Obispo nigeriano: mientras que el Gobierno no actúa, “el número de muertos es abrumador”
EL GOBIERNO DÉBIL Y CORRUPTO de Nigeria es el culpable de que el conflicto se haya salido de control, según un destacado obispo, que ha pedido a la comunidad internacional que ayude a su país a restaurar la ley y el orden. El obispo Matthew Kukah, de la Diócesis de Sokoto, le dijo a Ayuda a la Iglesia que Sufre que el Gobierno no estaba logrando detener la violencia en el país.
Los comentarios del obispo se producen tras el aumento de los ataques de las últimas semanas en el noroeste, incluido el distrito de Sabon Birni, del Estado de Sokoto, cerca de la frontera con Níger, donde fueron masacradas más de 70 personas.
En particular, en el Cinturón Medio del país, los pastores fulani, en su mayoría musulmanes, han estado matando a granjeros cristianos: a 2.000 solo en el año 2018, según algunas estimaciones, y varios cientos desde entonces. Muchos acusan que hay un intento deliberado de islamizar el país. Aunque es una fuerza menos poderosa que la de hace algunos años, Boko Haram continúa atacando a los cristianos.
En una entrevista del 15 de junio de 2020, el obispo Kukah dijo: “Nuestro Gobierno está bastante desbordado. La situación está empeorando y el número de muertos es abrumador. El Gobierno está asumiendo una postura valiente, pero nadie parece tener la menor idea de lo que está pasando”.
Al declarar que gran parte de los asesinatos se centraban ahora en el noroeste de Nigeria, incluida su Diócesis de Sokoto, el obispo Kukah dijo que la comunidad internacional debe trabajar con Nigeria y reunir la voluntad política para erradicar la violencia e imponer el Estado de derecho.
El Obispo Kukah pidió a los Estados Unidos y a otras naciones que actuaran. Dijo: “En lo que respecta a la comunidad internacional, hay mucha hipocresía y falta de voluntad. Claramente, si hay voluntad política, habrá un fin para ello”.
Además, insistió en que la comunidad internacional puede desempeñar un papel importante para detener el suministro de armas a los grupos rebeldes, al decir que, en la actualidad, los servicios de seguridad de Nigeria están “demasiado sobrecargados” para hacer frente a la crisis. Dijo: “Los militares dicen que los responsables de la violencia han sido asesinados, pero no hay pruebas de que esto haya ocurrido. Nos siguen diciendo que los asesinatos se están produciendo en los bosques. El gobierno claramente necesita llevar la lucha a esos lugares, pero no está nada claro que lo estén haciendo”.
El obispo añadió que, si bien la ley y el orden desempeñan un papel clave en el conflicto, el odio religioso y la discriminación son esenciales para comprender las causas profundas. Alegó que muchos musulmanes del país “persisten en su afirmación de que no debe haber separación entre el Estado y la religión y es esto lo que le ha permitido a Boko Haram y otros grupos tratar de imponer su autoridad moral”.
“Es muy difícil para [el presidente nigeriano Muhammadu Buhari] tener la autoridad moral para condenar a Boko Haram si ha decidido que los cristianos vivan en un Estado en el que muchos de los que están en posiciones de poder son musulmanes”. Sin embargo, subrayando la incapacidad de gobernabilidad en gran parte de la región afectada, el obispo dijo: “El 99% de este problema al que nos enfrentamos tiene que ver con la ley y el orden. Estoy convencido de que lo que estamos tratando aquí es una estructura débil y corrupta. Se trata de la incapacidad del Estado para actuar”.
Nigeria es un país prioritario para Ayuda a la Iglesia que Sufre, que ofrece apoyo a los sacerdotes, hermanas, seminaristas y catequistas. La organización también proporciona fondos para la reparación y construcción de edificios de la Iglesia, la educación cristiana y el trabajo de los medios de comunicación, así como ayuda de emergencia para los fieles perseguidos. En 2019, Ayuda a la Iglesia que Sufre asignó casi 1,7 millones de dólares a Nigeria, lo que hizo posible un total de 121 proyectos.
—John Pontifex