Malawi: ‘Queremos llegar a todas las personas de la diócesis’

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DURANTE UNA VISITA A LA SEDE DE AYUDA A LA IGLESIA EN SITUACIÓN DE QUE SUFRE (ACN), el obispo Martin Mtumbuka, de la diócesis de Karonga, en Malawi, destaca la vitalidad de la Iglesia africana, y habla tanto de los éxitos como de las luchas de la joven diócesis.

Situada en el norte de Malawi, con el gran lago Malawi al este y las montañas al oeste, la diócesis de Karonga se creó en 2010. Sus 24 sacerdotes (17 diocesanos y siete religiosos) atienden a más de 60.000 católicos en un territorio de unos 4.600 km2, más grande que el Líbano, Kosovo o Jamaica.

La principal preocupación del obispo Martin Mtumbuka en esta enorme zona es la evangelización, que sigue siendo muy importante para toda la región. “Debemos asegurarnos de que la gente no nos busque a nosotros, sino que nosotros los busquemos a ellos. Debemos intentar estar lo más cerca posible de ellos”, dice.

La gente no compartirá sus problemas y preocupaciones con alguien que apenas conoce, explica, por lo que la cercanía de los sacerdotes a sus feligreses es clave. Por eso, a pesar de la escasez de sacerdotes cada uno de ellos intenta visitar a todos los de su parroquia al menos una vez al año, y el plan estratégico de la diócesis prevé la presencia constante de un sacerdote a una distancia no superior a 12,5km de cada parroquia de Karonga.

Monseñor Mtumbuka, obispo de la diócesis de Karonga

Pero las distancias no son el único problema, ya que las colinas y las montañas conforman la mayor parte de la diócesis. A los ancianos les resulta difícil subir a las colinas e ir a la iglesia, y los enfermos también necesitan recibir los sacramentos, por lo que el sacerdote debe llegar hasta ellos. Sin embargo, las carreteras de las montañas y los distritos rurales son muy malas y los coches no son siempre la mejor opción, especialmente durante la temporada de lluvias.

“La carretera es tan mala que en algunos casos los sacerdotes se han quedado atascados y han tenido que pasar la noche a la intemperie. No obstante, tenemos que hacer todo lo posible para llegar a nuestros feligreses: si no llegamos por carretera o en coche, lo haremos en moto; si no, en bicicleta; si no, caminando; si no, por radio. Que nadie pueda culparnos por no haberle llevado el mensaje de Cristo. Deberíamos poder decir que fuimos a todas las aldeas”.

Para ayudar a que esto sea posible, y tras una petición del obispo Martin, ACN ayudó a financiar la compra de nueve motocicletas para ayudar en el trabajo pastoral.

La mejora del transporte ayuda, pero, como explica el obispo, la radio sigue siendo la herramienta más poderosa para el esfuerzo catequético en África. La radio Tuntufy FM se creó en 2014, con el apoyo de ACN. La lengua oficial de la diócesis es el tumbuka, pero la población local también utiliza el lambya, el ndali, el nyakyusa y el ngonde, así como varios dialectos. Los sacerdotes intentan utilizar la lengua de la comunidad local, y la radio emite en las tres lenguas principales de la diócesis.

El uso de teléfonos móviles e Internet es muy escaso, pero eso no es obstáculo para la creatividad. Por ejemplo, uno de los misioneros, el padre Federico, siempre lleva un teléfono móvil cuando va a una aldea remota para reunirse con el jefe. Al final de la reunión, le da el teléfono y, a partir de ese día, envía un mensaje diario con un versículo bíblico a cada uno de los jefes con los que se ha reunido, que luego lo comparten con toda la aldea.

La fe del pueblo es profunda y vibrante. Incluso si el sacerdote no puede estar presente, en algunos lugares los lugareños se reúnen para rezar por sí mismos. Cada parroquia cuenta con entre 15 y 60 pequeñas iglesias o capillas. “Cuando una comunidad tan pequeña no tiene un lugar donde reunirse, ellos mismos construyen la iglesia”, explica el obispo Martin. La gente aporta cemento y ladrillos, y colabora como puede en la construcción, pero al no ser profesionales, al poco tiempo muchos de los edificios se derrumban. Para reducir los problemas, la diócesis está adoptando un enfoque unificado, con normas, para construir iglesias y otras infraestructuras parroquiales.

Las grandes distancias y la escasez de sacerdotes y estructuras eclesiásticas exigen la plena participación de los laicos en el ministerio. El obispo Mtumbuka cree que “no se puede encomendar todo al sacerdote. Por ejemplo, no todos los funerales pueden ser presididos por un mismo sacerdote, no es posible en nuestra situación. Por eso, los laicos responsables fueron formados como ministros funerarios. La idea es que los laicos puedan cumplir con todas las responsabilidades que la Iglesia permite. Tenemos que asegurarnos de que las personas reciban una formación muy sólida en materia de catequesis. Queremos tener el mayor número posible de agentes de evangelización”.

Vehículo para apoyar la labor de Radio Tuntufy

Queda mucho camino por recorrer, pero en los 12 años transcurridos desde la creación de la diócesis se ha producido un importante crecimiento de las parroquias, de cinco a 16, y muchos sacerdotes jóvenes se han incorporado a la diócesis, que actualmente cuenta con 28 seminaristas. Algunos sacerdotes estudian en el extranjero para ser futuros educadores y profesores.

La diócesis también se ha beneficiado de la generosidad de los benefactores de ACN, que han hecho posible la realización de más de 100 proyectos de distinto tipo, por un total de casi $1,5 millones de dólares, incluida la construcción de 25 edificios, 12 de los cuales son iglesias.

Ahora, sin embargo, la diócesis de Karonga se enfrenta a un nuevo reto. Al ser una zona rural, la gente solía contribuir al mantenimiento del clero con productos, en lugar de con colectas monetarias. Sin embargo, debido a la invasión rusa de Ucrania, los precios de los alimentos se han duplicado, mientras que el combustible se ha triplicado. Los fertilizantes, que suelen venir de Ucrania y Rusia, son ahora inaccesibles.

La guerra también ha afectado a la actividad de la Iglesia local: “El aceite de cocina solía costar unas 1.000 o 2.000 kwachas [entre $1 y $2 dólares, más o menos], ahora cuesta 9.000 ( $9 dólares). La gente no se lo puede permitir. Y esto lleva a otro problema: muy pronto los sacerdotes dejarán de ser sustentados por su pueblo”, advierte el obispo Martin.

El obispo Martin Mtumbuka concluye su conversación con un mensaje para los benefactores de ACN: “Somos una diócesis joven y estamos muy agradecidos. Intentamos hacer todo lo posible por la salvación de las almas y la gloria de Dios. Es un honor colaborar con quienes ayudan a la Iglesia necesitada. No queremos que la generosidad de las personas que nos apoyan sea en vano, así que intentamos hacer todo lo posible. Y me gustaría asegurarles que rezamos por ellos. Que Dios los bendiga a todos”.

—Padre Jurij Blazejewski