Sacerdote de Mauricio: “El Papa Francisco unificará el mosaico que compone nuestra isla”

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CUANDO VISITE Isla Mauricio, el 9 de septiembre, en su camino a casa desde Madagascar, el Papa Francisco será el segundo Papa en pisar la nación isleña, 30 años después de San Juan Pablo II. El Pontífice se reunirá no solo con cristianos, sino también con hindúes y musulmanes.

Logotipo de la visita papal a Mauricio

La isla de Mauricio es un pequeño país de unas 453 millas cuadradas, alrededor de un cuarto del tamaño de la isla de Córcega, pero con 4 veces el número de habitantes. Es inusual en el sentido de que no tiene población indígena, pero está habitada actualmente por africanos, europeos e indios. La composición religiosa del país también refleja esta diversidad étnica, incluyendo cristianos, musulmanes, budistas e hindúes. Es una mezcla de diferentes características que hace que sea un lugar notable donde las comunidades locales viven generalmente en armonía, para el evidente deleite del padre Alexis Wiehe, nativo de la isla que actualmente está a cargo de la parroquia de la catedral en Toulon, Francia, pero que volverá a la isla en septiembre.

“Hay algunas tensiones a veces, ciertamente, pero en general nos llevamos bien”, insiste el sacerdote. “Nuestra pequeña sociedad isleña podría incluso ser citada como un ejemplo de relaciones amistosas entre las diferentes comunidades de fe”, añade.

Las tensiones entre las distintas confesiones religiosas eran fuertes en la época en que el país obtuvo su independencia, el 12 de marzo de 1968. “Durante ese difícil momento, la Iglesia católica actuó como una fuerza de reconciliación. Y en ese momento, como lo hace hoy en día, jugó un papel destacado en el país”, dice el padre Wiehe. Sin embargo, los católicos son una minoría, ya que representan alrededor de un cuarto de la población de casi 1,3 millones, y la influencia de la Iglesia está disminuyendo. Hay una crisis de vocaciones religiosas y, con la excepción de algunas nuevas comunidades como Chemin Neuf, que se estableció hace unos 25 años y que sigue creciendo en el país, la Iglesia católica está en declive.

Vista de Isla Mauricio

“El pueblo mauriciano no ha dejado de ser religioso, pero su religión está siendo atacada”, explica el padre Alexis. Los cristianos, la mayoría de origen criollo, están profundamente imbuidos de vudú. Creen en el poder de la brujería y esto influye fuertemente en la manera en que practican su fe, que se mezcla con el miedo a los malos espíritus y con las supersticiones.

En el contexto de esta situación difícil, la visita del Papa Francisco ha despertado muchas esperanzas. Él atraerá a la gente, mucho más allá de la comunidad católica. “Toda nuestra isla se honra con su visita. El Papa unificará el mosaico que compone nuestra isla”, insiste el padre Alexis. De hecho, el lunes 9 de septiembre será declarado día festivo, para que todos puedan participar en el evento.

Padre Alexis Wiehe

La fecha elegida por el Santo Padre para su visita tendrá una resonancia especial. Es el día de la Fiesta del Beato Padre Jacques-Désiré Laval. Este padre espiritual (Congregación del Espíritu Santo) fue la primera persona en ser beatificada por el Papa Juan Pablo II, en 1979, y es considerado como el gran misionero de la isla. Al llegar aquí en 1841, inmediatamente se puso a aprender criollo y también redactó un pequeño catecismo en el idioma local. Llevó el Evangelio a los antiguos esclavos que habían sido liberados recientemente por el Gobierno británico y viajó incansablemente en burro a las chozas y barracas más pobres, vestido con su gastada y repetidamente remendada sotana. Murió en 1864. Todavía se lo celebra cada año en grandes procesiones, cuyo atractivo va más allá de la comunidad católica. En 2019, estas procesiones tendrán lugar los días 7 y 8 de septiembre, para no entrar en conflicto con el evento principal, que será la misa al aire libre que celebrará el Papa Francisco en Port Louis, la capital de la isla.

—Thomas Oswald