Obispo: ‘He perdido la esperanza en la política libanesa, pero tengo esperanza en el pueblo’

Compartir esta noticia:

JULES BOUTROS ES EL OBISPO MÁS JOVEN DEL MUNDO. En esta entrevista con ACN, el obispo habla de los retos a los que se enfrentan los católicos sirios en Líbano, Siria e Irak, y de su decepción con la situación política en un país que sigue luchando por encontrar un gobierno estable, tres meses después de las elecciones.

¿Podría hablarnos un poco de la comunidad sirio-católica en el Líbano?

Nuestra Iglesia es una de las más pequeñas del Líbano y del mundo, en términos de número. Pero es una Iglesia antigua, se fundó en el Líbano en 1782, y desde entonces hemos tenido familias aquí, pero una parte importante de la comunidad llegó después del terrible genocidio de Turquía, en 1915. Ahora hay unas 4.000 familias católicas sirias, principalmente en Beirut y sus alrededores. Somos unos 16.000, de los aproximadamente 140.000 que hay en todo el mundo.

El Líbano tiene un sistema político de base confesional. ¿Se siente la comunidad sirio-católica representada en este sistema?

La verdad es que no. No estamos representados en el Parlamento, y no hay oportunidades para que los sirios o las sirias lleguen a los puestos más altos de los ministerios, el Gobierno o el Parlamento. Cuando nuestros abuelos llegaron al Líbano, nuestros patriarcas les sugirieron que se dedicaran a la economía y al comercio, más que a la política. En consecuencia, nuestra presencia en la política fue siempre muy reducida.

Como obispo encargado de la pastoral juvenil, ¿intentará fomentar el compromiso político entre los jóvenes?

Por primera vez, tres de nuestros jóvenes se presentaron a las elecciones este año. Uno de ellos, Cynthia Zarazir, fue elegido. Fue una experiencia nueva para nosotros. Animamos a nuestros jóvenes a participar en la política porque somos responsables de nuestro país, no solo espiritualmente, sino también políticamente. Cuando hablamos de derecho y justicia, de discriminación, de paz y de desarrollo, debemos participar en la política. Ya no tenemos la visión de nuestros antiguos patriarcas de que solo debemos ocuparnos de los negocios.

Parte del problema del Líbano parece ser la incapacidad de formar un gobierno que funcione. Hace poco hubo elecciones; ¿tiene esperanzas de que las cosas cambien?

Tengo esperanzas en la firme voluntad del pueblo libanés. En la política no tengo tantas esperanzas de que las cosas vayan a ser diferentes. Tras la explosión del puerto de Beirut, durante un tiempo perdí la esperanza en este país. Soy de esa parte de Beirut, y para mí fue terrible escuchar lo que oí y ver lo que vi: ver tu capital, tu país, tu ciudad, destruidos. Ninguno de mis amigos cercanos permanece en el Líbano, todos se fueron después de la explosión.

Obispo Boutros

La explosión de Beirut destruyó la esperanza en mi corazón, en este gobierno y en estos políticos, pero ahí fue donde encontré mi misión, por lo que prefiero quedarme en el Líbano y no irme al extranjero. Las cosas van a ir mejor mañana, pero empezará por la voz del pueblo, de todo el pueblo, porque queremos vivir, y amamos nuestro país, a pesar de todo lo malo que enfrentamos cada día. En eso tengo esperanza, sí.

La mayoría de los sirios de Oriente Medio viven en Irak y Siria. ¿Cómo es la vida para ellos ahora?

La mayoría de nuestros jóvenes intentan salir de Irak y Siria. Les resulta difícil quedarse en Irak, porque han perdido la confianza en su gobierno; han sufrido mucha persecución. Más de 60.000 sirios se vieron obligados a abandonar la llanura de Nínive en una noche. En total, más de 120.000 cristianos se vieron obligados a huir al Kurdistán, y desde allí han ido a Occidente. Un buen número volvió a casa, y eso es una buena señal, porque tenemos una misión en esta parte de Oriente Medio. Pero muchas familias siguen intentando salir.

Las cosas están peor en Siria, porque la guerra continúa. El servicio militar es el mayor problema para nuestros jóvenes, porque hay que servir durante 9 o 10 años. Después de ese tiempo, si vuelves vivo, tienes que empezar de cero. Esto ocurre en toda Siria.

Las cosas también son peores en la zona controlada por los kurdos. Nuestros jóvenes tienen que servir en el ejército kurdo y luego en el sirio. Por eso en Siria es tan raro encontrar hombres jóvenes, todos se van. Después de cinco años en el extranjero, si pagan $8.000 dólares pueden volver sin su servicio militar. Estamos perdiendo toda una generación.

ACN ha estado apoyando a los cristianos en todos estos países. ¿Tiene algún mensaje para los benefactores?

En primer lugar: ¡Gracias! gracias por ayudarnos. Todos somos una familia, un cuerpo de Cristo. También diría que quizá podamos devolver algo a las Iglesias que están mejor, compartiendo con ustedes la riqueza que tenemos, los tesoros que se encuentran en nuestra cultura, nuestra herencia y legado espiritual. Podemos compartir la madurez que hemos adquirido en nuestra vida cotidiana al convivir con los musulmanes, con los drusos, enfrentando la guerra, la muerte, la inestabilidad y todo tipo de persecuciones.

—Filipe d’Avillez