Todo el mundo tiene familia en Jartum (Sudán)

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Sudán y Sudán del Sur libraron una larga guerra civil antes de separarse en 2011. Sin embargo, casi todos los sursudaneses tienen familiares que viven en Jartum, la capital de Sudán, sacudida por un violento conflicto entre facciones militares que representan a distintos grupos políticos.La Iglesia católica de Sudán del Sur se está preparando para acoger a los refugiados del conflicto.

Al menos 500 personas han muerto y miles han huido a otros países, como Etiopía, Egipto, Chad y Sudán del Sur.

El obispo de Wau, en Sudán del Sur, ha escrito a los fieles de su diócesis pidiéndoles que se preparen para acoger a los refugiados. “El obispo nos ha pedido que ayudemos a nuestros hermanos de Jartum”, explica la hermana Beta Almendra a Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN). “Nos dirigió la petición a todos: sacerdotes, religiosos y laicos. El mensaje es de solidaridad con Jartum y su pueblo”.

“Hemos organizado tres colectas especiales en las misas. Se pide a todos los fieles laicos que contribuyan. Recogeremos el dinero y lo enviaremos a Jartum en la primera semana de junio, para poder ofrecer una ayuda real a las personas que se quedaron en el país, o a las que deben salir”, explica un misionero comboniano portugués que vive en Sudán del Sur desde hace varios años.

Sudán, de mayoría musulmana, y Sudán del Sur, cristiano, formaban un solo país, pero se separaron en 2011 tras décadas de guerra civil. Pero los países y sus poblaciones siguen teniendo mucho en común. “Cuando decimos que Sudán del Sur es el país más joven del mundo, es porque no se independizó hasta 2011. Pero la gente es la misma que antes, y todos tienen parientes en Jartum. Les preguntamos constantemente cómo están, si han conseguido salir del país y si pueden llegar a Sudán del Sur”, explica la hermana Beta.

 

Como ocurre en la mayoría de las guerras, los pobres han sufrido de forma desproporcionada, ya que carecen de medios para garantizar su seguridad. “Cualquiera que tuviera dinero o algunos ahorros conseguía salir en coche o en avión. Todos los demás tuvieron que salir a pie, y pueden tardar meses en llegar a lugares seguros como Wau, donde les esperamos y estamos preparados para acogerles.” Además del peligro del conflicto en Sudán y del desafío físico que supone un largo viaje, existen otros riesgos para los refugiados. “A muchos de los que están en el camino les roban. La mayoría ya ha tenido que dejarlo todo atrás, pero incluso lo poco que han conseguido traer se lo roban. Es un viaje muy difícil, y están dejando un país con muchos, muchos problemas”, dijo el misionero a ACN.

Se calcula que unas 50.000 personas ya han cruzado la frontera entre los dos países, pero todavía no han llegado muchas a Wau. “Todavía no tenemos campos de refugiados, porque la gente viene sobre todo a pie y avanza lentamente, pero seguramente empezarán a llegar [pronto]”, dijo la hermana Beta Almendra.

Paulo Aido