República Centroafricana: El obispo pide oraciones por la paz

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Los grupos rebeldes armados han invadido la ciudad de Bangassou en la República Centroafricana y el obispo local ha pedido ayuda a la comunidad internacional. El obispo Juan José Aguirre habló con Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN Internacional) sobre la situación.

Una coalición rebelde, que acusa al gobierno de haber manipulado las recientes elecciones, ha atacado varias ciudades en las últimas semanas y actualmente controla no sólo Bangassou —donde continúan los combates— sino también gran parte del país.

Monseñor Juan Aguirre (Fundación Bangassou)
Monseñor Juan Aguirre (Fundación Bangassou)

El 3 de enero, los soldados del gobierno lograron contener una sucesión de ataques contra la ciudad del obispo, hasta que finalmente se quedaron sin municiones y huyeron. “Nos dejaron solos, a mi gente y a mí, pero Dios se quedó a nuestro lado”, dijo el obispo. Muchos huyeron a la vecina República del Congo, de la que solo les separa un río. Monseñor dijo a Dios: “Estabas allí en la noche más oscura, aunque estabas durmiendo”.

“Pasamos una noche tranquila aquí en la misión, en una especie de calma tensa, pero entonces un tanque del ejército tripulado por soldados marroquíes de las fuerzas de mantenimiento de la paz de la MINUSCA (la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Centroafricana) estaba estacionada en el barrio”, añade el obispo, que es un religioso comboniano de origen español. La MINUSCA está tratando de calmar la situación trasladando a las fuerzas armadas gubernamentales, a la policía y a otro personal de seguridad a las bases de la MINUSCA, hasta que puedan ser evacuados.

La principal preocupación del obispo Aguirre son los niños y los ancianos. “Ha habido niños heridos por balas perdidas”, dice. “Una bala alcanzó a uno de los niños que huían hacia el Congo, como la espada de Damocles, y nadie pudo saber de dónde había salido. Así que incluso mientras huían, seguía aterrorizándolos la violencia de los atacantes”.

El obispo Aguirre espera que los nuevos “señores y gobernantes” del lugar no derramen sangre de la gente de a pie. Han sido ya muchos años de violencia, muerte y destrucción, cambios de poder e intrigas en el intento de dominar un país rico en minerales y otros recursos, pero cuya población está sumida en la pobreza.

Los nuevos “gobernantes” de Bangassou se autodenominan Coalición de Patriotas por el Cambio (CPC) y están formados por cinco señores de la guerra diferentes que llevan años saqueando el país. Muchos de ellos son extranjeros de Níger, Chad y Sudán. En cuanto al obispo, no le preocupa la política, sino que solo desea poder seguir cumpliendo con su tarea. “¿Cómo se puede mostrar un rostro de ternura amorosa en medio de tanta violencia?”

La misión católica, uno de los pocos enclaves que ha conseguido mantenerse segura a pesar de la violencia y los combates de los últimos días, ha acogido a muchos niños huérfanos. “Son inocentes”, dice el obispo. “Cuando les miras a los ojos, no saben nada de rebeldes, mercenarios, luchas de poder… Simplemente oyen los disparos y el ruido de los combates y están muy asustados”. La misión también gestiona un centro para ancianos en otra parte de la ciudad.

El obispo Aguirre está muy preocupado por unos 50 ancianos, muchos de los cuales sufren demencia. “Siempre son los más vulnerables los que pagan el precio”, dice. “Nuestros sacerdotes y religiosos siguen trabajando aquí, cada uno en su sitio, dando todo lo que tienen, viviendo entre la gente y compartiendo estos momentos de adversidad. Hay muchas personas traumatizadas que necesitan ser ayudadas, y detrás de cada una sufre el mismo Cristo. Por favor, recen por la paz y por mi pueblo”.

Después de tantos combates entre el gobierno y numerosos grupos de milicianos y mercenarios entre 2013 y 2019, las numerosas masacres, abusos y saqueos infligidos a la población civil , la República Centroafricana parecía empezar a moverse en aguas más tranquilas en 2020. Pero ahora la corta paz ha terminado: “Estábamos trabajando en tantos hermosos proyectos de reconstrucción en el país. Ahora vamos a tener que empezar de nuevo en muchos de ellos, pero nuestra medida del tiempo no es la medida del tiempo de Dios”.

El año pasado, ACN apoyó 22 proyectos diferentes en las seis diócesis de la República Centroafricana, sobre todo con la forma de apoyo básico para el ministerio de sacerdotes y religiosos y ayuda para la formación de sus seminaristas.

—Maria Lozano