijas de Chibok? ¿Dónde está Leah Sharibu? ¿Quiénes son los asesinos financiados que han invadido nuestra tierra? Nuestra tierra, ahora, es un charco de sangre. Sr. presidente, por favor, ponga el reloj en cero antes de que sea demasiado tarde. Rezo por usted para que Dios toque su corazón, para que abrace los ideales de aquellos que vinieron antes que usted. Esta no es la Nigeria con la que soñaban”, dijo el obispo en la declaración enviada a Ayuda a la Iglesia que Sufre.

Con el telón de fondo del asesinato de agricultores cristianos por parte de pastores fulani, en su mayoría musulmanes, el prelado añadió que, violando la Constitución, “el nepotismo se ha convertido en la nueva ideología de este Gobierno. Siguiendo esta ideología, se estima que el presidente ha entregado el 85% de los puestos clave a los musulmanes del norte y se ha asegurado de que los hombres de su religión se aferren a las riendas del poder en las áreas más críticas de nuestra vida nacional; ¡la Asamblea Nacional y las agencias de seguridad!”.

El obispo Kukah acusó: “el presidente ha sido muy diligente y centrado en la búsqueda de una agenda que es claramente ajena a las aspiraciones y esperanzas de nuestro pueblo a través de las líneas religiosas. Nigeria no era nada parecido a esto antes de que él llegara. ¿Cuánto tiempo durará esta mentira antes de que se derrita en nuestras caras? Estamos viviendo una mentira y lo sabemos. En Nigeria, el Gobierno es una empresa criminal, no un llamado al servicio”.

El mensaje completo en recibido por Ayuda a la Iglesia que Sufre puede leerse aquí

—Joop Koopman